REFLEXIONES  

 

 

REFLEXIÓN - 1

HACIENDO CAMINO

Qué inseguros vamos cuando viajamos por lugares desconocidos, carreteras que nunca hemos tomado. A veces, por querer hacer el camino más corto y atajar, nos complicamos y perdemos más tiempo, cuando no tenemos que volver atrás.

También es muy importante la señalización, que sepamos en cada momento la población a la que nos acercamos, cuándo tenemos que tomar el desvío, cuándo puedo ir a más velocidad y cuándo debo frenar, cómo está el tiempo y las carreteras: si va a llover, si hay nieve, si debo utilizar cadenas...

Nuestra vida es como un viaje cuya meta es el Señor, la casa del Padre, la vida eterna.

Hoy el mapa es complejo, pues se nos presentan muchas metas apetecibles y los caminos para llegar a ellas.

¿Cuál es el sentido de la vida? Según sea el sentido, emprenderemos una meta u otra.

Si la meta es ganar dinero, cuanto más mejor, porque, como dicen algunos, el dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla,  viviremos esclavizados al trabajo, jamás satisfechos, porque todo es poco; buscaremos formas ilícitas de conseguirlo: delincuencia, defraudar, paraísos fiscales...

Si la meta es conseguir el poder, seremos aduladores, "busca-votos", intentaremos por todos los medios, aun con la mentira y la calumnia, derribar a quien tiene más poder. Conseguir el poder y vivir para el poder, no es lo mismo que servir a la colectividad desde puestos de poder, que es lícito y necesario.

Si la meta es el placer, el hedonismo, el goce fácil de los sentidos, todos nuestros caminos vitales se orientarán hacia allí.

Así, pues, en todas las metas de la vida que nos proponemos, hemos de buscar los caminos.

El creyente puede proponerse en la vida muchas metas dignas, buenas y positivas, pero sabe que todas ellas son "metas volantes" y que todas las metas se alcanzan desde el mismo camino: Cristo: "Yo soy el Camino".

Él lleva a la meta: "En la casa de mi Padre hay muchas estancias..."

El Evangelio, la guía de los pastores, las personas y sus circunstancias, los signos de los tiempos, son la hoja de ruta. Si la seguimos, está asegurado el viaje.

La Eucaristía, el alimento para el camino.

 

 

 

REFLEXIÓN - 2

ENCONTRARSE CON CRISTO 

Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Hay en la vida momentos de verdadera sinceridad en que, de pronto, surgen de nuestro interior con lucidez y claridad desacostumbradas, las preguntas más decisivas: En definitiva, ¿yo en qué creo? ¿qué es lo que espero? ¿en quién apoyo mi existencia? Ser cristiano es, antes que nada, creerle a Cristo. Tener la suerte de habernos encontrado con él. Por encima de toda creencia, fórmula, rito, ideologización o interpretación, lo verdaderamente decisivo en la experiencia cristiana es el encuentro con Cristo.

Ir descubriendo por experiencia personal, sin que nadie nos lo tenga que decir desde fuera, toda la fuerza, la luz, la alegría, la vida que podemos ir recibiendo de Cristo. Poder decir desde la propia experiencia que Jesús es "camino, verdad y vida".

En primer lugar, descubrirlo como camino. Escuchar en él la invitación a andar, a cambiar, avanzar siempre, no establecernos nunca, renovarnos constantemente, sacudirnos de perezas y seguridades, crecer como hombres, ahondar en la vida, construir siempre, hacer historia más evangélica. Apoyarnos en Cristo para andar día a día el camino doloroso y al mismo tiempo gozoso que va desde la incredulidad a la fe.

En segundo lugar, encontrar en Cristo la verdad. Descubrir desde él a Dios en la raíz y en el término del amor que los hombres damos y acogemos. Darnos cuenta, por fin, que el hombre sólo es hombre en el amor. Descubrir que la única verdad es el amor. Y descubrirlo acercándonos al hombre concreto que sufre y es olvidado.

En tercer lugar, encontrar en Cristo la vida. En realidad, los hombres creemos a aquel que nos da vida. Ser cristiano no es admirar a un líder ni formular una confesión sobre Cristo. Es encontrarse con un Cristo vivo y capaz de hacernos vivir.

A Jesús siempre lo empequeñecemos y desfiguramos al vivirlo. Sólo lo reconocemos al amar, al rezar, al compartir, al ofrecer amistad, al perdonar, al crear fraternidad.

A Jesús no lo poseemos. A Jesús lo encontramos cuando nos dejamos cambiar por él, cuando nos atrevemos a amar como él, cuando crecemos como hombres y hacemos crecer la humanidad.

Jesús es «camino, verdad y vida». Es otro modo de caminar por la vida. Otro modo de ver y sentir la existencia. Otra dimensión más honda. Otra lucidez y otra generosidad. Otro horizonte y otra comprensión. Otra luz. Otra energía. Otro modo de ser. Otra libertad. Otra esperanza. Otro vivir y otro morir.

JOSE ANTONIO PAGOLA

(mercabá)

 

 

REFLEXIÓN - 3

EL CAMINO CRISTIANO

Frase evangélica: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»

Tema de predicación: EL CAMINO CRISTIANO

1. El «camino» se forma por las pisadas repetidas de quienes van de un lugar de partida a otro, que es final de etapa. «Se hace camino al andar». Al atravesar el desierto, donde no hay sendas sino costumbres, el pueblo de Dios recorre «los caminos de Dios» (Sal 25,10). En las Escrituras, caminar es comportarse, conducirse, hacer la voluntad del Señor. La imagen del camino expresa que la vida tiene un sentido.

2. Dios camina delante o en medio de su pueblo. Consiguientemente, el pueblo debe caminar con Dios. Por eso se dice como deseo cristiano: «vaya usted con Dios». En san Juan, «camino» es un concepto subordinado a un término relativo -«verdad»- que nos lleva a un concepto absoluto: «vida». Jesús es el camino que lleva a la verdad y a la vida, o el camino vivo y verdadero que conduce al Padre. Es la encarnación de la verdad, de la luz y de la vida. Por eso, sólo él puede afirmar: «Yo soy el camino, la verdad y la vida». Por la muerte y la resurrección, Jesús camina hacia el Padre y prepara un lugar a sus discípulos, a los que más tarde volverá a buscar.

3. Cristiano es el creyente que recorre el camino de Jesús: vive de la verdad, y la verdad lo conduce a la vida. Lo contrario de la verdad es la mentira, y lo contrario de la vida es la muerte. Al camino verdadero se opone el camino mentiroso. Junto a «los caminos de Dios» están «las sendas del mal». El Nuevo Testamento señala «dos caminos» (Sal 1,6; Prov 4,18-19). Jesús nos muestra que el camino hacia el Padre es el de la práctica de la caridad.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿En qué caminos nos movemos?

¿Cómo podemos hallar el camino del Señor?

CASIANO FLORISTAN

(mercabá)