PRESENTACIÓN
Jesús acaba de realizar el
milagro, el signo, de la multiplicación de los panes.
Ha tenido un éxito tan
grande que quieren hacerle rey y se tiene que marchar a la
montaña solo.
Jesús se da cuenta de que
la gente le sigue por intereses muy personales: buscar la
curación, haber comido hasta hartarse. Pero esa no es la
finalidad de los signos que Jesús realiza, de sus milagros.
Hay una curación más
importante que la del cuerpo: recordemos cuando le dijo al
paralítico que le llevaron para que lo curara: "Hijo, tus
pecados quedan perdonados".
Ahora también les dice que
hay un alimento más importante que el perecedero, el que
sirve para la vida eterna.
Jesús no es un mero
"hacedor de milagros", el el Hijo del hombre, aquel que "ha
sellado el Padre", que trae la curación definitiva, el
alimento definitivo.
Para lograr esa curación,
para lograr ese alimento hay que "abandonar el anterior modo
de vivir", como decía San Pablo (2ª lectura) y acoger desde
la fe y la vida al que el Padre ha enviado.
Moisés no fue "pan del
cielo", no dio el maná a los israelitas en el desierto. como
creían los judíos; fue Dios el que dio "pan del cielo" para
que no muriesen en el desierto y pudieran llegar a la Tierra
Prometida.
Ahora, en Jesús, el Padre
da el verdadero y definitivo pan del cielo; en Jesús, el
Padre hace que no pasemos más hambre, que no tengamos sed,
pues Él, Jesús, es el Pan de la Vida.

Que no sea egoísta en mi relación contigo,
Señor.
Que mis intereses sean los tuyos y mi fuerza la
encuentre en el pan que baja del cielo y da la
vida al mundo.
Sé Tú mi pan de vida. |
LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 24-35
En aquel tiempo, cuando
la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos
estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún
en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra
orilla del lago, le preguntaron:
-Maestro, ¿cuándo has
venido aquí?
Jesús les contestó:
-Os lo aseguro: me
buscáis no porque habéis visto signos, sino
porque comisteis pan hasta saciaros.
Trabajad no por el
alimento que perece, sino por el alimento que
perdura, dando vida eterna, el que os dará el
Hijo del Hombre; pues a éste lo ha sellado el
Padre, Dios.
Ellos le preguntaron:
-¿Cómo podremos
ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?
Respondió Jesús:
-Este es el trabajo que
Dios quiere: que creáis en el que él ha enviado.
Ellos le replicaron:
-¿Y qué signo vemos que
haces tú, para que creamos en ti? Nuestros
padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: "Les dio a comer pan del cielo."
Jesús les replicó:
-Os aseguro que no fue
Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es
mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo.
Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y
da vida al mundo.
Entonces le dijeron:
-Señor, danos siempre de
ese pan.
Jesús les contestó:
Yo soy el pan de vida.
El que viene a mí no pasará hambre, y el que
cree en mí no pasará nunca sed.
Palabra del Señor.
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