PALABRA DE DIOS 

 


 

PRIMERA LECTURA
Sofonías 2,3. 3,12-13

De entre los desterrados a Babilonia, quedó un pequeño grupo que todavía mantenía la esperanza en las promesas del Señor.
      El "Resto de Israel", pueblo pobre y humilde, pone su confianza en el Señor.

 


PRESENTACIÓN

Más o menos hacia el 630 a.C., apareció el profeta Sofonías, después de 60 años en los que no se escuchaba la Palabra de Yhavhé; Isaías había profetizado hacia el 690 a.C..

Sofonías habla para decir que la paciencia de Dios ya no aguanta más, que va a purificar a las naciones y a Jerusalén; que su pueblo será un pueblo de pobres y humildes que confían en él.

Profetizará Sofonías la cercanía del Día de Yhavhé, entendido, según las imágenes de la época, como un día terrible y de destrucción, de sombras y tinieblas, de angustia y congoja (1, 15).

El Día de Yhavhé llegará a todas las naciones: a las ciudades paganas cercanas a Judá, tierra de filisteos, hasta Etiopía y Asiria, la que, unos cien años antes, había invadido el reino del norte, Israel, y de la que el sur se libró, de milagro, en tiempos del asirio Senaquerib.

Y si el Día de Yhavhé llega a todas las naciones, también llega a Jerusalén. "¡Ay de la rebelde, de la manchada, de la ciudad opresora" (3, 1). No ha entendido la correcciones que el Señor le enviaba, no ha confiado en Yhavhé. Sus reyes, como leones; sus gobernantes, como lobos; sus profetas, charlatanes; los sacerdotes profanan las cosas santas y no respetan la Ley.

No es este el pueblo que quiere el Señor. El pueblo del Señor serán aquellos que invoquen el nombre de Yhavhé, vengan de donde vengan.

Tal vez no sean muchos, un resto, pero serán fieles, humildes, pobres, pues se han convertido a Yhavhé y él es toda su riqueza, y de él lo esperan todo.

El resto de Israel vivirá según la voluntad de Dios, "no cometerá maldades, ni dirá mentiras". 

El pueblo que Dios quiere para sí es el que vive según el espíritu de la bienaventuranzas propuestas por Jesús.

SOFONÍAS 2, 3. 3, 12-13

Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde

Buscad al Señor los humildes, que cumplís sus mandamientos; buscad la justicia, buscad la moderación, quizá podáis ocultaros el día de la ira del Señor.

"Dejaré en medio de ti un pueblo pobre y humilde, que confiará en el nombre del Señor.

El resto de Israel no cometerá maldades, ni dirá mentiras, ni se hallará en su boca una lengua embustera; pastarán y se tenderán sin sobresaltos."

Palabra de Dios

 

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 145

PRESENTACIÓN

Este salmo es un canto al Dios que protege a los débiles, a los oprimidos.

El espesor del mal es grande y siempre aplasta a los pequeños, a los débiles, a los pobres, a los que pasan hambre.

Si los que tienen que hacer justicia, si los que tienen en su mano el poder, no lo emplean para ayudar a los que sufren, será el Señor el que tome cartas en el asunto; no por nada es el Dios Liberador

"El Señor hace justicia a los oprimidos,
       da pan a los hambrientos.
       El Señor liberta a los cautivos."

Cómo resuenan las palabras del profeta Isaías, que más tarde Jesús tomaría como suyas: "Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Noticia, a proclamar la liberación de los cautivos y la vista a los ciegos".

"El Señor abre los ojos al ciego,
       el Señor endereza a los que ya se doblan,
       el Señor ama a los justos".

El mal no tiene la última palabra, siempre que seamos capaces de vencer el mal con el bien, pues todo bien procede de Dios y él es el que libera cuando ponemos nuestra vida, en él, al servicio de los últimos.

"El Señor sustenta al huérfano y a la viuda
       y trastorna el camino de los malvados.
       El Señor reina eternamente. 

 
 SALMO 145

Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
él hace justicia a los oprimidos,
él da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
R.
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. 
R.
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. 
R.
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

 

SEGUNDA LECTURA
1 Corintios 1, 26-31

La ciudad de Corinto era un centro comercial muy importante en la época de San Pablo. Por su puerto entraban y salían no sólo mercancías, sino también ideas y saberes.
      Eran importantes para ellos los conocimientos, los maestros, las escuelas...
      San Pablo presenta la comunidad cristiana de Corinto como algo muy sencillo y pequeño, para que se den cuenta de que lo que son y lo que tienen proviene del Señor.

