REFLEXIONES  

 


 

REFLEXIÓN - 1

TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS

Cuántos salen de vacaciones y dejan las llaves de la casa a una persona para que se encargue de cuidarla, para que de vez en cuando entre en ella, abra las ventanas y la ventile, riegue las plantas, recoja el correo para que no se amontone en el buzón, avise si hay alguna anomalía...

Pero esa llave no se la dejamos a cualquiera, sino a una persona que nos merezca total confianza; que sabemos que cumplirá y no nos removerá ni mirará nuestras cosas.

Con la casa bien guardada, estamos seguros.

En la vida tenemos necesidad de los demás, de fiarnos de ellos, de tener fe en ellos.

El centro de la Palabra de dios de hoy, aunque hay muchos temas y muy importantes, es el de las llaves.

En la primera lectura, un personaje al que se le han dado las llaves del palacio del rey, que significaba el poder absoluto sobre personas y cosas. Un cargo de máxima confianza, pero que no lo ha ejercido bien. Se le va a quitar el puesto y se le va a dar a otro que cumpla mejor que él.

En el Evangelio, también Jesús entrega las llaves a Pedro y, en comunión con los demás apóstoles, el poder de atar y desatar.

Y eso porque Jesús se fía plenamente de Pedro, aunque sea débil, aunque a veces le falle la fe, aunque poco después de darle las llaves le diga: "Apártate de mí Satanás", aunque en el momento crucial le niegue tres veces.

Pero el amor de Pedro a Jesús está por encima de todo.

Y para Pedro, Jesús no es sólo un buen amigo y Maestro, es el "Mesías, el Hijo de Dios vivo".

"Tú eres el Mesías...", dice Pedro. "Tú eres la piedra sobre la que edificaré mi Iglesia", le dice Jesús.

La Iglesia se fundará sobre la fe de Pedro y de los Apóstoles y la de aquellos que, por la imposición de manos, reciban la misión de continuar su ministerio de confirmar la fe de los hermanos y de guiarles en el camino que lleva a la casa del Padre.

La Iglesia no es una monarquía; es una comunidad de hermanos en la que el Señor reparte ministerios y carismas al servicio de todos.

Y ese ministerio de Pedro y los apóstoles, del Papa y los Obispos, que conlleva el servicio de la autoridad, de la guía y del magisterio, debe ser acogido por todos con fe y libertad.

Los que en la Eucaristía comemos un mismo pa, debemos sentirnos un mismo cuerpo con miembros que tienen diversas funciones, con Cristo como Cabeza y animado por el Espíritu Santo

 

 

 

REFLEXIÓN - 2

"PEDRO - PAPA"

El Papa está siendo estos últimos años una figura de actualidad, no sólo en la Iglesia sino en el mundo entero. Es verdad que esto se debe más a las cualidades concretas de los últimos papas que a la visión de fe propia de la Iglesia. Pero precisamente aquí puede radicar una pregunta inicial: ¿se trata sólo de que tenga prestigio personal de liderazgo, o es un valor en sí mismo?, ¿es cuestión de medidas humanas, o hay que verlo desde la óptica del Evangelio, como un elemento decisivo en el ser mismo de la Iglesia de Cristo? Estas preguntas se agudizan cuando se anuncia la visita del Papa a un país.

-La imagen de las llaves y de la roca

Jesús emplea dos figuras simbólicas para expresar el papel que él quiere dar a Pedro en su Iglesia.

Ya en Isaías, para indicar que el rey destituye a uno de su cargo y nombra a otro ministro de confianza, además de las imágenes de una túnica especial o de un cinturón simbólico, habla de que le da las llaves para que "abra y cierre".

Jesús dice a Pedro que le da "las llaves del Reino". Es el cargo de mayor confianza; lo que él ate y desate, queda oficialmente convalidado. Todos sabemos que el auténtico poseedor de las llaves es Xto Jesús. El Ap (3. 7) habla de él, de Jesús, como el Señor, el que posee las llaves: él es el que abre y nadie puede cerrar; cierra y nadie puede abrir. Pero es el mismo Jesús el que transmite esa misión a Pedro.

La otra imagen, de la roca sobre la que se construye el edificio, también se aplica radicalmente al mismo Xto. Pero Pedro va a visibilizar este papel de fundamento sólido, precisamente por la profesión de fe que ha sabido hacer en nombre de los demás apóstoles.

Hablando del "primado" de Pedro y de sus sucesores, hay que evitar el lenguaje exagerado, en clave de dominio o de poder.

Pero tampoco hay que minimizarlo, porque en el Evangelio es claro el valor que se le atribuye por voluntad del mismo Cristo. En la homilía habría que hacer un esfuerzo por presentar la figura del Papa en un lenguaje ajustado y constructivo.

