XXIV Domingo de Tiempo Ordinario (A)

 

" Si mi hermano me ofende, 
¿cuántas veces le tengo que perdonar?
"

Eucaristías anteriores

 

Introducción

La Eucaristía en los Santos Padres: San Máximo Confesor 

Primera Lectura

Eclesiástico 27,33 . 28,9

Salmo Responsorial

Salmo 102

Segunda Lectura

Carta de San Pablo a los romanos, 14, 7-9

Aclamación

Juan 13, 34

Evangelio

Mateo 18, 21-35

Reflexión 1

"Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?" 

Reflexión 2

"Dios ama a un pueblo que no se lo merece"

Hoja parroquial

Hoja parroquial para imprimir

Eucaristía idiomas

Alemán - Inglés - Francés

   

 

 

INTRODUCCIÓN

LA EUCARISTÍA EN LOS SANTOS PADRES

  San Máximo Confesor

“La participación en la vida divina

“Concedió la vida divina haciéndose él mismo alimento, de un modo que sólo conoce él y quienes han recibido de él tal sensibilidad de la inteligencia, de manera que, por la degustación de este alimento, saben, por conocimiento verdadero que "el Señor es bueno"; el cual, mezcla, para divinizarlos, a quienes comen de él, con una cualidad divina, de manera que es  llamado, con toda claridad, pan de vida y de potencia. (Interpretación del Padre Nuestro)

“Porque Cristo, que ha vencido el mundo, nos guiará en el combate, y nos armará con las leyes de los mandamientos y, conforme a estas leyes, con la remoción de las pasiones; y unirá, mediante el amor, a la naturaleza humana consigo misma. Y, siendo Él pan de vida, de sabiduría, de conocimiento y de justicia, moverá nuestro apetito insaciablemente hacia Él y, por la realización de la voluntad del Padre, nos hará semejantes a los ángeles en su adoración, manifestando por nuestra conducta, y mediante una buena imitación, la beatitud celeste.

Y de allí nos guiará luego al supremo ascenso a las realidades divinas, al Padre de las luces, haciéndonos partícipes de la divina naturaleza, por la participación por gracia del Espíritu Santo, por la cual recibiremos el título de hijos de Dios, portando íntegramente al autor todo de esta misma gracia e Hijo del Padre por naturaleza, sin circunscribirlo ni mancharlo; de quien, por quien y en quien tenemos y tendremos el ser, el movimiento y la vida.

 

 

PRIMERA LECTURA.
Eclesiástico 27, 33 - 28, 9

El texto de hoy nos habla del perdón de Dios
      Dios no sólo es justo, sino que por delante pone el amor, la misericordia y el perdón.
     Pero el perdón lo condiciona al perdón que nosotros damos a los demás.
     "Perdona la ofensa a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas".

 

PRESENTACIÓN

La ley del Talión era una norma de justicia. "Ojo por ojo, diente por diente". En realidad se decía que a nadie se le hiciera más daño del que él había hecho (no: "dos ojos por ojo, tres dientes por diente").

Al hombre religioso no le basta con ser justo, debe ser bueno, porque Dios, además de ser justo, es bueno.

Donde no llega la ley del Talión es al perdón.

Y, Dios, que es justo y bueno, es también Dios de perdón, pero une su perdón al nuestro.

También nosotros debemos ser justos, buenos y perdonar, si bien tendemos en nuestro interior al odio, la venganza y al pagar con la misma moneda.

El texto deja claro lo que Dios quiere y espera de nosotros, y lo que nosotros podemos esperar de Él en lo referente al perdón.

Si actuamos con odio y violencia con el prójimo, si la venganza es nuestra forma de pagar, el Señor lo tendrá en cuenta. No pidas a Dios lo que eres incapaz de dar tú.

Si de tu corazón no sale el perdón, la compasión, la generosidad, ¿qué esperas del Señor?

Al final todo se reduce al mandamiento del amor.

