INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo IV
DIVERSAS FORMAS DE
CELEBRAR LA MISA
IV. ALGUNAS NORMAS MÁS
GENERALES
PARA TODAS LAS FORMAS DE MISA
Veneración del altar
y del Evangeliario
273. Según la costumbre tradicional, la
veneración del altar y del Evangeliario se cumple con el beso.
Sin embargo, donde este signo no concuerda con las tradiciones o
la índole de alguna región, corresponde a la Conferencia de los
Obispos determinar otro signo en lugar de éste, con el
consentimiento de la Sede Apostólica.
Genuflexión e
inclinación
274. La genuflexión, que se hace
doblando la rodilla derecha hasta la tierra, significa
adoración; y por eso se reserva para el Santísimo Sacramento,
así como para la santa Cruz desde la solemne adoración en la
acción litúrgica del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta
el inicio de la Vigilia Pascual.
En la Misa el sacerdote que celebra hace
tres genuflexiones, esto es: después de la elevación de la
Hostia, después de la elevación del cáliz y antes de la
Comunión. Las peculiaridades que deben observarse en la Misa
concelebrada, se señalan en sus lugares (cfr. núms. 210-251).
Pero si el tabernáculo con el Santísimo
Sacramento está en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y
los otros ministros hacen genuflexión cuando llegan al altar y
cuando se retiran de él, pero no durante la celebración misma de
la Misa.
De lo contrario, todos los que pasan
delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión, a no ser que
avancen procesionalmente.
Los ministros que llevan la cruz
procesional o los cirios, en vez de la genuflexión, hacen
inclinación de cabeza.
275. Con la inclinación se significa la
reverencia y el honor que se tributa a las personas mismas o a
sus signos. Hay dos clases de inclinaciones, es a saber, de
cabeza y de cuerpo:
a) La inclinación de cabeza se hace
cuando se nombran al mismo tiempo las tres Divinas Personas,
y al nombre de Jesús, de la bienaventurada Virgen María y
del Santo en cuyo honor se celebra la Misa.
b) La inclinación de cuerpo, o
inclinación profunda, se hace: al altar, en las oraciones
Purifica mi corazón y Acepta, Señor, nuestro corazón
contrito; en el Símbolo, a las palabras y por obra
del Espíritu Santo o que fue concebido por obra y
gracia del Espíritu Santo; en el Canon Romano, a las
palabras Te pedimos humildemente. El diácono hace la
misma inclinación cuando pide la bendición antes de la
proclamación el Evangelio. El sacerdote, además, se inclina
un poco cuando, en la consagración, pronuncia las palabras
del Señor.