PRESENTACIÓN
Es un salmo-real: la escena se desarrolla en la "sala
del Trono" del palacio real de Jerusalén, que se eleva a
la "derecha" del Templo cuando uno mira hacia el
Oriente. Después de la ceremonia religiosa (la Unción)
que tiene lugar en el Templo, viene la entronización
mediante un ritual preciso, como el de cualquier corte
Oriental: En nombre de Dios, un profeta invita al nuevo
rey a "sentarse en su trono"... En los escalones, hay
guerreros esculpidos sobre los cuales pasa el rey,
pisándolos simbólicamente (los museos de todo el mundo
poseen muestras de estas "¡escalinatas reales!")...
Luego, se "sienta solemnemente, y el profeta le entrega
el cetro, insignia de mando militar y político... Luego
recibe su título prestigioso:" "Tú eres el hijo de
Dios", engendrado antes que la aurora, porque "tu
generación es eterna, en el pensamiento de Dios desde
toda la eternidad" (este título de "hijo de Dios" hace
parte de la ideología real de todo el Medio Oriente:
Egipto, Persia, Asiria)... Y para terminar la investidura, el
joven rey es constituido sacerdote (todo rey en Oriente
era al mismo tiempo sacerdote, con la función de
ofrecer los sacrificios)... Finalmente, el profeta
presagia victorias para el nuevo rey: el será juez, el
"justiciero" que destruirá a los malvados.
Como ya se ha dicho, los salmos de este tipo no
acompañaban necesariamente una entronización efectiva
(la realeza duró muy poco tiempo en Israel); se trata
más bien de un "revestimiento" simbólico, de una especie
de "parábola" para evocar y desear la venida del
Rey-Mesías que Dios enviaría a su pueblo: es la espera
mesiánica de Israel, la que se expresa en este canto,
mediante imágenes de intensa poesía
(SALMO 109)
R/
TÚ ERES SACERDOTE ETERNO, SEGÚN EL RITO DE MELQUISEDEC.
Oráculo
del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
R/
TÚ ERES SACERDOTE ETERNO, SEGÚN EL RITO DE MELQUISEDEC.
Desde
Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
R/
TÚ ERES SACERDOTE ETERNO, SEGÚN EL RITO DE MELQUISEDEC.
«Eres
príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
R/
TÚ ERES SACERDOTE ETERNO, SEGÚN EL RITO DE MELQUISEDEC.
El
Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.»
R/
TÚ ERES SACERDOTE ETERNO, SEGÚN EL RITO DE MELQUISEDEC.
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