MISTERIO
DE AMOR
¿Hay
una palabra más desgastada que la palabra
"amor"?
Cuántas
veces la usamos y muchas de ellas mal,
pues llamamos amor a lo que es puro
egoísmo, a lo que es un mero gustarse, a
lo que es pura sintonía, a lo que es
encuentro placentero.
Las
canciones y la literatura están llenas de
esta palabra, dándole los contenidos más
diversos.
Sin
embargo, el amor es una necesidad vital en
el ser humano. Necesitamos amar y ser
amados para crecer como personas.
La
solemnidad de la Santísima Trinidad nos
habla de amor, del amor de Dios.
Y
si hemos sido creados a imagen y semejanza
del Dios-Amor, nuestro amor debe espejarse
en el suyo.
La
Palabra de Dios que hemos proclamado nos
ha presentado algunos aspectos del amor de
Dios, que iluminan nuestra vivencia del
amor para que sea verdadero.
La
primera lectura nos ha presentado el amor
de Dios como cercanía, frente a quienes
creían que Dios era un ser lejano y
frío, desentendido de los hombres, a
quienes manejaba a su capricho; también
el mismo Dios se ha presentado a sí mismo
ante Moisés como el Dios "compasivo
y misericordioso, lento a la ira y rico en
clemencia y lealtad". Eso es amar,
más un comportamiento que unos
sentimientos.
¿Y
cuándo el Dios del amor estará con
nosotros? Cuando vivamos unidos en un
mismo sentir y en paz, cuando vivamos la
alegría, la conversión y la ayuda mutua,
nos dirá San Pablo.
Entonces
la gracia, el amor y la comunión de Dios
Padre, Hijo y Espíritu Santo estará con
nosotros y nuestra vida será signo del
verdadero amor.
Y
amar es darse; es poner lo que uno es y lo
que uno tiene a disposición de los
demás; amar es entrega disponibilidad,
hacer felices a los demás. así lo hemos
aprendido de Dios, Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
"Tanto
amó Dios al mundo que entregó a su Hijo
único" para que tengamos vida
eterna, "para que el mundo se salve
por él".
Y
la oferta de amor por parte de dios es
gratuita, sólo hay que acogerla por la
fe.
Nuestra
fe en la Santísima Trinidad es una fe en
amor de Dios, gratuito, multiplicado,
envolvente.
Así
pues, nuestro amor será amor verdadero
cuando sea, como el de Dios: cercanía,
compasión y misericordia; cuando sea
lento a la ira, rico en clemencia y leal;
cuando nos lleve a la unidad y a la paz;
cuando haga brotar en nosotros la
alegría, la conversión y ayuda mutua, la
caridad; cuando nuestra entrega a los
demás sea generosa y gratuita, buscando
la felicidad de los demás más que la
propia.
Qué
diferencia entre el amor que se nos ha
revelado a través del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo y lo que con
frecuencia los hombres llamamos amor.
"Que
la gracia del Señor Jesucristo, el amor
del Padre y la comunión del Espíritu
Santo esté siempre con vosotros".
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