PRESENTACIÓN
"El
Señor es mi Pastor, nada me falta"
Jesús
había hablado de los malos pastores, de los
asalariados, de los que abandonan el rebaño, de
aquellos a quienes no les importan las ovejas: que dejan
que se pierdan, que se despeñen o que se las coman los
lobos.
Reyes,
sacerdotes y profetas, actuaron como malos pastores.
El
que nunca falló a su pueblo, el que se mantuvo fiel a
sus promesas, fue el Señor.
Con
él nada les faltó: ni verdes praderas, ni fuentes
tranquilas.
Él
los guía por buenos senderos; no va a dejar que ninguno
se despeñe, ni se pierda; con él vamos tranquilos y
sin miedos.
¿Qué
puedo temer de los enemigos si tú vas conmigo, si tú
me has marcado como propiedad tuya y nada me falta?
Eres
un buen pastor preocupado por cada uno, contigo estamos
seguros en el camino de la vida. Por eso no quiero dejar
de formar parte de los tuyos, de tu rebaño; quiero
habitar en tu casa para siempre.
"El
Señor es mi Pastor, nada me falta"
SALMO
22
El
Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi
pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R. El
Señor es mi pastor, nada me falta.
Me guía por el
sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
R. El
Señor es mi pastor, nada me falta.
Preparas una
mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
R. El
Señor es mi pastor, nada me falta.
Tu bondad y tu
misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R. El
Señor es mi pastor, nada me falta. |
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