INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo V
DISPOSICIÓN Y ORNATO DE LAS IGLESIAS
PARA LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA
I.
PRINCIPIOS GENERALES
288. Para celebrar la Eucaristía el pueblo
de Dios se congrega generalmente en la iglesia, o cuando no la
hay o es muy pequeña, en otro lugar apropiado que, de todas
maneras, sea digno de tan gran misterio. Las iglesias, por
consiguiente, y los demás lugares, sean aptos para la
realización de la acción sagrada y para que se obtenga una
participación activa de los fieles. Los mismos edificios
sagrados y los objetos destinados al culto divino sean, en
verdad, dignos y bellos, signos y símbolos de las realidades
celestiales.[108]
289. De ahí que la Iglesia busca
continuamente el noble servicio de las artes y acepta las
expresiones artísticas de todos los pueblos y regiones.[109]
Más aún, así como desea vivamente conservar las obras y los
tesoros de arte dejados en herencia por los siglos pretéritos[110]
y también, en cuanto es necesario, adaptarlos a las nuevas
necesidades, trata de promover las nuevas formas de arte acordes
con la índole cada época.[111]
Por eso, al escoger e instruir a los
artistas y también al elegir las obras destinadas a las
iglesias, búsquese un preeminente valor artístico que alimente
la fe y la piedad y que responda de manera auténtica al sentido
y al fin para el cual se destinan.[112]
290. Todas las iglesias serán dedicadas o,
por lo menos, bendecidas. Sin embargo, las catedrales y las
iglesias parroquiales serán dedicadas con rito solemne.
291. Para la recta construcción,
restauración y adaptación de los edificios sagrados, todos los
interesados deben consultar a la Comisión Diocesana de Sagrada
Liturgia y de Arte Sagrado. Y el Obispo diocesano usará el
consejo y la ayuda de dicha Comisión siempre que se trate de dar
normas sobre este particular, de aprobar los planos para la
construcción de nuevos edificios o de dar juicio sobre
cuestiones de alguna importancia en esta materia.[113]
292. El ornato de una iglesia contribuya a
su nobleza y simplicidad, más que a la suntuosidad. Sin embargo,
en la selección de los elementos que tienen que ver con el
ornato, procúrese la autenticidad y que sirvan para instruir a
los fieles y para dar dignidad a todo el lugar sagrado.