"MALOS
PASTORES Y EL BUEN PASTOR"
Cuando
vemos estampas del Buen Pastor, casi siempre nos
presentan un Jesús acaramelado, en unos paisajes
idílicos, fijándose en lo que dice el Evangelio de
que llevará a sus ovejas a buenos pastos y a fuentes de
agua fresca.
Pero
para comprender más ampliamente lo que quiso decir
Jesús, hay que fijarse en el contexto en el que habló
del Buen Pastor. Nos daremos cuenta que el ambiente no
es tan idílico y acaramelado, al contrario, se
encuentra en una polémica entre Jesús y los fariseos.
Primero
ha curado a un ciego de nacimiento, al que expulsan de
la sinagoga cuando les dice a los dirigentes judíos que
Jesús es un hombre de Dios. Después, Jesús acogerá
al ciego entre los suyos.
En
este ambiente de rechazo de Jesús, él habla de los
pastores.
El
Antiguo Testamento aplicaba el título de pastor a los
reyes, a los sacerdotes, a los maestros, a los jefes del
pueblo.
El
pueblo de Dios, Israel, es el rebaño y sus jefes, los
pastores que deberían haber cuidado de él.
Jesús
denuncia que los jefes de Israel, tanto en lo religioso
como en lo social y en lo político, ya que todo iba
unido, actúan como ladrones y bandidos, no entran en el
aprisco por la puerta sino saltando las tapias; denuncia
a los que toman el poder con malas artes, los que
imponen su autoridad por la fuerza; denuncia a los que,
en lugar de servir al rebaño, se sirven de él para sus
intereses y negocios, para enriquecerse, para traficar
con sus influencias; denuncia a aquellos pastores, a
aquellos jefes, que no quieren a sus ovejas, que las
maltratan, que son como los asalariados que, cuando ven
venir al lobo, huyen y las abandonan a su suerte.
Y
hablará del Buen Pastor, que va delante de las ovejas,
que las conoce por su nombre, que ellas conocen su voz y
le siguen; el buen pastor da la vida por las ovejas y a
ellas les da vida eterna. Él es el Buen Pastor.
Esta
denuncia de los malos pastores, de los malos jefes, y el
presentarse Jesús como el Buen Pastor, no acabó de
forma idílica como en las estampas; dice el Evangelio
de San Juan: "Los dirigentes judíos cogieron
piedras para apedrearlo".
Siempre
hay jefes, en lo social, en lo político, en lo
religioso, que actúan como malos pastores. Todos los
días salen escándalos. Al final, las que salen
perjudicadas son las ovejas, es decir, los ciudadanos,
el pueblo, a los que llenan de promesas; les siguen y,
después, los abandonan a su suerte. No sirven a la
ciudadanía, se sirven de ella.
Jesús
no es sólo el Buen Pastor que da la vida por las
ovejas, que les da vida eterna. Jesús es también el
que denuncia a los falsos y a los malos pastores.
Nosotros
somos su pueblo y ovejas de su rebaño; no debemos
abandonarle por las promesas de falsos pastores.