 


 

PRESENTACIÓN

La comunidad cristiana de Corinto estaba formada principalmente por gente sencilla, artesanos y esclavos; con todo, como todos los corintios, valoraban la sabiduría humana, representada por las escuelas filosóficas, con sus maestros y discípulos. La semana pasada recordábamos cómo la comunidad se dividido  en torno a diversos apóstoles y maestros.

Ya les había dicho Pablo que él no había anunciado el evangelio con sabiduría de palabra, para que fuera eficaz la cruz de Cristo; muy difícil de entender para los sabios griegos, pero, para ellos, fundamental.

Dios no necesita de los sabios de este mundo para llevar a cabo sus planes; para ello basta fiarse de Dios y seguir a Cristo, el que, siendo de condición divina, se anonadó, tomando la forma de siervo.

Que no se preocupen si la comunidad está compuesta por gente sencilla y humilde; Dios no ha elegido a los sabios y a los poderosos, sino a los que el mundo tiene por necios y débiles. Los que no cuentan para el mundo, esos son los que cuentan para Dios; así se manifestará la gratuidad del don de Dios.

No hay nada de qué gloriarse a no ser de haber acogido con estupor y alegría la gracia que Dios nos da en Cristo, sin merecimientos propios.

Lo dirá más adelante: "La sabiduría de este mundo es tontería a los ojos de Dios" (3, 19). Todo lo que es y todo lo que tiene el cristiano, le viene de Cristo.

Así pues, "Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente y lo futuro, es vuestro. Vosotros sois de Cristo y Cristo de Dios" (3, 21). Por tanto, el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.

1CORINTIOS 1, 26-31

Dios ha escogido lo débil del mundo

Fijaos en vuestra asamblea, hermanos, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder.

Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención.

Y así -como dice la Escritura- "el que se gloríe, que se gloríe en el Señor".

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
Mateo 12, 5-a

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.

 

EVANGELIO
Mateo 5, 1-12a

Uno de los textos más importantes del Nuevo Testamento; palabras que Jesús dirige a sus discípulos: Las Bienaventuranzas.
      Desde Dios todas las cosas, aun las más difíciles, tienen sabor de eternidad; quien las vive así, es "dichoso".

 

PRESENTACIÓN

Tal vez las bienaventuranzas habrían sido presentadas por Jesús como breves fórmulas de tono profético, que anunciaban el Reino previsto por el profeta Isaías, que hacía de los pobres, de los afligidos y de los hambrientos los beneficiarios de la salvación mesiánica (Is 58, 6-10). Las bienaventuranzas nos dicen que, con Jesús, han llegado los tiempos mesiánicos.

Los capítulos cinco al siete del evangelio de San Mateo, que comienzan con las bienaventuranzas, son llamados el Sermón de la Montaña y sería como la constitución del Nuevo Pueblo de Dios. 

El monte evoca al Sinaí; Jesús, nuevo Moisés, se sienta a enseñar; los destinatarios, los discípulos de todos los tiempos.

Dichosos los pobres, los humildes, los que necesitan pedir, los que sólo pueden recibir...: ellos son los privilegiados del Reino. Para ellos, igual que para los esclavos hebreos de Egipto, para los deportados a Babilonia o para todos los pobres de hoy, ha venido la Palabra liberadora de Dios.

Serán salvados no sólo por ser pobres, por padecer hambre o por ser perseguidos (Lc 6, 20-23), sino  sobre todo por ser pobres de espíritu, por tener hambre y sed de justicia, por ser perseguidos a causa del evangelio (Mt 5, 1-12)

A diferencia del evangelio de San Lucas, San Mateo profundiza más en la actitud moral y el las motivaciones: "Por que ellos..."

Las bienaventuranzas no son unos fardos pesados que el Señor carga a nuestras espaldas, sino un camino de plenitud, sin ataduras ni esclavitudes.

MATEO 5, 1-12a
Dichosos los pobres en el espíritu

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:

"Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados.

Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra.

Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.

Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.

Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo."

Palabra de Dios