-La Comunidad y sus Ministros

En el Concilio se ha clarificado el hecho de que es toda la comunidad cristiana el sujeto primario de todos los valores cristianos. Pero también se ha expresado con mayor precisión cómo dentro de la misma comunidad, no fuera de ella o por encima de ella, los ministros ordenados, en particular los Obispos y el Papa tienen un papel importante, querido por el mismo Xto.

Pedro en la primera comunidad y el Papa como sucesor suyo a través de las generaciones, es el encargado de animar en la fe a sus hermanos, de confirmar su fidelidad en las dificultades, de ser el "pastor" de todos en nombre de Xto como signo visible de Cristo-Pastor y Cristo-Cabeza de su Iglesia. Portavoz de la fe de los demás, guía de la comunidad en situaciones como la elección de Matías o el primer Concilio de Jerusalén, Pedro es en verdad el fundamento de la unidad y de la caridad en la Iglesia.

Papa o Primado no significa el que domina, o el señor. El único Señor es Cristo Jesús. Significa más bien el servidor, el animador. Con una autoridad entendida al modo de Jesús: también él, siendo el Maestro y el Señor, lavó los pies a sus discípulos y se entregó totalmente por los demás. El nombre que recibe el Papa, de "servidor de los servidores" de Dios, es el que mejor traduce la intención de Jesús para su papel en la Iglesia.

Visto desde la fe, el sentido del Papado es de importancia decisiva para la Iglesia y su dinámica. Es el servicio de la fe, de la caridad, de la unidad y de la misión de la comunidad de Cristo. La comunidad no "es del Papa", sino "de Cristo": pero es el Papa el que más urgentemente ha recibido la misión de animar, discernir, unir, confirmar en la fe a sus hermanos, en comunión con sus hermanos en el Episcopado. Es lo que entendemos cuando afirmamos que la Iglesia de Cristo, además de una y santa, es también "apostólica".

-Valorar desde la fe la figura del Papa

La lección que hoy nos da la Palabra es una respuesta a tantas posturas deficientes en relación al Papa. Desde los que sólo saben medir desde perspectivas humanas (ejercitando en exceso la crítica), hasta los que se guían para su aceptación o no del Papa a partir de sus ideologías, o los que en el fondo no aceptan la mediación eclesial en ninguno de sus niveles, ("yo creo en Dios... en Cristo... pero no en los curas": y esta vez los "curas" pueden representar todo lo que hay de mediación humana y ministerial en la salvación que Cristo nos ofrece).

En la Eucaristía siempre recordamos al Papa y al propio Obispo.

La celebramos en comunión con ellos. Pedimos al Señor que les "confirme en la fe y en la caridad", porque es precisamente en la fe y en la caridad como se edifica día tras día la comunidad eclesial. Este recuerdo de unidad en la Eucaristía debería traducirse en una actitud de respeto y comunión también en la vida, en la respuesta a su magisterio, en la visión de fe de su papel tal como lo ha querido Cristo. No se trata de una aceptación ciega, pero sí se trata de una postura desde la fe y desde el amor. Desde la confianza en Cristo y su Espíritu, que se sirven de los hombres para guiar a su Iglesia.

J. ALDAZABAL (+)

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REFLEXIÓN - 3

EL TESTIMONIO DE FE

1. Mateo sitúa la confesión de fe de Pedro al final del ministerio de Jesús en Galilea, momento crucial de su itinerario hacia Jerusalén. El lugar es Cesárea de Filipo, región pagana, fuera de Palestina. En primer lugar, la «gente» reconoce a Jesús como profeta y espera obras inmediatas e interesadas; para el pueblo, Jesucristo es con frecuencia el Señor de los milagros. En cambio, los discípulos han de confesar la fe en el Mesías, Hijo del Dios vivo, ligada al anuncio de la pasión del Señor. Sin proclamar la fe en Jesús, con todas sus consecuencias de sufrimiento injusto, no se puede ser discípulo cristiano.

2. Al ser bendecido por Jesús, Pedro es llamado «dichoso»; y se trata de una dicha que entraña una misión en el tiempo y en el espacio. La lista de los Doce empieza por Simón Pedro, que es el portavoz del grupo. Es uno de los tres testigos privilegiados. El sobrenombre «Pedro» aplicado a Simón por Jesús significa «piedra», algo sólido que puede lanzarse; es piedra angular y de contradicción.

3. «Dar las llaves» a alguien es concederle autoridad. «Atar y desatar» equivalía, entre los rabinos, a rechazar y admitir, a dar entrada o excluir a uno de la comunidad. Frente a los fariseos que cierran la entrada del reino de Dios, Pedro y los discípulos -la Iglesia- deberán abrirlas. En definitiva, el Cristo de Mateo promete a Pedro ejercer la autoridad sobre el pueblo de Dios.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Cuándo reconocemos y proclamamos la fe en Jesucristo?

¿Lo hacemos personalmente?

CASIANO FLORISTAN

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