INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo IV
DIVERSAS FORMAS DE
CELEBRAR LA MISA
IV. ALGUNAS NORMAS MÁS
GENERALES
PARA TODAS LAS FORMAS DE MISA
Comunión bajo las dos
especies
281. Cuando la sagrada Comunión se hace
bajo las dos especies el signo adquiere una forma más plena. De
esta forma, en efecto, el signo del banquete eucarístico
resplandece más perfectamente y expresa más claramente la
voluntad divina con que se ratifica la Alianza nueva y eterna en
la Sangre del Señor, así como también la relación entre el
banquete eucarístico y el banquete escatológico en el reino del
Padre.[105]
282. Procuren los sagrados pastores
recordar, de la mejor manera posible, a los fieles que
participan en el rito o que intervienen en él, la doctrina
católica sobre las formas de distribución de la sagrada
Comunión, según el Concilio Ecuménico Tridentino. En primer
lugar, recuerden a los fieles que la fe católica enseña que
también bajo una sola de las dos especies se recibe a Cristo
todo e íntegro y el verdadero Sacramento; y que, por
consiguiente, en lo tocante a su fruto, no se priva de ninguna
gracia necesaria para la salvación a quienes sólo reciben una de
las especies.[106]
Enseñen además, que en la administración
de los Sacramentos, dejando intacto lo que constituye su
sustancia, la Iglesia tiene la facultad para determinar o
cambiar aquello que juzgue más conveniente para su veneración o
para la utilidad de quienes los reciben, según la diversidad de
las circunstancias, tiempos y lugares.[107]
Y en el mismo sentido, exhorten a los fieles para que se
interesen por participar más intensamente en el sagrado rito, en
el cual resplandece de manera más plena el signo del banquete
eucarístico.
283. La Comunión bajo las dos especies
se permite, además de los casos expuestos en los libros
rituales:
a) a los sacerdotes que no pueden
celebrar o concelebrar el sacrificio;
b) al diácono y a los demás que
desempeñan algún ministerio en la Misa;
c) a los miembros de las comunidades
en la Misa conventual o en la denominada “de comunidad”, a
los alumnos de los seminarios, a todos los que se dedican a
los ejercicios espirituales o participan en una reunión
espiritual o pastoral.
El Obispo diocesano puede establecer
para su diócesis las normas acerca de la Comunión bajo las dos
especies, que también han de observarse en las iglesias de los
religiosos y en pequeños grupos. A este mismo Obispo se da la
facultad de permitir la Comunión bajo las dos especies cuantas
veces esto le parezca oportuno al sacerdote, al cual, como
pastor propio le está encomendada la comunidad, con tal de que
los fieles estén bien instruidos y que esté ausente todo peligro
de profanación del Sacramento, o que el rito se torne más
dificultoso por la multitud de participantes, o por otra causa.
En cuanto al modo de distribuir a los
fieles la sagrada Comunión bajo las dos especies y a la
extensión de la facultad, las Conferencias de Obispos pueden dar
normas, una vez aprobadas las disposiciones por la Sede
Apostólica.
284. Cuando se distribuye la Comunión
bajo las dos especies:
a) el diácono, como de costumbre,
sirve con el cáliz o, en su ausencia, un presbítero o
también un acólito ritualmente instituido u otro ministro
extraordinario de la sagrada Comunión; o un fiel, a quien,
en caso de necesidad, se le confía este ministerio “ad actum”;
(para esta ocasión;)
b) lo que quizás quede de la Sangre
de Cristo, es bebido en el altar por el sacerdote o por el
diácono, o por el acólito ritualmente instituido, quien
sirvió con el cáliz y que también purifica, seca y arregla
los vasos sagrados de la manera acostumbrada.
A los fieles, que quizás quieran
comulgar solo bajo la especie de pan, déseles la sagrada
Comunión de esta forma.
285. Para distribuir la sagrada Comunión
bajo las dos especies, prepárese:
a) un cáliz de suficiente capacidad
o varios cálices si la Comunión se hace bebiendo
directamente del cáliz, pero previendo siempre prudentemente
que al final de la celebración no quede de la Sangre de
Cristo más de lo que es prudente para ser bebida.
b) Si se hace por intinción, las
hostias no sean demasiado delgadas ni demasiado pequeñas,
sino de un espesor mayor que el de costumbre, para que las
hostias mojadas en parte con la Sangre del Señor puedan ser
cómodamente distribuidas.
286. Si la Comunión de la Sangre del
Señor se hace bebiendo del cáliz, quien va a comulgar, después
de haber recibido el Cuerpo de Cristo, pasa al ministro del
cáliz y permanece de pie ante él. El ministro le dice: La
Sangre de Cristo; quien va a comulgar responde: Amén;
y el ministro le entrega el cáliz, para que lo lleve a la boca
el mismo que va a comulgar, con sus manos. El que va a comulgar
bebe un poco del cáliz, lo devuelve al ministro y se retira; el
ministro limpia el borde del cáliz con el purificador.
287. Si la Comunión del cáliz se hace
por intinción, quien va a comulgar, teniendo la patena debajo de
la boca, se acerca al sacerdote, quien sostiene el vaso con las
sagradas partículas y a cuyo lado se sitúa el ministro que
sostiene el cáliz. El sacerdote toma la Hostia, moja parte de
ella en el cáliz y, mostrándola, dice: El Cuerpo y la Sangre
de Cristo; quien va a comulgar responde: Amén, recibe
del sacerdote el Sacramento en la boca, y en seguida se retira.