Hoy, como ayer, sigue anidando el odio, la venganza y el rencor en el corazón humano y hoy, como ayer, igual que Ben Sirá es necesario seguir anunciando, con hechos y palabras, la preferencia que Dios da al perdón, la compasión y el entendimiento mutuo.

ECLESIÁSTICO 27,33 - 28,9

El furor y la cólera son odiosos:
el pecador los posee.

Del vengativo se vengará el Señor
y llevará estrecha cuenta de sus culpas.

Perdona la ofensa a tu prójimo,
y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas.

¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro
y pedir la salud al Señor?

No tiene compasión de su semejante,
¿y pide perdón de sus pecados?

Si él, que es carne, conserva la ira,
¿quién expiará por sus pecados?

Piensa en tu fin y cesa en tu enojo,
en la muerte y corrupción y guarda los mandamientos.

Recuerda los mandamientos y no te enojes con tu prójimo,
la alianza del Señor, y perdona el error.

Palabra de Dios

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 102

PRESENTACIÓN

El salmo 102 es el salmo de la ternura de Dios.

A alguien podría haberle quedado la sensación de que Dios es vengativo, de que es incapaz de perdonar. Nada de eso

"Bendice alma mía a Yhavhé
y no olvides sus muchos beneficios"

Él se acerca al que de corazón y con sinceridad pide perdón de sus pecados y debilidades; Él le saca de la fosa en la que ha caído y le hace remontar como el águila.

No hay que temer a Dios, hay que amar a Dios

"Él es clemente y misericordioso
tardo a la cólera y lleno de amor
...
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas".

Él es un Padre que quiere a sus hijos, sabe que somos débiles, que nuestra masa ha sido el barro; él sabe que somos pasajeros, como la hierba del campo, que acabamos no siendo nada para nadie más que para él, pues...

"El amor de Yhavhé desde siempre y hasta siempre
para los que le temen
y su justicia para los hijos de sus hijos,
para aquellos que guardan su alianza
y se acuerdan de cumplir sus mandatos."

Acercaos todos confiadamente al Señor y uniros conmigo a la acción de gracias y a la bendición. Porque Él sale a nuestro encuentro y las lágrimas se evaporan, los miedos huyen y la consolación, como un río delicioso, inunda nuestros valles

"Bendecid a Yhavhé
servidores suyos, ejecutores de su voluntad.
Bendecid a Yhavhé todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.
¡Bendice alma mía a Yhavhé!"

SALMO 102 

R/. EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO
LENTO A LA IRA Y RICO EN CLEMENCIA.

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
R/. EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO
LENTO A LA IRA Y RICO EN CLEMENCIA.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura.
R/. EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO
LENTO A LA IRA Y RICO EN CLEMENCIA.

No está siempre acusando,
ni guarda rencor perpetuo.
No nos trata como merecen
nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
R/. EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO
LENTO A LA IRA Y RICO EN CLEMENCIA.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.

R/. EL SEÑOR ES COMPASIVO Y MISERICORDIOSO
LENTO A LA IRA Y RICO EN CLEMENCIA.

 

 

SEGUNDA LECTURA
Romanos 14, 7-9

Cuántas veces damos importancia a cosas que no la tienen.
      Cuántas veces nos enfrentamos y dividimos, siendo antitestimonio de la comunión cristiana.
      Si Jesucristo nos une a todos, ¿no es eso mucho más que lo que nos diferencia?
      Si vivimos o si morimos, somos del Señor.

 

PRESENTACIÓN

En el camino de la fe, del seguimiento de Jesucristo, no vamos todos al mismo paso y con el mismo uniforme. Lo que es cierto es que, cada uno a su paso, cada uno con su uniforme, vamos tras el mismo Señor.

Y eso es lo realmente importante.

Fuertes y débiles, conservadores y progresistas, avanzados y retrógrados... siempre poniendo etiquetas, peor aún, criticándonos y desacreditándonos unos a otros.

¿Qué es lo verdaderamente importante? - Que todos tenemos un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre.

