MUERTE
Y VIDA
Cuántos
han comenzado estos días sus vacaciones de primavera,
para muchos mal llamadas de "Semana Santa",
pues nada les dicen los misterios cristianos.
Para
nosotros, estemos donde estemos, aunque sea de
vacaciones, estos días son los más importantes para la
celebración de nuestra fe.
Volvemos
un año más a celebrar y actualizar los misterios de
nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Cuando
entramos en la celebración de estos misterios, podemos
decir que vivimos la Semana Santa.
Semana
Santa que la inauguramos con el Domingo de Ramos.
Domingo
de Ramos en la Pasión del Señor; un doble movimiento:
triunfo en el ¡Hosanna!, en el "Bendito el que
viene en nombre del Señor", en el ¡Viva el
Altísimo! y que nos recuerda ya el triunfo de la gracia
sobre el pecado, que nos desvela la meta final, que no
es la muerte, sino la Vida. Y el segundo movimiento:
Pasión y Muerte del Señor.
Jesús
se
metió en nuestra muerte para sacarnos de ella y darnos
una nueva vida.
El
profeta Isaías habla del Servidor de Yhavhé, apaleado
y ultrajado, pero que no es abandonado por el Señor.
El
Salmo 21 comienza con las mismas palabras que pone San
Marcos en boca de Jesús crucificado: "Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"; y,
después de describir la situación del sujeto del salmo
como la de un crucificado, acabará diciendo: "en
medio de asamblea te alabaré", y la causa es que
no lo ha dejado en la muerte.
La
carta a los Filipenses, después de recordar que Cristo
se sometió hasta la muerte y una muerte de cruz, nos
dirá que "Dios lo levanto sobre todo".
También
las oraciones "colecta" y
"poscomunión", nos recordarán la
resurrección.
Este
es misterio pascual que celebramos: muerte y vida,
esclavitud y libertad, pecado y gracia.
Libres
de la muerte del pecado porque Cristo ha dado su vida
por nosotros: "Hasta la muerte y una muerte de
cruz". Y llenos de una vida nueva, pues, por
nuestra fe en Cristo, muerto y resucitado, también Dios
"nos levanta sobre todo".
La
Iglesia nos llama estos días a la contemplación de los
misterios que nos dieron nueva vida, a la oración, al
agradecimiento y a encaminar nuestros pasos por sendas
de vida nueva.
|