PRESENTACIÓN
El
salmo 62 es, probablemente, la oración de un levita,
desterrado de Jerusalén y alejado del templo, que
recuerda con añoranza los días felices en que
contemplaba a Dios en el santuario, viendo su fuerza y
su gloria.
Ahora
la situación ha cambiado, pero el deseo y la esperanza
de contemplar nuevamente el santuario perseveran.
Alejado del templo, su alma se siente como tierra
reseca, agostada, sin agua, pero el espíritu no
desfallece, pues Dios volverá a otorgarle los antiguos
favores, con mayor abundancia si cabe: Mis labios te
alabarán nuevamente jubilosos, me saciaré como de
enjundia y de manteca.
El
alma del salmista está, desde el primer momento del día
-por ti madrugo-, toda ella en tensión esperanzada
hacia Jerusalén. Por ello su oración puede ser la
expresión de la oración cristiana, sobre todo en esta
primera hora del domingo.
También
nosotros, aunque quizá hoy nos encontremos como tierra
reseca, agostada, sin agua, contemplamos la fuerza y la
gloria de Dios en la carne del Resucitado; y este
recuerdo alienta nuestra esperanza.
Nuestra
alma está sedienta de Dios, de felicidad, de vida,
pero, como el salmista, estamos ciertos de que en el
reino de Dios nos saciaremos como de enjundia y de
manteca; y, si por un momento hemos de vivir aún en la
dificultad y la noche, a la sombra de las alas del Señor
esperamos tranquilos.-- [Pedro Farnés]
SALMO
62
R/.
MI ALMA ESTA SEDIENTA DE TI, SEÑOR, DIOS MÍO
Oh
Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agotada, sin agua.
R/.
MI ALMA ESTA SEDIENTA DE TI, SEÑOR, DIOS MÍO
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
R/.
MI ALMA ESTA SEDIENTA DE TI, SEÑOR, DIOS MÍO
Toda
mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca
y mis labios te alabarán jubilosos.
R/.
MI ALMA ESTA SEDIENTA DE TI, SEÑOR, DIOS MÍO
En
el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo.
R/.
MI ALMA ESTA SEDIENTA DE TI, SEÑOR, DIOS MÍO
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