INTRODUCCIÓN 

 


 


 

 

INTRODUCCIÓN

 

EL BANQUETE DEL SEÑOR
Miguel Payá - Página franciscanos

Capítulo III
LA PREPARACIÓN
Le reconocieron al partir el pan

2. EL ANUNCIO DE LA EUCARISTÍA EN LA VIDA DE JESÚS

a) Jesús, el verdadero esposo

Juan el Bautista presenta a Jesús como «el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29) y como el verdadero Esposo, a quien pertenece la esposa (cf. Jn 3,27-30). En los primeros días de su vida pública, Jesús, junto con su madre y sus primeros discípulos, asisten a una boda en Caná de Galilea (cf. Jn 2,1-12). La madre de Jesús constata que se ha acabado el vino y se lo dice a Jesús. Éste le responde con una frase misteriosa: «Todavía no ha llegado mi hora». Pero, ante la insistencia de la madre, acaba convirtiendo en vino el agua que llenaba seis tinajas de las que utilizaban los judíos para sus purificaciones. Con este milagro, dice el evangelista, Jesús «manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él». Pero toda esta escena está cargada de un profundo sentido simbólico. En realidad es un «signo» que anticipa y anuncia otra boda y, por tanto, otros esposos. Jesús, cuando le llegue «su hora», la de la cruz, será realmente glorificado por el Padre (cf. Jn 17,1), porque será entonces cuando, derramando el vino nuevo de su sangre y entregando el Espíritu (cf. Jn 19,30.34), creará a su Esposa, la Iglesia, sus discípulos, dándoles una nueva madre, una nueva Eva, en la persona de esa «mujer» que ha forzado la anticipación en Caná y estará también presente junto a la cruz (cf. Jn 19,25-27). Y esa boda en la que Jesús recrea y se une esponsalmente a sus discípulos, es la que tiene lugar siempre que comemos su carne y bebemos la verdadera bebida de su sangre.