PRESENTACIÓN
1. El salmo 32, dividido en 22
versículos, tantos cuantas son las letras del alfabeto
hebraico, es un canto de alabanza al Señor del universo
y de la historia. Está impregnado de alegría desde sus
primeras palabras: "Aclamad, justos, al Señor, que
merece la alabanza de los buenos. Dad gracias al Señor
con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez
cuerdas; cantadle un cántico nuevo, acompañando los
vítores con bordones" (vv. 1-3). Por tanto, esta
aclamación (tern'ah)
va acompañada de música y es expresión de una voz
interior de fe y esperanza, de felicidad y confianza. El
cántico es "nuevo", no sólo porque renueva la certeza en
la presencia divina dentro de la creación y de las
situaciones humanas, sino también porque anticipa la
alabanza perfecta que se entonará el día de la salvación
definitiva, cuando el reino de Dios llegue a su
realización gloriosa.
...
2. El cuerpo central del himno está articulado en tres
partes, que forman una trilogía de alabanza. En la
primera (cf. vv. 6-9) se celebra la palabra creadora de
Dios. La arquitectura admirable del universo, semejante
a un templo cósmico, no surgió y ni se desarrolló a
consecuencia de una lucha entre dioses, como sugerían
ciertas cosmogonías del antiguo Oriente Próximo, sino
sólo gracias a la eficacia de la palabra divina.
Precisamente como enseña la primera página del Génesis:
"Dijo Dios... Y así fue" (cf. Gn 1). En efecto, el
salmista repite: "Porque él lo dijo, y existió; él lo
mandó, y surgió" (Sal 32, 9).
El orante atribuye una importancia particular al control
de las aguas marinas, porque en la Biblia son el signo
del caos y el mal. El mundo, a pesar de sus límites, es
conservado en el ser por el Creador, que, como recuerda
el libro de Job, ordena al mar detenerse en la playa:
"¡Llegarás hasta aquí, no más allá; aquí se romperá el
orgullo de tus olas!" (Jb 38, 11).
...
3. El Señor es también el soberano de la
historia humana, como se afirma en la segunda parte del
salmo 32, en los versículos 10-15. Con vigorosa
antítesis se oponen los proyectos de las potencias
terrenas y el designio admirable que Dios está trazando
en la historia. Los programas humanos, cuando quieren
ser alternativos, introducen injusticia, mal y
violencia, en contraposición con el proyecto divino de
justicia y salvación. Y, a pesar de sus éxitos
transitorios y aparentes, se reducen a simples
maquinaciones, condenadas a la disolución y al fracaso.
...
4. La tercera y última parte del Salmo (vv.
16-22) vuelve a tratar, desde dos perspectivas nuevas,
el tema del señorío único de Dios sobre la historia
humana. Por una parte, invita ante todo a los poderosos
a no engañarse confiando en la fuerza militar de los
ejércitos y la caballería; por otra, a los fieles, a
menudo oprimidos, hambrientos y al borde de la muerte,
los exhorta a esperar en el Señor, que no permitirá que
caigan en el abismo de la destrucción. Así, se revela la
función también "catequística" de este salmo. Se
transforma en una llamada a la fe en un Dios que no es
indiferente a la arrogancia de los poderosos y se
compadece de la debilidad de la humanidad, elevándola y
sosteniéndola si tiene confianza, si se fía de él, y si
eleva a él su súplica y su alabanza.
San Juan Pablo II
SALMO
32
Que
tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti.
Aclamad,
justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez
cuerdas.
R. Que
tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti.
Que la palabra
del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
R. Que
tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti.
Los ojos del Señor
están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
R. Que
tu misericordia, Señor, venga sobre
nosotros, como lo esperamos de ti. |
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