"PEDRO
- PAPA"
El
Papa está siendo estos últimos años una figura de
actualidad, no sólo en la Iglesia sino en el mundo
entero. Es verdad que esto se debe más a las cualidades
concretas de los últimos papas que a la visión de fe
propia de la Iglesia. Pero precisamente aquí puede
radicar una pregunta inicial: ¿se trata sólo de que
tenga prestigio personal de liderazgo, o es un valor en
sí mismo?, ¿es cuestión de medidas humanas, o hay que
verlo desde la óptica del Evangelio, como un elemento
decisivo en el ser mismo de la Iglesia de Cristo? Estas
preguntas se agudizan cuando se anuncia la visita del
Papa a un país.
-La
imagen de las llaves y de la roca
Jesús
emplea dos figuras simbólicas para expresar el papel
que él quiere dar a Pedro en su Iglesia.
Ya
en Isaías, para indicar que el rey destituye a uno de
su cargo y nombra a otro ministro de confianza, además
de las imágenes de una túnica especial o de un cinturón
simbólico, habla de que le da las llaves para que
"abra y cierre".
Jesús
dice a Pedro que le da "las llaves del Reino".
Es el cargo de mayor confianza; lo que él ate y desate,
queda oficialmente convalidado. Todos sabemos que el auténtico
poseedor de las llaves es Xto Jesús. El Ap (3. 7) habla
de él, de Jesús, como el Señor, el que posee las
llaves: él es el que abre y nadie puede cerrar; cierra
y nadie puede abrir. Pero es el mismo Jesús el que
transmite esa misión a Pedro.
La
otra imagen, de la roca sobre la que se construye el
edificio, también se aplica radicalmente al mismo Xto.
Pero Pedro va a visibilizar este papel de fundamento sólido,
precisamente por la profesión de fe que ha sabido hacer
en nombre de los demás apóstoles.
Hablando
del "primado" de Pedro y de sus sucesores, hay
que evitar el lenguaje exagerado, en clave de dominio o
de poder.
Pero
tampoco hay que minimizarlo, porque en el Evangelio es
claro el valor que se le atribuye por voluntad del mismo
Cristo. En la homilía habría que hacer un esfuerzo por
presentar la figura del Papa en un lenguaje ajustado y
constructivo.
-La
Comunidad y sus Ministros
En
el Concilio se ha clarificado el hecho de que es toda la
comunidad cristiana el sujeto primario de todos los
valores cristianos. Pero también se ha expresado con
mayor precisión cómo dentro de la misma comunidad, no
fuera de ella o por encima de ella, los ministros
ordenados, en particular los Obispos y el Papa tienen un
papel importante, querido por el mismo Xto.
Pedro
en la primera comunidad y el Papa como sucesor suyo a
través de las generaciones, es el encargado de animar
en la fe a sus hermanos, de confirmar su fidelidad en
las dificultades, de ser el "pastor" de todos
en nombre de Xto como signo visible de Cristo-Pastor y
Cristo-Cabeza de su Iglesia. Portavoz de la fe de los
demás, guía de la comunidad en situaciones como la
elección de Matías o el primer Concilio de Jerusalén,
Pedro es en verdad el fundamento de la unidad y de la
caridad en la Iglesia.
Papa
o Primado no significa el que domina, o el señor. El único
Señor es Cristo Jesús. Significa más bien el
servidor, el animador. Con una autoridad entendida al
modo de Jesús: también él, siendo el Maestro y el Señor,
lavó los pies a sus discípulos y se entregó
totalmente por los demás. El nombre que recibe el Papa,
de "servidor de los servidores" de Dios, es el
que mejor traduce la intención de Jesús para su papel
en la Iglesia.
Visto
desde la fe, el sentido del Papado es de importancia
decisiva para la Iglesia y su dinámica. Es el servicio
de la fe, de la caridad, de la unidad y de la misión de
la comunidad de Cristo. La comunidad no "es del
Papa", sino "de Cristo": pero es el Papa
el que más urgentemente ha recibido la misión de
animar, discernir, unir, confirmar en la fe a sus
hermanos, en comunión con sus hermanos en el
Episcopado. Es lo que entendemos cuando afirmamos que la
Iglesia de Cristo, además de una y santa, es también
"apostólica".
-Valorar
desde la fe la figura del Papa
La
lección que hoy nos da la Palabra es una respuesta a
tantas posturas deficientes en relación al Papa. Desde
los que sólo saben medir desde perspectivas humanas
(ejercitando en exceso la crítica), hasta los que se guían
para su aceptación o no del Papa a partir de sus
ideologías, o los que en el fondo no aceptan la mediación
eclesial en ninguno de sus niveles, ("yo creo en
Dios... en Cristo... pero no en los curas": y esta
vez los "curas" pueden representar todo lo que
hay de mediación humana y ministerial en la salvación
que Cristo nos ofrece).
En
la Eucaristía siempre recordamos al Papa y al propio
Obispo.
La
celebramos en comunión con ellos. Pedimos al Señor que
les "confirme en la fe y en la caridad",
porque es precisamente en la fe y en la caridad como se
edifica día tras día la comunidad eclesial. Este
recuerdo de unidad en la Eucaristía debería traducirse
en una actitud de respeto y comunión también en la
vida, en la respuesta a su magisterio, en la visión de
fe de su papel tal como lo ha querido Cristo. No se
trata de una aceptación ciega, pero sí se trata de una
postura desde la fe y desde el amor. Desde la confianza
en Cristo y su Espíritu, que se sirven de los hombres
para guiar a su Iglesia.
J.
ALDAZABAL (+)
(mercabá)