INSTRUCCIÓN GENERAL DEL
MISAL ROMANO
Capítulo IV
DIVERSAS FORMAS DE
CELEBRAR LA MISA
I. MISA CON EL PUEBLO
Liturgia Eucarística
B) Misa con diácono
Liturgia Eucarística
178. Terminada la Oración Universal, el
sacerdote permanece en la sede y el diácono, con la ayuda del
acólito, prepara el altar; pero es a él a quien le concierne el
cuidado de los vasos sagrados. Asiste también al sacerdote en la
recepción de los dones del pueblo. Luego entrega al sacerdote la
patena con el pan que será consagrado; vierte vino y un poco de
agua en el cáliz, diciendo en secreto: El agua unida al vino;
y luego presenta el cáliz al sacerdote. Esta preparación del
cáliz puede también hacerse en la credencia. Si se usa incienso,
asiste al sacerdote en la incensación de las ofrendas, de la
cruz y del altar, y después, él mismo o el acólito, inciensa al
sacerdote y al pueblo.
179. Durante la Plegaria Eucarística, el
diácono está junto al sacerdote, pero un poco detrás de él, para
cuando sea necesario servir en lo que se refiera al cáliz o al
misal.
Desde la epíclesis hasta la elevación del
cáliz el diácono, de ordinario, permanece de rodillas. Si están
presentes varios diáconos, uno de ello puede imponer incienso en
el incensario para la consagración e incensar durante la
elevación de la Hostia y del cáliz
180. Para la doxología final de la
Plegaria Eucarística, de pie al lado del sacerdote, tiene el
cáliz elevado, mientras el sacerdote eleva la patena con la
Hostia, hasta cuando el pueblo haya aclamado: Amén.
181. Después de que el sacerdote haya
dicho la oración de la paz y: La paz del Señor sea siempre
con ustedes, y que el pueblo haya respondido: Y con tu
espíritu, el diácono, según las circunstancias, hace la
invitación a la paz, diciendo, con las manos juntas y vuelto
hacia el pueblo: Dense fraternalmente la paz. Él la
recibe del sacerdote y puede darla a los ministros más cercanos.
182. Habiendo comulgado el sacerdote, el
diácono recibe del mismo sacerdote la Comunión bajo las dos
especies y después ayuda al sacerdote a distribuir la Comunión
al pueblo. Pero si la Comunión se hace bajo las dos especies, él
ofrece el cáliz a quienes van a comulgar, y terminada la
distribución, en seguida consume reverentemente en el altar toda
la Sangre de Cristo que haya quedado, ayudado, si fuere el caso,
por los otros diáconos y presbíteros.
183. Terminada la distribución de la
Comunión, el diácono vuelve al altar con el sacerdote, recoge
las partículas, si las hay, lleva el cáliz y los otros vasos
sagrados a la credencia y allí los purifica y los arregla como
de costumbre, mientras el sacerdote vuelve a la sede. Está
permitido, sin embargo, dejar en la credencia, sobre el corporal,
debidamente cubiertos los vasos que deben ser purificados y
purifícalos inmediatamente después de la Misa, una vez despedido
el pueblo.