INTRODUCCIÓN 

 


 


 

 

INTRODUCCIÓN

 

EL BANQUETE DEL SEÑOR
Miguel Payá - Página franciscanos

Capítulo III
LA PREPARACIÓN
Le reconocieron al partir el pan

1. LAS FIGURAS DE LA EUCARISTÍA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

e) El sacrificio de la alianza

El pueblo de Israel, en su marcha de la libertad, llegó por el desierto al monte Sinaí, y allí Dios les propuso una alianza, un pacto de amistad y de pertenencia mutua. El pueblo aceptó. Y entonces Dios quiso que rubricasen este pacto al modo como se solían sellar los pactos en aquellas culturas antiguas: mezclando la sangre de las dos partes contratantes, aunque fuera de manera simbólica. Moisés mató unos novillos y roció con su sangre el altar (símbolo de Dios) y al pueblo (cf. Ex 24). Jesús, al instituir la Eucaristía, dijo: «Esta es la sangre de la nueva alianza, que será derramada por vosotros». Es decir, con la sangre de Cristo, que recordamos y recibimos en la Eucaristía, se sella el pacto definitivo de amor entre Dios y el hombre.

f) El maná

Durante la peregrinación por el desierto y ante las protestas del pueblo por falta de provisiones, Dios hizo llover del cielo un pan misterioso, al que los israelitas llamaron «maná». Lo tenían que recoger cada día, sin guardar nada para el día siguiente (cf. Ex 16). Jesús, en su discurso eucarístico, dijo: «Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo. Es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo... Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne» (Jn 6,32.51). Con esto quiso decirnos que la Eucaristía es el alimento definitivo que, día a día, nos fortalece en nuestro camino hacia el Padre.