PALABRA DE DIOS 

 

PRIMERA LECTURA
Éxodo 34, 4b-6. 8-9

En el texto del Éxodo que vamos a escuchar, Dios se nos revela como un Dios cercano, que baja junto al hombre y se revela como "el compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad"

 


PRESENTACIÓN

Dios se ha manifestado a su pueblo en Egipto como el Dios que salva, como Yhavhé, el que pone sus obras por delante.

Él es el que ha sacado a su pueblo de la esclavitud y lo ha puesto en el camino de la libertad.

Él es quien le ha hecho cruzar el mar Rojo, el que les daba de comer y beber.

Él los guiaba de día con la nube (Él, que iba delante) y por la noche con la columna de fuego.

Sin embargo, el pueblo protesta, se queja, no entiende..., es un pueblo de "dura cerviz"

Pero él sigue ahí, aunque no se lo merecen, y Moisés comparte su presencia, lo siente con él en el momento importante del pacto.

El Señor se presenta como "compasivo, misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad".

Él es fiel a sus promesas y pasa por encima de las culpas y pecados del obstinado pueblo elegido.

Aunque no sepan agradecer, no importa; él baja en la nube y se queda allí, con Moisés; no se cansa de esperar.

ÉXODO 2, 34, 4b-6. 8-9

En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él, proclamando:

Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.

Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo:

Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya

Palabra de Dios


 

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Daniel 3, 52. 53. 54. 55. 56

PRESENTACIÓN

La respuesta al Dios Amor, al Dios que Salva, no puede ser otra: "A ti gloria y alabanza por los siglos".

A ti, que eres todo para nosotros, pues de ti, todo lo hemos recibido.

A ti, que llenas el universo con tu presencia, pues lo has hecho el templo de tu gloria.

A ti, que gobiernas cielo y tierra, pues todo lo has creado y todo te pertenece.

A ti, el tres veces Santo, pues cielo y tierra están llenos de tu gloria.

DANIEL 3, 52. 53. 54. 55. 56

A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. 
R.- 
A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. 
R.-
A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres sobre el trono de tu reino. 
R. A ti gloria y alabanza por los siglos 

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos.
R.-
A ti gloria y alabanza por los siglos

Bendito eres en la bóveda del cielo. 
R.-
A ti gloria y alabanza por los siglos


 

 

SEGUNDA LECTURA
2ª Corintios 13, 11-13

En el breve texto que se proclama hoy de 2 Corintios, San Pablo anima a la comunidad a la alegría, a la unidad y a la paz. así estará con ellos el Dios del amor y de la Paz.
       Al final, un saludo muy conocido por nosotros, pues, con él, iniciamos la celebración de la Eucaristía.

 

PRESENTACIÓN

Cuando uno es egoísta y está lleno de sí mismo, qué pocas le caven. En la medida que nos vamos vaciando de nosotros mismos, Dios puede llenar nuestra vida y, en Él, los demás.

Si "la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, están con nosotros, el Dios del amor y de la paz está con nosotros.

Dios es comunión y no ruptura. Demasiadas rupturas había en la comunidad de Corinto para que pudieran ser signos del Dios Uno y Trino, misterio de unidad, de gracia y entrega total.

Llama la atención que en una carta escrita tempranamente, probablemente a finales de la década de los cincuenta, proclame tan claramente el misterio fuente del cristianismo.

El mencionar a la Santísima Trinidad, nos hace ver la importancia de la misma para la vida del cristiano.

Dios es Padre, Hijo y Espíritu santo.

2ª CARTA DE SAN PABLO A LOS CORINTIOS 13, 11-13

Hermanos:

Alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso santo. Os saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros.

Palabra de Dios

 

 

 

ACLAMACIÓN
Apocalipsis 1, 8

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.

 

EVANGELIO
San Juan 3, 16-18

Vuelve el Evangelio al tema del Dios - Amor que manda al Hijo al mundo para salvar al mundo. 
      Este misterio de amor se acoge desde la fe.

 

PRESENTACIÓN

"Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su propio Hijo.

Amor hecho entrega total, donación gratuita, para que nadie se quede en la muerte eterna, al contrario, para que todos tengan vida en abundancia.

Dios es la fuente de la vida, la ruptura con Él lleva a la muerte.

Pero nuestro Dios es Dios de vivos. Por eso en la entrega del Hijo a la muerte, nos saca de la muerte, nos saca del pozo, metiéndose en el pozo, para estar más cercano, más unido a los que necesitamos la salvación.

Y nos da su Espíritu, que es Vida, para que el amor que se nos ha dado, lo comuniquemos, para que hagamos con nuestra vida como Él ha hecho con nosotros: una entrega total y una donación gratuita.

Dios ofrece la salvación, no la impone. "Salva al que busca salvarse", decíamos en la secuencia del día de Pentecostés.

Y es que el que busca salvarse, encuentra los brazos abiertos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3, 16-18

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

Palabra del Señor

MISTERIO DE AMOR

¿Hay una palabra más desgastada que la palabra "amor"?

Cuántas veces la usamos y muchas de ellas mal, pues llamamos amor a lo que es puro egoísmo, a lo que es un mero gustarse, a lo que es pura sintonía, a lo que es encuentro placentero.

Las canciones y la literatura están llenas de esta palabra, dándole los contenidos más diversos.

Sin embargo, el amor es una necesidad vital en el ser humano. Necesitamos amar y ser amados para crecer como personas.

La solemnidad de la Santísima Trinidad nos habla de amor, del amor de Dios.

Y si hemos sido creados a imagen y semejanza del Dios-Amor, nuestro amor debe espejarse en el suyo.

La Palabra de Dios que hemos proclamado nos ha presentado algunos aspectos del amor de Dios, que iluminan nuestra vivencia del amor para que sea verdadero.

La primera lectura nos ha presentado el amor de Dios como cercanía, frente a quienes creían que Dios era un ser lejano y frío, desentendido de los hombres, a quienes manejaba a su capricho; también el mismo Dios se ha presentado a sí mismo ante Moisés como el Dios "compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad". Eso es amar, más un comportamiento que unos sentimientos.

¿Y cuándo el Dios del amor estará con nosotros? Cuando vivamos unidos en un mismo sentir y en paz, cuando vivamos la alegría, la conversión y la ayuda mutua, nos dirá San Pablo.

Entonces la gracia, el amor y la comunión de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo estará con nosotros y nuestra vida será signo del verdadero amor.

Y amar es darse; es poner lo que uno es y lo que uno tiene a disposición de los demás; amar es entrega disponibilidad, hacer felices a los demás. así lo hemos aprendido de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único" para que tengamos vida eterna, "para que el mundo se salve por él".

Y la oferta de amor por parte de dios es gratuita, sólo hay que acogerla por la fe.

Nuestra fe en la Santísima Trinidad es una fe en amor de Dios, gratuito, multiplicado, envolvente.

Así pues, nuestro amor será amor verdadero cuando sea, como el de Dios: cercanía, compasión y misericordia; cuando sea lento a la ira, rico en clemencia y leal; cuando nos lleve a la unidad y a la paz; cuando haga brotar en nosotros la alegría, la conversión y ayuda mutua, la caridad; cuando nuestra entrega a los demás sea generosa y gratuita, buscando la felicidad de los demás más que la propia.

Qué diferencia entre el amor que se nos ha revelado a través del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y lo que con frecuencia los hombres llamamos amor.

"Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros".