PRESENTACIÓN
Nos
apremia el amor de Cristo porque él ha dado primero, mejor
aún, porque él se ha dado por nosotros muriendo por cada
uno.
Y
quien ha recibido tan importante muestra gratuita de amor,
no puede quedarse impasible.
Pablo
lo ha entendido bien y lo ha hecho el eje de su ministerio:
se trata tanto del amor que Cristo le tiene, como del amor
que, en correspondencia, tiene a Cristo.
Quien
por el bautismo ha sido incorporado a la muerte de Cristo,
ha sido incorporado igualmente a su resurrección. Por
tanto, hay una nueva vida que afecta a todo nuestro ser y
actuar, personalmente y en la sociedad; pues, quien por la
incorporación a Cristo, es una criatura nueva, debe llevar
esa novedad a todas partes, para que todo esté impregnado
del mandamiento nuevo.
Si
con Cristo, lo viejo ya ha pasado y ahora manda lo nuevo,
nuestra vida personal debe acercarse más a Cristo, para que
el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, sea fermento de la nueva
humanidad redimida.
|
2ª
CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS
5, 14-17
Lo
antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado
Hermanos:
Nos
apremia el amor de Cristo, al considerar que,
si uno murió por todos, todos murieron.
Cristo murió por todos, para que los que
viven ya no vivan para sí, sino para el que
murió y resucitó por ellos. Por tanto, no
valoramos a nadie según la carne. Si alguna
vez juzgamos a Cristo según la carne, ahora
ya no. El que es de Cristo es una criatura
nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha
comenzado.
Palabra
de Dios
|
|