EVANGELIO
Juan, 13, 1-15
PRESENTACIÓN
* La Pasión y la Muerte es el mayor servicio que
Cristo ofrece al Padre y a la humanidad.
* Y este servicio y entrega por amor, lo
adelanta también Jesús a la Última Cena con un
signo que trae únicamente San Juan.
* El que comparte la muerte de Cristo, el
que comparte el Cuerpo y la Sangre del Señor, que
se entrega, debe estar en una actitud de amor y de
servicio a los demás.
* El lavatorio de los pies, remarca las
enseñanzas de la Eucaristía.
* Sólo con una verdadera actitud de
servicio mutuo, se puede celebrar la eucaristía.
* Los textos de la institución de la
Eucaristía de los evangelios sinópticos y de San Juan, son
complementarios.
* Todos los ministerios y carismas en la
Iglesia, especialmente el sacerdocio y el
episcopado, son ministerios y carismas de
servicio
- Había
llegado la Pascua y, con ella, la hora de
volver al Padre
-
Con un amor a los suyos, hasta el
extremo...
-
Se levanta de la mesa y toma una toalla,
que se la ciñe...
-
Y echando agua en una jofaina, se pone a
lavar los pies de los discípulos...
-
Simón Pedro le dice: “¡No me lavarás
los pies jamás!”...
-
“Si no te lavo, no tienes nada que ver
conmigo”, le dice Jesús...
-
“No sólo los pies, sino también las
manos y la cabeza...
-
Estáis limpios, pero no todos...
-
Yo, el Maestro y el Señor, os he lavado
los pies...
-
Lo que yo he hecho con vosotros, hacedlo
también vosotros...
DEL
EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 13,
1-15
Los
amó hasta el extremo
Antes
de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que
había llegado la hora de pasar de este mundo
al Padre, habiendo amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el
extremo.
Estaban cenando, ya el diablo le había
metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de
Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo
que el Padre había puesto todo en sus manos,
que venía de Dios y a Dios volvía, se
levanta de la cena, se quita el manto y,
tomando una toalla, se la ciñe; luego echa
agua en la jofaina y se pone a lavarles los
pies a los discípulos, secándoselos con la
toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón
Pedro, y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme
los pies tú a mí?" Jesús le replicó:
"Lo que yo hago tú no lo entiendes
ahora, pero lo comprenderás más tarde."
Pedro le dijo: "No me lavarás los pies
jamás." Jesús le contestó: "Si no
te lavo, no tienes nada que ver conmigo."
Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo
los pies, sino también las manos y la
cabeza." Jesús le dijo: "Uno que se
ha bañado no necesita lavarse más que los
pies, porque todo él está limpio. También
vosotros estáis limpios, aunque no
todos." Porque sabía quién lo iba a
entregar, por eso dijo: "No todos estáis
limpios."
Cuando
acabó de lavarles los pies, tomó el manto,
se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis
lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis
"el Maestro" y "el Señor",
y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el
Maestro y el Señor, os he lavado los pies,
también vosotros debéis lavaros los pies
unos a otros; os he dado ejemplo para que lo
que yo he hecho con vosotros, vosotros también
lo hagáis."
Palabra del Señor.
|
|
|