INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo IV
DIVERSAS FORMAS DE
CELEBRAR LA MISA
I. MISA CON EL PUEBLO
Liturgia Eucarística
153. Concluida la Oración del Señor, el
sacerdote solo, con las manos extendidas, dice el embolismo
Líbranos de todos los males, terminado el cual, el pueblo
aclama: Tuyo es el reino.
154. A continuación el sacerdote solo, con
las manos extendidas, dice en voz alta la oración: Señor
Jesucristo, que dijiste; y terminada ésta, extendiendo y
juntando las manos, vuelto hacia el pueblo, anuncia la paz,
diciendo: La paz del Señor esté siempre con ustedes. El
pueblo responde: Y con tu espíritu. Luego, según las
circunstancias, el sacerdote añade: Dense fraternalmente la
paz.
El sacerdote puede dar la paz a los
ministros, pero permaneciendo siempre dentro del presbiterio
para que la celebración no se perturbe. Haga del mismo modo si
por alguna causa razonable desea dar la paz a unos pocos fieles.
Todos, empero, según lo determinado por la Conferencia de
Obispos, se expresan unos a otros la paz, la comunión y la
caridad. Mientras se da la paz, se puede decir: La paz del
Señor esté siempre contigo, a lo cual se responde: Amén.
155. En seguida el sacerdote toma la
Hostia, la parte sobre la patena, y deja caer una partícula en
el cáliz, diciendo en secreto: El Cuerpo y la Sangre de
nuestro Señor Jesucristo unidos en este cáliz. Mientras
tanto, se canta o se dice por el coro el Cordero de Dios
(cfr. n.83).
156. Entonces, el sacerdote dice en
secreto y con las manos juntas la oración para la Comunión
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, o Señor Jesucristo,
la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre.
157. Concluida la oración, el sacerdote
hace genuflexión, toma la Hostia consagrada en la misma Misa y,
teniéndola un poco elevada sobre la patena o sobre el cáliz,
vuelto hacia el pueblo, dice: Éste es el Cordero de Dios,
y juntamente con el pueblo, agrega: Señor, no soy digno.
158. Después, de pie vuelto hacia el
altar, el sacerdote dice en secreto: El cuerpo de Cristo me
guarde para la vida eterna, y come reverentemente el Cuerpo
de Cristo. Después, toma el cáliz, dice en secreto: La Sangre
de Cristo me guarde para la vida eterna, y bebe
reverentemente la Sangre de Cristo.