PALABRA DE DIOS 

 


 

PRIMERA LECTURA
Sabiduría 12, 13. 16-19

¿Por qué Dios no aniquila a nuestros enemigos, como aniquiló a los egipcios en tiempo de Moisés?, se preguntaban algunos judíos.
     La respuesta es sencilla: Dios no es así.
     Su soberanía es perdón, indulgencia, juicio justo, acogida del que se arrepiente.
     Nosotros debemos imitarle.


 


PRESENTACIÓN

El pueblo de Israel ha experimentado la fuerza y el poder de Yhavhé frente a los dioses egipcios y cananeos.

A su pueblo lo sacó de la esclavitud y le dio una tierra "que mana leche y miel".

Pero el poder de Dios no se manifiesta a través de la fuerza de la violencia, aunque a nosotros, más de una vez, nos gustaría que Dios aniquilase a los que consideramos malos y "nos" dejara sólo a los buenos. Tampoco tiene lugar en Dios la injusticia.

El es el soberano, el único Dios, el Dios Justo que perdona a todos y gobierna con indulgencia.

Y si Dios se ha revelado de esta manera, es para que tomemos ejemplo y, siendo justos, seamos verdaderamente humanos, capaces de perdonar

Dios se revela al hombre no sólo para que éste sepa cosas sobre él, sino para que, sabiendo cómo él se comporta con sus creaturas, sepamos cómo comportarnos unos con otros.

No olvidemos: Dios cuida a todos, no juzga injustamente, perdona a todos, gobierna con indulgencia y al que cae lo levanta, si se arrepiente.

El camino lo tenemos marcado. Ahora debemos recorrerlo.

 

Lectura del Libro de la Sabiduría 12, 13. 16-19

Fuera de ti no hay otro Dios que cuide de todo, a quien tengas que demostrar que no juzgas injustamente.

Porque tu fuerza es el principio de la justicia y tu señorío sobre todo te hace ser indulgente con todos.

Despliegas tu fuerza ante el que no cree en tu poder perfecto  y confundes la osadía de los que lo conocen.

Pero tú, dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia,  porque haces uso de tu poder cuando quieres.

Actuando así, enseñaste a tu pueblo  que el justo debe ser humano  y diste a tus hijos una buena esperanza,  pues concedes el arrepentimiento a los pecadores.

Palabra de Dios.        

 

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 85

PRESENTACIÓN

¿Dónde está el Dios lejano y frío que algunos nos pintan?

¿Dónde está el Dios castigador que vigila y persigue a los que caen y al que tantos temen?

Ese no es nuestro Dios, es un ídolo que nos hemos fabricado.

Nuestro Dios es bueno y clemente y no rechaza a quien se acerca a él, sino que lo acoge con misericordia.

Es un Dios con quien podemos hablar con toda confianza y que nos escucha y busca siempre nuestro bien.

Qué bien nos iría si todos, personas y pueblos, siguiéramos sus mandatos

Para el justo que está perseguido sólo Dios es su refugio, sólo en él encuentra comprensión y descanso, porque:

Dios es clemente y misericordioso

lento a la ira , rico en piedad y leal

 Sal 85, 5-6. 9-10. 15-16a

R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.

R/. - Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia,
Señor, bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú y haces maravillas,
tú eres el único Dios.»

R/. - Tú, Señor, eres bueno y clemente.

Pero tú, Señor, Dios clemente y misericordioso,
lento a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame, ten compasión de mí.

R/.   Tú, Señor, eres bueno y clemente.        

 

SEGUNDA LECTURA
Romanos 8, 26-27

Algunos van a rezar con el carro de la compra: "Señor, dame..., dame..., dame..."
      No es el carro la compañía que necesitamos.    Hay que rezar teniendo al lado el Espíritu del Señor; sin él , no sabemos pedir lo que conviene.
      Él conoce nuestro ser más profundo

 

PRESENTACIÓN

No hay dos mundos, el de "aquí abajo", un mundo de dolor, de sufrimiento y frustración y un mundo de "allá arriba" donde ya no existe ni dolor, ni llanto, ni muerte.

Toda la creación está gimiendo con dolores de parto y toda la creación espera que alumbre la Vida.

Vivimos las consecuencias del pecado, que es la esclavitud de la corrupción, pero esperamos vernos liberados de esa esclavitud y entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios.

Y todo ello, porque poseemos las primicias del Espíritu, el mismo que resucitó a Jesús de entre los muertos.

Y si ahora debemos pasar por sufrimientos y calamidades, propios de la condición humana, no podemos olvidar que éste no es el destino final, que vamos caminando hacia la vida en plenitud, que en Jesucristo muerto y resucitado, ha sido alumbrado el hombre nuevo y la nueva creación.

Volvemos a aquella situación que nos trae Gn1, 31: "Vio Dios cuanto había hecho y todo estaba muy bien".

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 26-27

Hermanos :

El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables.

Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

Palabra de Dios            

 

 

ACLAMACIÓN
Mateo 11, 25

Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del reino a los pequeños.

 

EVANGELIO
Mateo 13, 24-43

Seguimos, como la semana pasada, con el discurso de las parábolas.
       Hoy la del trigo y la cizaña, la del grano de mostaza.
       La parábola del trigo y la cizaña se la explicará en privado a los suyos.


 

PRESENTACIÓN

 La Palabra de Dios es, sobretodo, enseñanza.

El Señor va guiando nuestros caminos, aunque no nos obligue a seguir sus rutas.

No es, precisamente, la tolerancia y el respeto al diferente lo que más se estila.

Trigo y cizaña, buenos y malos, nacionales y extranjeros, de derechas o de izquierdas.

Y cada uno piensa que él es el trigo, el bueno, el nacional y el de "derechas", creyendo que cuando Jesús habló de los que se ponían a la derecha del Padre, tenía algo que ver con las opciones políticas.

La tolerancia del Padre hace que convivan buenos y malos, trigo y cizaña; como también en cada persona conviven trigo y cizaña.

La planta del trigo y de la cizaña son muy parecidas. Hay que esperar a la siega.

Muchos que, tal vez, consideramos cizaña son trigo y muchos de los que creemos que son trigo, son cizaña.

La acogida, el respeto, la escucha y el diálogo, posibilitan la convivencia.

La sabiduría popular lo ha dicho bien claro: "las comparaciones son odiosas" y "nadie hable mal de nadie porque nadie sabe lo que pasa en casa de nadie".

 

MATEO 13, 24-43

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente diciendo:

 «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo;  pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.

Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. 

Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”.

Los criados le preguntan:

“¿Quieres que vayamos a arrancarla?”.

Pero él les respondió:

“No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».  

Les propuso otra parábola:

«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo;  aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».  

Les dijo otra parábola: «El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta». 

Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada,  para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».  

Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:

«Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».

Él les contestó:

«El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno;  el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles. 

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad,  y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes.  Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

Palabra de Dios