REFLEXIONES  

 

REFLEXIÓN - 1

MUERTE Y VIDA

Cuántos han comenzado estos días sus vacaciones de primavera, para muchos mal llamadas de "Semana Santa", pues nada les dicen los misterios cristianos.

Para nosotros, estemos donde estemos, aunque sea de vacaciones, estos días son los más importantes para la celebración de nuestra fe.

Volvemos un año más a celebrar y actualizar los misterios de nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Cuando entramos en la celebración de estos misterios, podemos decir que vivimos la Semana Santa.

Semana Santa que la inauguramos con el Domingo de Ramos.

Domingo de Ramos en la Pasión del Señor; un doble movimiento: triunfo en el ¡Hosanna!, en el "Bendito el que viene en nombre del Señor", en el ¡Viva el Altísimo! y que nos recuerda ya el triunfo de la gracia sobre el pecado, que nos desvela la meta final, que no es la muerte, sino la Vida. Y el segundo movimiento: Pasión y Muerte del Señor.

Jesús se metió en nuestra muerte para sacarnos de ella y darnos una nueva vida.

El profeta Isaías habla del Servidor de Yhavhé, apaleado y ultrajado, pero que no es abandonado por el Señor.

El Salmo 21 comienza con las mismas palabras que pone San Marcos en boca de Jesús crucificado: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"; y, después de describir la situación del sujeto del salmo como la de un crucificado, acabará diciendo: "en medio de asamblea te alabaré", y la causa es que no lo ha dejado en la muerte.

La carta a los Filipenses, después de recordar que Cristo se sometió hasta la muerte y una muerte de cruz, nos dirá que "Dios lo levanto sobre todo".

También las oraciones "colecta" y "poscomunión", nos recordarán la resurrección.

Este es misterio pascual que celebramos: muerte y vida, esclavitud y libertad, pecado y gracia.

Libres de la muerte del pecado porque Cristo ha dado su vida por nosotros: "Hasta la muerte y una muerte de cruz". Y llenos de una vida nueva, pues, por nuestra fe en Cristo, muerto y resucitado, también Dios "nos levanta sobre todo".

La Iglesia nos llama estos días a la contemplación de los misterios que nos dieron nueva vida, a la oración, al agradecimiento y a encaminar nuestros pasos por sendas de vida nueva.

 

 

REFLEXIÓN - 2

"A LAS PUERTAS DE LA PASCUA"

Este domingo es el pórtico en el que ya saboreamos y celebramos el misterio de la Pascua. Cruz y vida. Alegría y sufrimiento. Abandono y esperanza.

            Por eso, a este Jesús, que entraba entre cánticos en Jerusalén, lo acabamos de contemplar, ahora, entre sufrimientos y desprecios. En la pasión que hemos leído, le hemos visto abandonado por los suyos, vejado, humillado... Sólo el silencio y un grito de soledad y sufrimiento que le sale de muy adentro: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” ¿Por qué? ¿No era un hombre bueno? ¿No había predicado el perdón y la paz? ¿No había proclamado la buena noticia a los pobres y a los cautivos? ¿No había entrado en olor de multitudes en la misma Jerusalén que, ahora, también le condena a muerte? ¿Por qué?

            ¿Porqué el hambre y la miseria? ¿Por qué la muerte de los inocentes? ¿Por qué el fanatismo y la venganza? ¿Por qué la enfermedad y la injusticia?... He aquí un camino de respuesta: Jesús experimenta, personalmente y en silencio, todo este sufrimiento y abandono, para gritar la libertad, la vida. La esperanza.

            · (La lucha de Jesús conduce a la Pascua)

            Muchos que eran influyentes en aquella sociedad no aceptaban el testimonio de Jesús. Más aún, se sentían incómodos y amenazados por su claridad. No soportaban su coherencia y su fidelidad. Muchos de sus amigos también se echaron atrás o le traicionaron. No es fácil seguir a Jesús y la causa del evangelio. ¡No nos podemos engañar!

