INTRODUCCIÓN 

26 - Julio

DOMINGO 17º

  TIEMPO ORDINARIO   
 
(A)

" El tesoro escondido y la piedra preciosa"

 

 

 

INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO

Capítulo IV

DIVERSAS FORMAS DE CELEBRAR LA MISA

112. En la Iglesia Local atribúyase ciertamente el primer lugar, por su significado, a la Misa que preside el Obispo, rodeado por su presbiterio, sus diáconos y sus ministros laicos,[91] y en la que el pueblo santo de Dios participa plena y activamente, pues allí se tiene la principal manifestación de la Iglesia.

En la Misa que celebra el Obispo, o en la que está presente sin que celebre la Eucaristía, obsérvense las normas que se encuentran en el Ceremonial de los Obispos.[92]

113. Dése también mucha importancia la Misa que se celebra con una determinada comunidad, sobre todo con la parroquial, ya que representa a la Iglesia universal en un tiempo y en un lugar determinados, y en especial a la celebración comunitaria del domingo.[93]

114. Pero entre las Misas celebradas por algunas comunidades, ocupa un lugar especial la Misa conventual, que es parte del Oficio cotidiano, o la Misa que se llama “de comunidad”. Y aunque estas Misas no conlleven ninguna forma peculiar de celebración, sin embargo, es muy conveniente que se hagan con canto, y sobre todo con la plena participación de todos los miembros de la comunidad, sean religiosos o sean canónigos. Por lo cual, en ellas ejerza cada uno su ministerio, según el Orden o el ministerio recibido. Conviene, pues, que todos los sacerdotes que no están obligados a celebrar en forma individual por utilidad pastoral de los fieles, a ser posible, concelebren en ellas. Además, todos los sacerdotes pertenecientes a una comunidad, que tengan el deber de celebrar en forma individual para el bien pastoral de los fieles, pueden también concelebrar el mismo día en la Misa conventual o “de comunidad”.[94] Es preferible, pues, que los presbíteros que están presentes en la celebración eucarística, a no ser que estén excusados por una justa causa, ejerzan como de costumbre el ministerio propio de su Orden y, por esto, participen como concelebrantes, revestidos con las vestiduras sagradas. De lo contrario llevan el hábito coral propio o la sobrepelliz sobre la sotana.