INTRODUCCIÓN 

 

27 - Septiembre

DOMINGO 26º

  TIEMPO ORDINARIO   
 
(A)

"¿Quién hizo lo que quería el padre?"

 

 

 

INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO

Capítulo IV

DIVERSAS FORMAS DE CELEBRAR LA MISA

I. MISA CON EL PUEBLO

Liturgia Eucarística

149. El sacerdote prosigue la Plegaria Eucarística según las rúbricas que se encuentran en cada una de ellas.

Si el sacerdote celebrante es un Obispo, en las Plegarias, después de las palabras: con tu servidor el Papa N., agrega conmigo, indigno siervo tuyo, o después de las palabras: de nuestro Papa N., agrega: de mí, indigno siervo tuyo. Pero si el Obispo celebra fuera de su diócesis, después de las palabras: con nuestro Papa N., agrega: conmigo, indigno siervo tuyo, con mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de N.

El Obispo diocesano, o el que en el derecho se le equipare, se debe nombrar con esta fórmula: juntamente con tu servidor el Papa N. y con nuestro Obispo (o: Vicario, Prelado, Prefecto, Abad) N.

En la Plegaria Eucarística pueden nombrarse los Obispos Coadjutores y Auxiliares, pero no los otros Obispos, casualmente presentes. Cuando hay que nombrar a varios, se emplea la fórmula general: y nuestro Obispo N. y sus Obispos auxiliares.

En cada Plegaria Eucarística hay que adaptar las fórmulas ante dichas a las reglas gramaticales.

150. Un poco antes de la consagración, el ministro, si se cree conveniente, advierte a los fieles con un toque de campanilla. Puede también, según las costumbres de cada lugar, tocar la campanilla en cada elevación.

Si se usa incienso, el ministro inciensa la Hostia y el cáliz, cuando son presentados al pueblo después de la consagración.

151. Después de la consagración, habiendo dicho el sacerdote: Este es el Sacramento de nuestra fe, el pueblo dice la aclamación, empleando una de las fórmulas determinadas.

Al final de la Plegaria Eucarística, el sacerdote, toma la patena con la Hostia y el cáliz, los eleva simultáneamente y pronuncia la doxología él solo: Por Cristo, con Él y en Él. Al fin el pueblo aclama: Amén. En seguida, el sacerdote coloca la patena y el cáliz sobre el corporal.