REFLEXIONES  

 

 

REFLEXIÓN - 1

AMOR QUE SE MULTIPLICA

La ciencia está intentando entender la creación: por una parte los mundos espaciales, las galaxias, el universo; por otra parte también intenta desentrañar lo más profundo de los seres vivos, muchas veces manipulándolos y aniquilándolos en aras de la ciencia y el bienestar.

Y a cada paso que dan, se encuentran con la complejidad de las criaturas.

Pero nuca podrán entender y desentrañar completamente al Creador. Por eso muchos toman el camino más corto: negar la existencia de un creador, pues no lo ven, no lo pueden diseccionar, no lo pueden llevar al laboratorio.

están tan ciegos en sus saberes que no se dan cuenta que el Creador se les está manifestando, les está hablando a través de las criaturas.

Dios se manifiesta a través de sus obras.

Hoy solemnidad de la Santísima Trinidad, la palabra de Dios nos recuerda que Dios se ha revelado como Amor, que se manifiesta en su cercanía a las personas ("El Señor bajó en la nube y se quedó allí con Moisés"); que allí donde hay amor, paz u alegría, allí está Dios.

El amor de Dios es tan grande que se ha manifestado en tres personas, todas el mismo Dios.

El Padre. ¡Cuántas veces nos habló Jesús del Padre!; en cuántas parábolas el centro era el Padre. Y cuando nos enseñó a rezar nos dijo: "decid: ¨Padre nuestro...¨. Y siempre el Padre es amor, misericordia y perdón.

Y Dios se ha manifestado en la persona del Hijo, en Jesús, el Señor, que pasó por el mundo haciendo el bien, que entregó su vida "por nosotros y por nuestra salvación", que con su palabra y su vida nos reveló a Dios.

Y El Espíritu santo, amor del Padre y del Hijo, que vive en nosotros, que es el alma de la Iglesia. "Os enviaré mi Espíritu...", "Recibid el Espíritu Santo...", "Cuando venga el Espíritu de la verdad, Él os llevará a verdad plena".

Así se nos ha revelado y así lo anunciamos: un solo Dios, tres personas distintas; un amor multiplicado; un amor, el de Dios, que nos envuelve.

Y el acoger al Dios-Amor, multiplicado en amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, nos compromete a dar, a compartir el amor recibido. Vivir el mandamiento del amor es ser portadores del amor de Dios a los hombres.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, esté con todos vosotros.

 

 

 

REFLEXIÓN - 2

UN AMOR GOZOSO

Si por un imposible, la Iglesia dijera un día que Dios no es Trinidad, ¿cambiaría en algo la existencia de muchos creyentes? Probablemente, no. Por eso queda uno sorprendido ante la confesión del P. Varillon: «Pienso que si Dios no fuera Trinidad, yo sería probablemente ateo... En cualquier caso, si Dios no es Trinidad, yo no comprendo ya absolutamente nada».

La inmensa mayoría de los cristianos no sabe que al adorar a Dios como Trinidad, estamos confesando que Dios, en su intimidad más profunda, es sólo amor, acogida, ternura.

Es quizás la conversión que más necesitan: el paso progresivo de un Dios considerado como Poder a un Dios adorado gozosamente como Amor.

Dios no es un ser "omnipotente y sempiterno" cualquiera. Un ser poderoso puede ser un déspota, un tirano destructor, un dictador arbitrario. Una amenaza para nuestra pequeña y débil libertad.

¿Podríamos confiar en un Dios del que sólo supiéramos que es Omnipotente? Es muy difícil abandonarse a alguien infinitamente poderoso. Es mejor desconfiar, ser cautos, salvaguardar nuestra independencia.

Pero Dios es Trinidad. Dinamismo de amor. Y su omnipotencia es la omnipotencia de quien sólo es amor, ternura insondable e infinita. Es el amor de Dios el que es omnipotente.

Dios no lo puede todo. Dios no puede sino lo que puede el amor infinito. Y siempre que lo olvidamos y nos salimos de la esfera del amor, nos fabricamos un Dios falso, una especie de Júpiter extraño que no existe.

Cuando no hemos descubierto todavía que Dios es sólo Amor, fácilmente nos relacionamos con él desde el interés o el miedo. Un interés que nos mueve a utilizar su omnipotencia para nuestro provecho. O un miedo que nos lleva a buscar toda clase de medios para defendernos de su poder amenazador.

