INTRODUCCIÓN

EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo III
LA PREPARACIÓN
Le reconocieron al partir el pan
c) La oblación de
Melquisedec
Este misterioso personaje, que es presentado
como rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, aparece de
forma repentina e inesperada en la vida de Abrahán,
ofreciéndole pan y vino, y bendiciendo al patriarca y a Dios
por haberle dado la victoria sobre reyes poderosos (cf. Gén
14,18-20). El personaje vuelve a salir en el famoso Salmo
«Oráculo del Señor a mi señor», que proclama la dignidad
sacerdotal del rey davídico: «Tú eres sacerdote para siempre
según el rito de Melquisedec» (Sal 110,4). Este Salmo es uno
de los más citados en el Nuevo Testamento, incluso por el
mismo Jesús (cf. Mt 22,41-46). Sobre todo la Carta a los
Hebreos, en una larga exposición (cf. Hb 7-8), aprovecha el
paralelismo con Melquisedec para presentar a Jesús como
sacerdote único, supremo y eterno porque, como Hijo que es,
asegura la relación perfecta con Dios. Y este único
sacerdote ha ofrecido de una vez para siempre un único
sacrificio, su propio cuerpo y su propia sangre. Por otra
parte, toda la tradición cristiana resaltará como profecía
el tipo de ofrenda que hizo Melquisedec: el pan y el vino,
que son los signos de la Eucaristía.
d) La Pascua
El pueblo de Israel vivía como esclavo en
Egipto y Dios decidió liberarlo. Un día les mandó sacrificar
un cordero por familia y comerlo, para poder iniciar con
fuerzas la gran marcha por el desierto. Les mandó, además,
que marcasen sus puertas con la sangre del cordero, para que
el ángel del Señor no matara a sus primogénitos, como iba a
hacer con los primogénitos de los egipcios. Ese fue, pues,
el cordero de la liberación y de la vida (cf. Ex 12). Jesús
instituyó la Eucaristía cuando los judíos se disponían a
celebrar la Pascua -fiesta anual que recordaba la
liberación-, y murió cuando todas las familias judías
estaban matando los corderos para la cena pascual. Con eso
quiso decirnos que él es el Cordero que, con su muerte, nos
da la verdadera libertad y la vida definitiva. Y la
Eucaristía es la cena pascual auténtica, el alimento que
libera y vivifica.