PRESENTACIÓN
Había
hablado Jesús, según el evangelio de San Mateo, de fin de
Jerusalén y del fin de los tiempos, que tendrían, como
colofón, la vuelta gloriosa del Señor (Mt 24, 29-44); que
vendrá "el día que menos se lo espera" el criado
(24, 50) y que hay que estar vigilantes y preparados, como
las doncellas prudentes (Mt 25, 1-13) que esperan al novio.
Para
Mateo, el tiempo que falta hasta la vuelta del Señor, es el
tiempo de la Iglesia, de cada uno de sus miembros, que deben
preparar la llegada del Reino de Dios, realizándolo ya en
este mundo.
La
parábola de los talentos descubre a los discípulos la
obligación de hacer fructificar los bienes del Reino
durante su vida.
Los
que os digo en privado, gritadlo desde las azoteas, había
dicho Jesús. La palabra del Señor, los valores del Reino,
los dones recibidos gratuitamente de parte de Dios, no son
para esconderlos, son para comunicarlos, para, con ellos,
transformar el mundo y orientarlo hacia Dios.
A
cada uno se le dan los talentos que puede
"negociar" en función del Reino. Al final se
piden cuentas.
Quien
esconde su talento, quien no cumple su misión de anunciar
el evangelio con hechos y palabras, quedará sin nada.
MATEO
25,
14-30
En
aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta
parábola:
-Un
hombre que se iba al extranjero llamó a sus
empleados y los dejó encargados de sus bienes:
a uno le dejó cinco talentos de plata; a otro,
dos; a otro, uno; a cada cual según su
capacidad. Luego se marchó.
[El
que recibió cinco talentos fue en seguida a
negociar con ellos y ganó otros cinco. El que
recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En
cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la
tierra y escondió el dinero de su señor.]
Al
cabo de mucho tiempo volvió el señor de
aquellos empleados y se puso a ajustar las
cuentas con ellos.
Se
acercó el que había recibido cinco talentos y
le presentó otros cinco, diciendo:
-Señor,
cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros
cinco.
Su
señor le dijo:
-Muy
bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como
has sido fiel en lo poco, te daré un cargo
importante; pasa al banquete de tu señor.
Se
acercó luego el que había recibido dos
talentos, y dijo:
-Señor,
dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros
dos.
Su
señor le dijo:
-Muy
bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como
has sido fiel en lo poco, te daré un cargo
importante: pasa al banquete de tu señor.
Finalmente,
se acercó el que había recibido un talento y
dijo:
-Señor,
sabía que eres exigente, que siegas donde no
siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo
y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí
tienes lo tuyo.
El
señor le respondió:
-Eres
un empleado negligente y holgazán. ¿Con que
sabías que siego donde no siembro y recojo
donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi
dinero en el banco para que al volver yo pudiera
recoger lo mío con los intereses. Quitadle el
talento y dádselo al que tiene diez. Porque al
que tiene se le dará y le sobrará; pero al que
no tiene se le quitará, hasta lo que tiene. Y a
ese empleado inútil echadlo fuera, a las
tinieblas; allí será el llanto y el rechinar
de dientes.
Palabra
de Dios
|
|