¿Por qué no resaltamos lo que nos une, que es lo realmente esencial y respetamos otras cosas que pertenecen al terreno de las formas?

"Acoged bien al que es débil en la fe, sin discutir opiniones" (Rom 14,1), "¡Aténgase cada cual a su conciencia!" (Rom 14, 5b).

Lo importante es que todo lo hagamos por el Señor.

El es el centro de nuestra vida y de nuestra muerte, para Él vivimos y para Él morimos.

Y, si en vida y en muerte somos del Señor, porque él ha dado la vida por nosotros, tú, ¿porqué juzgas al hermano? y tú, ¿porqué desprecias al hermano? (Rom 14,10)

Acabará San Pablo esta reflexión diciendo que lo importante en la relación fraterna entre cristianos, es fomentar entre todos "la paz y la mutua edificación" v19 y no dar escándalo, siendo para otros "ocasión de caída tropiezo o debilidad" v21.

ROMANOS 14, 7-9

Hermanos:

Ninguno de nosotros vive para sí mismo
y ninguno muere para sí mismo.

Si vivimos, vivimos para el Señor;
si morimos, morimos para el Señor.
En la vida y en la muerte somos del Señor.

Para esto murió y resucitó Cristo,
para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
Juan 13, 34

Os doy un mandamiento nuevo -dice el Señor-, que os améis unos a otros, como Yo os he amado.

 

 

EVANGELIO
Mateo 18, 21-35

Pedro, el discípulo,  le pregunta a Jesús, el Maestro, sobre el perdón: "Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar?
      Jesús le dirá que el perdón no tiene límites, como no lo tiene el de dios.
     Sólo aquel que se cierra al perdón al hermano, se cierra al perdón de Dios.

 

PRESENTACIÓN

Si el domingo pasado el tema del Evangelio era la corrección fraterna, este domingo se continúa con el tema del perdón.

Como decíamos la semana pasada, el capítulo 18 de San Mateo va marcando caminos de convivencia de la comunidad cristiana, inspirándose en la palabra y la vida de Jesús.

Se inicia la presentación del tema con una pregunta del discípulo al Maestro: ¿Cuántas veces tengo que perdonar, hasta siete?

Pedro se mantiene en la casuística de la época, que marcaba las tendencias de las escuelas y de los maestros en la interpretación de la Ley.

En el grupo de los de Jesús, lo importante no es la casuística, sino seguir el camino marcado por él, desde el corazón.

Por eso la respuesta es que el perdón no tiene límites, ya que el perdón en Dios y en Jesús, tampoco lo tienen.

La parábola del rey y el criado viene a reforzar la doctrina del perdón, desde Dios.

El rey no espera a que el criado perdone primero al compañero la pequeña deuda que tiene con él. El se adelanta y perdona la gran deuda. Es la mala actuación del criado la que replantea todo ("El señor lo llamó y le dijo: ¡Siervo malvado!").

"Perdono, pero no olvido", "perdono, pero, para mí, ya se acabó", "perdono, pero que no vuelva a verte", perdono, pero...".

"Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada uno no perdona de corazón a su hermano" v35.

MATEO 18, 21-35

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

-Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?

Jesús le contesta:

-No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Y les propuso esta parábola:

Se parece el Reino de los Cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

-Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo.

El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios, y agarrándolo lo estrangulaba diciendo:

-Págame lo que me debes.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo:

-Ten paciencia conmigo y te lo pagaré.

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

-¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo si cada cual no perdona de corazón a su hermano.

Palabra de Dios

 

 

 

REFLEXIÓN - 1

"SI MI HERMANO ME OFENDE
¿CUÁNTAS VECES LE TENGO QUE PERDONAR?

¡Justicia!, ¡Queremos justicia!, ¡Que se haga justicia!...

Y en la administración de la justicia queremos que se vaya más allá de la ley del Talión.

"Ojo por ojo, diente por diente", decía la ley del Talión. El lenguaje, típico de la época, suena fuerte, pero el contenido es una buena norma de justicia: a nadie le hagas más de lo que te ha hecho a ti (ojo por ojo, diente por diente)

Sin embargo, muchas veces pretendemos que se vaya más allá: dos ojos por ojo, tres dientes por diente.

