¿QUIÉN
HIZO LO QUE QUERÍA EL PADRE?
La
parábola que nos trae hoy el Evangelio trata de un
comportamiento que se da en la mayoría de las familias
que tienen varios hijos. Esta el "buenecito",
el que dice a todo "sí, papá", "sí,
mamá", aunque no tenga intención de obedecer, y
el que ha salido más respondón, más impulsivo, que
dice lo que le sale de dentro, aunque sea un "no
quiero", cuando el padre o la madre le mandan hacer
algo.
Jesús
habla de un hijo de los "buenos" hacia afuera.
Le importa más la fachada, que lo vean, que todos
hablen bien de él, que tenga una buena reputación.
Cuánto
de esto hay en la Iglesia y en la sociedad. Vivir para
aparentar, para que digan. Si hablamos de cristianos,
podríamos decir que son cristianos de "cartón
piedra", como los decorados de los teatros, como
los antiguos poblados de las películas del oeste
rodadas en Almería.
-
Vete a trabajar en la viña.
-
Sí, voy enseguida.
Pero
no fue. No hizo lo que quería el padre.
El
otro hijo tenía peor fama, parecía alejado del padre,
pero era sincero.
-
Vete a trabajar a la viña.
-
No quiero.
Pero,
después, se arrepintió y fue. Hizo lo que quería el
padre.
Ante
los demás, ante los "buenos", ha agraviado al
padre, no ha cumplido el mandamiento de honrarle, es un
pecador.
Cuántas
veces hacemos divisiones demasiado superficiales a cerca
de las personas: buenos y malos, sin mirar más allá
del comportamiento externo.
Porque
el que dijo: "no quiero", se arrepintió y fue
a la viña y cumplió con lo que quería el padre, que
era lo verdaderamente importante.
Y
Jesús les dijo palabras muy duras a aquellos sumos
sacerdotes y letrados: "Los publicanos y las
prostitutas os llevarán la delantera en el reino de los
cielos".
Pobres
y pecadores eran los preferidos de Jesús porque estaban
abiertos a la conversión y al perdón.
El
que se cree justo (¿quién es justo ante Dios?), se
cierra a la misericordia.
Quién
más quién menos, todos somos el hijo del
"no quiero". Y seremos de los preferidos en la
medida que nos arrepintamos y hagamos lo que el Padre
quiere.
La
Eucaristía es alimento y premio de los que hemos ido a
trabajar a la viña del padre, aunque en algún momento
le hayamos dicho "no quiero".
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