INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo IV
DIVERSAS FORMAS DE
CELEBRAR LA MISA
IV. ALGUNAS NORMAS MÁS
GENERALES
PARA TODAS LAS FORMAS DE MISA
Las purificaciones
278. Siempre que algún fragmento de la
Hostia se haya adherido a los dedos, sobre todo después de la
fracción o de la Comunión de los fieles, el sacerdote debe
limpiar los dedos sobre la patena y, o según la necesidad,
lavarlos. Del mismo modo, deben recogerse los fragmentos que
hubiera fuera de la patena.
279. Los vasos sagrados son purificados
por el sacerdote, o por el diácono o por el acólito instituido,
después de la Comunión o después de la Misa, en cuanto sea
posible en la credencia. La purificación del cáliz se hace con
agua o con agua y vino, que tomará el mismo que purifica. La
patena, como de costumbre, límpiese con el purificador.
Préstese atención a que lo que quizás
quedare de la Sangre de Cristo después de la distribución de la
Comunión, se beba inmediata e íntegramente en el altar.
280. Si se cae la Hostia o alguna
partícula, recójase con reverencia; pero si se derrama algo de
la Sangre del Señor, lávese con agua el lugar donde hubiere
caído y, después, viértase esta agua en el “sacrarium” (o
piscina) colocado en la sacristía.