PRESENTACIÓN
Qué
acostumbrados estamos a la oración de petición y
cuántas veces nuestras peticiones son una letanía de
cosas materiales.
Aquí
nos encontramos con un salmo de alabanza a Dios, de
acción de gracias por los cuidados y preocupaciones que
tiene con nosotros, aunque no nos demos cuenta; un salmo
de bendición al que, sin mérito de nuestra parte, nos
ha dado todo, hasta la salvación, por medio de la
entrega de su Hijo.
"Yo
te ensalzo, oh Rey, Dios mío
y bendigo tu nombre por siempre jamás;
todos los días te bendeciré,
por siempre jamás alabaré tu nombre".
Así
empieza el salmo 144 del que se han escogido algunas
estrofas para el salmo responsorial, en conexión con
los textos de la primera lectura y el evangelio.
El
Señor es el primero que actúa, por eso, nosotros,
debemos recitar sus maravillas.
Es
clemente y compasivo, la cólera está lejos de Él y su
amor se derrama sobre nosotros a manos llenas.
Por
eso, en nuestras necesidades, acudimos a ti, porque
abres tú la mano y sacias de favores a todo viviente.
En
todo momento nos volvemos a ti, porque estás cerca de
los que te invocan.
Por
eso, Señor, yo te ensalzo, te bendigo y te alabo;
pregono tus proezas y relato tus maravillas, te doy
gracias por tu fidelidad, porque sostienes a los que van
a caer
"¡La
alabanza de Yhavhé diga mi boca
y toda carne bendiga su nombre sacrosanto
por siempre jamás!".
SALMO
144
R/.
ABRES TU LA MANO, SEÑOR, Y NOS SACIAS DE
FAVORES
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento en la
cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con
todos;
es cariñoso con todas sus criaturas.
R/.
ABRES TU LA MANO, SEÑOR, Y NOS SACIAS DE
FAVORES
Los
ojos de todos te están aguardando,
tú les das
la comida a su tiempo;
abres tú la mano, y
sacias de favores a todo viviente.
R/.
ABRES TU LA MANO, SEÑOR, Y NOS SACIAS DE
FAVORES
El Señor es
justo en todos sus caminos,
es bondadoso en
todas sus acciones;
cerca está el Señor de los
que lo invocan,
de los que le invocan
sinceramente.
R/.
ABRES TU LA MANO, SEÑOR, Y NOS SACIAS DE
FAVORES
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