Pero una religión hecha de interés y de miedos está más cerca de la magia que de la verdadera fe cristiana.

Sólo cuando uno intuye desde la fe que Dios es sólo AMOR y descubre fascinado que no puede ser otra cosa sino AMOR presente y palpitante en lo más hondo de nuestra vida, comienza a crecer libre en nuestro corazón la confianza en un Dios Trinidad del que lo único que sabemos en Cristo es que no puede no amarnos.

JOSE ANTONIO PAGOLA

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REFLEXIÓN - 3

AMOR QUE NO SE AGOTA

1 Quienes ha gozado de la experiencia de un padre bueno, como Teresita del Niño  Jesús, por poner un ejemplo, tienen un gran camino recorrido para conocer a Dios, "Señor  Dios, compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad" (Éxodo 34,4).  Quienes no hayan gozado tal experiencia tendrán que limpiar su memoria, las huellas de su  experiencia, para conocer a Dios Padre. El de Teresita, al morir su esposa, tuvo que  convertirse en padre y madre de la niña de cuatro años. Y la ternura del padre, sirvió a la  santa para mejor conocer el amor de Dios Padre. Dios Padre y Madre, Dios ternura, Dios  amor. 

2 Se da en el mundo mucha importancia a la inteligencia. Sin embargo no es la  inteligencia la que nos hace personas, sino la relación. La relación de Dios paterno-filial de  amor es el principio de las tres divinas personas. Pues Dios es tan grande, que su actividad  no se agota en una persona, sino en tres. 

3 "Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo  se salve por él" (Juan 3,16). Cuando un recién nacido aparece en una familia, al principio  siente a su alrededor una ternura y un cariño difusos. Poco a poco va poniendo nombre a  esa ternura: papá, mamá, los nombres de sus hermanos. Los creyentes han seguido un  camino semejante al del niño. Primero ha sido la ternura difusa. Después nuestro hermano  mayor, Jesús, nos ha sugerido los nombres de las personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu  Santo. Pero las palabras se quedan pequeñas cuando han de expresar a Dios. "Se habla  de tres personas, por decir algo y no quedarse callados" (San Agustín). 

4 El amor inagotable del Padre le lleva a enviarnos a su Hijo al mundo para  comunicarnos la vida eterna. No viene el Hijo en misión negativa de "condenar" . Sino a  cumplir un encargo positivo: que el mundo tenga vida eterna. Los condenados no lo son  por voluntad del Padre, sino porque ellos no han dejado actuar al Salvador en su vida. El  designio de Dios irrevocable es que todos participen de su vida eterna. No participar de  ella es alejarse ellos mismos de la casa del Padre, con gran dolor del Padre, que "tanto  amó al mundo que entregó a su Hijo único, para que no perezca ninguno de los que creen  en él, sino que tengan vida eterna". 

5 Esa vida eterna ha comenzado ya: Dentro de nosotros vive como en un templo, la  santa Trinidad. Estar atentos a su adorable presencia, al estilo de Isabel de la Santísima  Trinidad, que les llamaba "mis Tres", es su gloria y nuestra alegría y salvación. 

6 Hemos rezado el salmo, pero que nos quede su regusto para toda la semana: "A Él  gloria y alabanza por los siglos". Profundicemos en la contemplación del Misterio con la luz  del Espíritu Santo, y adoremos filialmente al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. 

7 Transportemos hoy ese amor trinitario a la familia, en la que encontramos una imagen  de la Trinidad. Si en la familia en vez de reinar el amor domina el egoísmo, ocurre la  esterilidad. No se deja paso al hijo del amor. Se llama amor a otra cosa. Porque el amor  es siempre crucificante. Comenzando por el Padre que entrega al Hijo a la cruz, y  siguiendo en el Hijo que acepta el cáliz que le ha preparado su Padre. Cuando hay amor  alguien tiene que morir, el que ama. El que no ama no quiere morir. Y esto cada día, cada  instante. Si amo, lo mejor para ti; si amo he de estar en la cruz. 

En un mundo en que sólo se busca el placer y el poder, (el poder porque facilita el placer,  ¿no se habla de la erótica del poder?): ¿no es el poder una corona de espinas, que cuando  más duele es cuando se la quitan?; pues en este mundo, los cristianos, familia de Dios  amor, tenemos mucho que decir y, sobre todo, que hacer. 

J. MARTI BALLESTER

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