LA
IGLESIA VIVE DE LA
EUCARISTÍA
CARTA ENCÍCLICA
ECCLESIA DE EUCHARISTIA
DEL SUMO PONTÍFICE
SAN JUAN PABLO II
A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS
SOBRE LA EUCARISTÍA
EN SU RELACIÓN CON LA IGLESIA
CAPÍTULO II
LA EUCARISTÍA EDIFICA LA
IGLESIA
23. Con la comunión eucarística la Iglesia
consolida también su unidad como cuerpo de Cristo. San Pablo se
refiere a esta eficacia unificadora de la participación
en el banquete eucarístico cuando escribe a los Corintios: « Y
el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos,
pues todos participamos de un solo pan » (1 Co 10,
16-17). El comentario de san Juan Crisóstomo es detallado y
profundo: « ¿Qué es, en efecto, el pan? Es el cuerpo de Cristo.
¿En qué se transforman los que lo reciben? En cuerpo de Cristo;
pero no muchos cuerpos sino un sólo cuerpo. En efecto, como el
pan es sólo uno, por más que esté compuesto de muchos granos de
trigo y éstos se encuentren en él, aunque no se vean, de tal
modo que su diversidad desaparece en virtud de su perfecta
fusión; de la misma manera, también nosotros estamos unidos
recíprocamente unos a otros y, todos juntos, con Cristo ».(42)
La argumentación es terminante: nuestra unión con Cristo, que es
don y gracia para cada uno, hace que en Él estemos asociados
también a la unidad de su cuerpo que es la Iglesia. La
Eucaristía consolida la incorporación a Cristo, establecida en
el Bautismo mediante el don del Espíritu (cf. 1 Co 12,
13.27).
La acción conjunta e inseparable del Hijo y
del Espíritu Santo, que está en el origen de la Iglesia, de su
constitución y de su permanencia, continúa en la Eucaristía.
Bien consciente de ello es el autor de la Liturgia de
Santiago: en la epíclesis de la anáfora se ruega a Dios
Padre que envíe el Espíritu Santo sobre los fieles y sobre los
dones, para que el cuerpo y la sangre de Cristo « sirvan a todos
los que participan en ellos [...] a la santificación de las
almas y los cuerpos ».(43)La
Iglesia es reforzada por el divino Paráclito a través la
santificación eucarística de los fieles.