INTRODUCCIÓN

EL BANQUETE DEL
SEÑOR
Miguel Payá -
Página franciscanos
Capítulo III
LA PREPARACIÓN
Le reconocieron al partir el pan
1. LAS FIGURAS DE LA EUCARISTÍA EN EL ANTIGUO
TESTAMENTO
g) El cordero expiatorio
Dios le mandó a Moisés que, una vez al año,
en la fiesta solemne de la Expiación, impusiera las manos
sobre un macho cabrío, como para descargar sobre él todas
las culpas de los israelitas, y que después lo soltara por
el desierto. Era un modo de significar que Dios olvidaba y
perdonaba las culpas del pueblo (cf. Lv 16,20-22). Jesús
dijo: «Esta es mi sangre..., que se derrama por todos para
el perdón de los pecados». La muerte de Jesús, cuyo efecto
nos llega en la Eucaristía, es la fuente definitiva del
perdón.
h) El pan para el camino
de Elías
El profeta Elías huía perseguido por Jezabel.
Aburrido y asqueado, se echó a la sombra de un árbol, pidió
al Señor la muerte y se durmió. Un ángel lo despertó, y por
dos veces le invitó a comer un misterioso pan. Comió, bebió
del agua que le dio también el ángel, y «con la fuerza de
aquel pan caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el
monte de Dios, el Horeb», donde vio la gloria de Dios (cf. 1
Re 19,1-8). Nosotros, como Elías, vamos caminando por la
vida acosados por las dificultades; nos cansamos y
desfallecemos, pero el pan de la Eucaristía nos da fuerza
para seguir caminando hasta el encuentro con nuestro Padre.
i) El banquete final de
Isaías
El profeta Isaías contempla poéticamente la
salvación final como un inmenso banquete, con manjares y
bebidas exquisitas, al que serán invitados todos los
pueblos, y en el que desaparecerán todas las lágrimas de los
hombres (cf. Is 25,6-10). Esta imagen será utilizada por
Jesús en sus parábolas para hablarnos de la vida definitiva.
Y la Eucaristía es concebida por el mismo Señor como anuncio
y anticipo de ese gran banquete final: «Os digo que ya no
volveré a beber del fruto de la vid hasta el día en que lo
beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre» (Mt
26,29).