PRESENTACIÓN
La
comunidad cristiana de Corinto estaba formada
principalmente por gente sencilla, artesanos y esclavos;
con todo, como todos los corintios, valoraban la
sabiduría humana, representada por las escuelas
filosóficas, con sus maestros y discípulos. La semana
pasada recordábamos cómo la comunidad se
dividido en torno a diversos apóstoles y
maestros.
Ya
les había dicho Pablo que él no había anunciado el
evangelio con sabiduría de palabra, para que fuera
eficaz la cruz de Cristo; muy difícil de entender para
los sabios griegos, pero, para ellos, fundamental.
Dios
no necesita de los sabios de este mundo para llevar a
cabo sus planes; para ello basta fiarse de Dios y seguir
a Cristo, el que, siendo de condición divina, se
anonadó, tomando la forma de siervo.
Que
no se preocupen si la comunidad está compuesta por
gente sencilla y humilde; Dios no ha elegido a los
sabios y a los poderosos, sino a los que el mundo tiene
por necios y débiles. Los que no cuentan para el mundo,
esos son los que cuentan para Dios; así se manifestará
la gratuidad del don de Dios.
No
hay nada de qué gloriarse a no ser de haber acogido con
estupor y alegría la gracia que Dios nos da en Cristo,
sin merecimientos propios.
Lo
dirá más adelante: "La sabiduría de este mundo
es tontería a los ojos de Dios" (3, 19). Todo lo
que es y todo lo que tiene el cristiano, le viene de
Cristo.
Así
pues, "Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la
muerte, lo presente y lo futuro, es vuestro. Vosotros
sois de Cristo y Cristo de Dios" (3, 21). Por
tanto, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.
1CORINTIOS
1,
26-31
Dios
ha escogido lo débil del mundo
Fijaos
en vuestra asamblea, hermanos, no hay
en ella muchos sabios en lo humano, ni
muchos poderosos, ni muchos aristócratas;
todo lo contrario, lo necio del mundo
lo ha escogido Dios para humillar a
los sabios, y lo débil del mundo lo
ha escogido Dios para humillar el
poder.
Aún más, ha escogido la gente
baja del mundo, lo despreciable, lo
que no cuenta para anular a lo que
cuenta, de modo que nadie pueda
gloriarse en presencia del Señor.
Por
él vosotros sois en Cristo Jesús, en
este Cristo que Dios ha hecho para
nosotros sabiduría, justicia,
santificación y redención.
Y así
-como dice la Escritura- "el que
se gloríe, que se gloríe en el Señor".
Palabra
de Dios
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