            Así pues, ¿qué celebramos? ¿un Jesús victorioso o un Jesús que fracasa? Celebramos, justamente, que Jesús reina desde la cruz. Celebramos que este sufrimiento y esta cruz no lleva al fracaso sino a la vida. Celebramos que, con él, toda la lucha por la dignidad humana, todo esfuerzo renovado para vencer a toda clase de esclavitud y de explotación, a toda clase de injusticia y manipulación tiene un sentido. Tenía sentido la lucha de Jesús en aquel momento histórico. Y, de hecho, cambió la historia, porque los suyos, que le habían abandonado, recuperaron el coraje y la esperanza. No sucumbieron al desánimo y a la decepción por los sueños rotos. Tampoco nosotros, hoy, podemos dimitir de nuestras responsabilidades y de nuestro compromiso para construir un mundo nuevo. Un mundo donde podamos compartir la alegría de ser hijos de Dios.

            Jesús sufre en y con la humanidad sufriente. Jesús lucha con todos los que quieren transformar nuestro mundo. Él pasa y penetra en esta realidad dura y difícil de la humanidad marginada y abandonada. Pero también la conduce y la lleva hacia la Pascua. Él pasa y renueva primaveras. Este Jesús sufriente, lo reencontramos vivo, compartiendo dolores e interrogantes, en el camino de la Pascua.

JOSEP M. FISA

 

 

 

REFLEXIÓN - 3

IMPULSOS EVANGÉLICOS

1.    La procesión del Domingo de Ramos abre el pórtico de la Semana Santa. Trata de vivir y de "hacer memoria", es decir, intenta entrar en la dinámica del Misterio de la Muerte y Resurrección – Glorificación de Cristo. Toma contacto con los acontecimientos de tu salvación que llamas "liturgia y sacramentos".

2.    Despierta en este Domingo de Ramos tu fe hasta límites y compromisos increíbles. Eres capaz de ello. No te contentes con vivirla  como espectador. No te quedes en la plástica de las procesiones. No es que esté mal. Pero a un creyente como tú,  el Señor le exige tomar parte en su vida.

3.    El misterio de Jesús y el misterio de tu vida cristiana son una mezcla constante de gloria y de humildad. "El, a pesar de su condición divina, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo. Se rebajó, obedeciendo hasta la muerte y muerte en cruz. Por eso Dios lo encumbró sobre todo". Mira qué grado de humildad y de sacrificio tienes en tu vida.

4.    Fíjate qué tipo de rey va a entrar triunfante en Jerusalén: "En la aldea de enfrente encontraréis un burro atado a un pollino; desatadlos, traédmelos y decid que el Señor los necesita". Montado en este animal entra en la ciudad pregonando la gran profecía:"Jerusalén, mira a tu rey que llega". No te contentes con mirar a los niños en la procesión de Ramos. Deja que su figura penetre en ti.

5.    "¡ Bendito el que viene en nombre del Señor!". Imagínate la mirada de Jesús sentado en el burro. Era consciente de que la gente sencilla lo aclamaba con sus corazones. La turba de los escribas y fariseos sabían que había que matarlo porque turbaba al pueblo con la idea revolucionaria del amor antes que el peso de tanta ley. ¡ Enhorabuena , Jesús!

6.    Mucha gente no lo conocía porque era pueblerino: "Al entrar en Jerusalén, la ciudad entera preguntaba alborotada: "¿Quién es éste?" La gente contestaba: "Este es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea"". ¡Un desconocido obrero galileo en  Jerusalén! No muchos sabían que era el Hijo de Dios. El hombre no creyente de hoy se queda admirado de la plástica y belleza de las procesiones, pero no  da  el salto a la fe. Igual que antes.

7.    "Señor mío y Dios mío". Palabras que deben llenar tu alma y tu vida entera durante este día. Repite  menudo este acto de fe para entrar con ella  en el hondo misterio de Cristo.

8.    ¿Qué enseña Jesús en su Pasión? Su amor es fuerte. No estés lejos de esta corriente vitalizadora. Por eso tuvo valor en seguir adelante aunque se sintiera incomprendido. ¿Nunca te has puesto a pensar en tus cobardías?

9.    Te  recuerdas  Aristóteles: "Decir uno de sí mismo menos bien de lo que puede y debe, es necedad y no modestia; contentarse uno con menos de lo que vale es cobardía y pusilanimidad". ¿ Qué te parece?

10. Paco, con toda su familia, dice que va a pasar la Semana Santa haciendo retiro espiritual todos juntos y vivir la Eucaristía y los Santos Oficios a tope. Se acabó en nuestra vida familiar el irnos de vacaciones y abandonar lo esencial de la Semana Santa.

(Felipe Santos S.D.B.)