Cuántos que se dicen cristianos, piensan sólo en clave de justicia; cuántos no ven otra solución a los delitos que la cárcel, el destierro o la pena de muerte.

Para la sociedad, para la comunidad humana, tan diversa y plural, son necesarias las leyes que ordenen la convivencia; leyes que deben ser justas, como mínimo; leyes que hay que acatar.

Pero para la persona religiosa, para la persona que cree en Dios y, sobre todo para el cristiano que conoce al Dios revelado por Jesucristo, mediante sus palabras y obras, no basta con llegar a la justicia.

Dios es justo, pero, si nos paga según nuestras culpas, estamos perdidos.

Jesús nos revela que, por delante de la justicia, Dios pone el amor, la misericordia y el perdón; más aún, condiciona su perdón al que nosotros damos al hermano.

"Perdona la ofensa a tu prójimo y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas"

"No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados?

Qué claro ha sido el libro del Eclesiástico en la primera lectura.

- ¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿hasta siete?

- No hasta siete, sino hasta setenta veces siete

"Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden".

También Jesús lo deja bien claro.

Es evidente que una sociedad irá creciendo como tal, en la medida en que la justicia va dando paso al perdón, cuando hay arrepentimiento.

Dios, el rey de la parábola, nos perdona todo cuando se lo pedimos (¿qué ser finito puede arreglar cuentas con el infinito?)

Pero si somos incapaces de arreglar cuentas con el hermano, de perdonarle, Dios vuelve a pedirnos cuentas de la deuda que tenemos con Él, y que no podemos pagar.

No olvidemos las palabras del salmo 102

"El Señor es compasivo y misericordioso
lento a la ira y rico en clemencia".

 

 

REFLEXIÓN - 2

DIOS AMA A UN PUEBLO QUE NO SE LO MERECE. 

Quizá la característica más expresiva que tiene este misericordia de Dios, manifestada no sólo en su perdón al mal uso de nuestra libertad, sino en toda su relación con nosotros, es la imposibilidad de poder ser pagada de alguna manera por el hombre. Es auténtico amor a fondo perdido. Dios nada gana con querernos.

La tradición bíblica presenta a un Dios que ama a un pueblo que no se lo merece ni por su grandeza cultural, ni por su poderío político, ni por su fidelidad religiosa, ni por ningún otro valor antecedente. Es un Dios loco de amor por su pueblo. No existe otra razón. A nosotros se nos invita a actuar en esta dirección de gratuidad, amando a los enemigos o invitando a quien no nos puede invitar.

Comerciar con el amor y la relación humana "también lo hacen los publicanos y fariseos". (...) La seguridad del amor de Dios como gracia inmerecida e impagable aparta de nosotros todo escrúpulo legalista y potencia nuestra decisión de entrega más allá de cualquier norma establecida.

En una sociedad utilitarista competitiva y comercial la gratuidad resulta de difícil comprensión. El creyente se ve también afectado e incluso contagiado por este entorno que lo rodea. La búsqueda de influencias sociales, el cultivo interesado de las "relaciones públicas" el estar a bien con quien nos puede valer, el hacer favores para poderlos cobrar son tentaciones de cada día. Desde el utilitarismo habitual, preguntarse para qué me puede servir o perdonar a quien no me puede pagar en la misma moneda suele ser un interrogante que brota de forma espontánea.

La referencia a un Dios que se nos da como pura gracia, de manera gratuita, ha de servirnos no sólo para organizar evangélicamente nuestro corazón, sino también para purificar las acciones de nuestra comunidad y no confundir el proselitismo con el verdadero servicio.

EUCARISTÍA

(mercabá)

 

 

 

 HOJA PARROQUIAL 

Hoja parroquial semanal
Hojas anteriores
en el botón de portada
"Hoja litúrgica"

 

 

 IDIOMAS