PRESENTACIÓN
Durante
los domingos de Pascua, en la segunda lectura, vamos a ir
proclamando textos del Apocalipsis de San Juan.
Con
ellos vamos a entrar en contacto con uno de los libros más
interesantes del Nuevo Testamento.
Libro
difícil a primera vista, malinterpretado a lo largo de los
siglos, utilizado para apoyar cosas que no quiere decir,
bien entendido es un libro de gran riqueza en su mensaje.
La
palabra Apocalipsis significa "revelación", es
decir, "retirar el velo". Juan quiere descubrirnos
el misterio del mundo, misterio escondido a nuestros ojos.
Como se trata de revelarnos lo que nuestros ojos no pueden
ver espontáneamente, el libro se presenta en forma de
visiones. En el pasaje de hoy aparece cinco veces el verbo
"ver".
El
nombre de Apocalipsis, desgraciadamente, no ha tenido mucha
suerte; a veces se ha utilizado para asustar. Pero, dentro
de su forma y estilo, el Apocalipsis, como los demás libros
del Nuevo Testamento, es una Buena Noticia. Toda la Biblia
nos revela el proyecto del amor de Dios para con el hombre.
Los
Apocalipsis son un género literario peculiar; pero, como
los demás libros de la Biblia, no tienen otro mensaje que
el amor de Dios y la victoria del amor sobre todas las
formas del mal.
Una
de las dificultades con las que nos encontramos en la
lectura de esta literatura apocalíptica son las visiones,
con frecuencia fantásticas y difíciles de descifrar, al
menos para nosotros; sus destinatarios sí las entendían
por la situación en la que se encontraban.
¿Por
qué hablar en forma de visiones? ¿Por qué no hablar
claro?
El
Apocalipsis de San Juan, como todos los libros del mismo
género, se escribió en tiempos de persecución: "Yo,
Juan, vuestro hermano y compañero de la tribulación... me
encontraba en la isla llamada Patmos, por causa de la
Palabra de Dios y del testimonio de Jesús". Juan no ha
ido a Patmos de turismo, ha sido confinado allí.
Durante
la persecución, un apocalipsis es un escrito que circula
bajo mano para animar a los perseguidos.
El
tema central es la victoria de los que en ese momento son
perseguidos y están oprimidos. En síntesis de afirma:
aparentemente habéis sido vencidos, os han aplastado,
perseguido y eliminado y vuestros perseguidores han
triunfado. No perdáis el ánimo, Cristo ha vencido al
mundo; Él es el vencedor, ha vencido a la muerte. Las
fuerzas del mal no pueden contra vosotros, están vencidas.
Cristo es el verdadero rey.
Lógicamente
este discurso no puede hacerse de manera muy explícita, ya
que si el mensaje llega a los perseguidores, el peligro es
grande. Por lo tanto, se cuentan historias de otras épocas,
se ponen números encriptados, se cambian nombres, se traen
visiones fantasmagóricas... todo para desalentar la lectura
de los no iniciados. Así, por ejemplo, San Juan habla de
Babilonia y la llama "la gran prostituída" .
Quienes saben leer entre líneas, entienden que se trata de
Roma. En el Antiguo Testamento tenemos el libro de Daniel,
prototipo de este género literario,. Escrito hacia el 165
a.C. para animar a los perseguidos por Antíoco Epífanes.
El libro de Daniel no se enfrenta directamente; narra los
episodios de heroísmo de aquellos judíos fieles bajo la
persecución de Nabucodonosor cuatrocientos años antes. A
primera vista, una lección de historia; pero para quienes
sabían leer entre líneas, el mensaje estaba claro
Así,
el mensaje del Apocalipsis de San Juan es sencillo de
entender, a pesar del difícil género literario: las
fuerzas del mal podrán desencadenarse, pero no
prevalecerán para siempre. Al contrario, la victoria es de
Dios y de aquellos que le han sido fieles.
El
Apocalipsis de san Juan, formando parte del Nuevo
Testamento, nos indica que el personaje central del mismo es
Cristo: él es el centro de todas las visiones.
En
la lectura de este domingo, se habla de promesas cumplidas,
de la era de la salvación, anunciada por los profetas y
realizada por Cristo. El proyecto de Dios se ha realizado.
La
promesa hecha a Abraham de una descendencia numerosa como
las estrellas, como la arena de las playas, ya está ahí,
delante del trono y del Cordero: "una muchedumbre
inmensa que nadie podía contar".
El
anuncio de Isaías: "Todo hombre verá la salvación de
Dios", se hace realidad.
Esta
multitud está con las palmas en las manos celebrando el
triunfo del Mesías, la liberación. Ya se acabaron los
éxodos, las marchas por el desierto, la provisionalidad de
las tiendas.
Esta
multitud ha sido incorporada por el Bautismo a la muerte y
resurrección de Cristo. La vestidura blanca del Bautismo ha
sido blanqueada en la sangre del Cordero.
Todo
llega a su plenitud y Dios estará en medio de los suyos; el
Cordero será el Pastor: los acompaña y no pasarán ni
hambre ni sed, estarán protegidos del sol y del calor del
desierto y les lleva a fuentes de agua fresca y abundante,
como decía Isaías (Is 49, 10)
Han
llegado los tiempos nuevos en los que lo que se esperaba, se
hace presente: ya no habrá más llanto, ni luto, ni dolor
porque "Dios enjugará las lágrimas de sus ojos".
En
Jesucristo se han cumplido todas las esperanzas anunciadas
desde antiguo: por el Bautismo y la Eucaristía, la
humanidad participa de la vida del Resucitado y entra
definitivamente en la intimidad de Dios.
DEL
LIBRO DEL APOCALIPSIS
7,
9. 14b-17
El
Cordero será su pastor, y los conducirá
hacia fuentes de aguas vivas
Yo, Juan,
vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría
contar, de toda nación, raza, pueblo y
lengua, de pie delante del trono y del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con
palmas en sus manos.
Y uno de
los ancianos me dijo:
- "Éstos
son los que vienen de la gran tribulación:
han lavado y blanqueado sus vestiduras en la
sangre del Cordero.
Por eso
están ante el trono de Dios, dándole culto día
y noche en su templo.
El que se
sienta en el trono acampará entre ellos.
Ya no
pasarán hambre ni sed, no les hará daño el
sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está
delante del trono será su pastor, y los
conducirá hacia fuentes de aguas vivas.
Y Dios
enjugará las lágrimas de sus ojos."
Palabra
de Dios
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