PRESENTACIÓN
Había
empezado Jesús su discurso diciendo a los judíos: "Yo
soy el pan de la vida"; y la primera reacción fue no
creer, criticar y murmurar contra Jesús.
Pero
Jesús siguió diciendo que no sólo era el pan de la vida,
sino que había bajado del cielo, que venía de Dios y que
el que coma de ese pan vivirá para siempre.
Vuelven
a criticarle: ¿quién se ha creído que es el hijo de
José?
Pero
él sigue adelante y da un paso más: "el pan que yo
daré es mi carne para la vida del mundo"
Y
siguen las críticas: ¿Cómo puede darnos a comer su carne?
Y
es que en el pan de vida se entrega él mismo: el Hijo de
Dios encarnado, hecho carne.
La
Palabra se hizo carne, habitó entre nosotros y se entregó
hasta la muerte por nuestra salvación, por nuestra vida.
Después
de la muerte en la cruz, de la entrega de su cuerpo y su
sangre y de la resurrección, entendieron los suyos el
significado de aquellas palabras que sonaban tan extrañas y
tan duras; entendieron aquel gesto y aquellas palabras de la
Última Cena y de la Acción de Gracias hecha en memoria
suya.
Aquel
pan de vida hecho Cuerpo y Sangre de Cristo, que se come,
realiza la unión profunda entre el maestro y el discípulo,
entre el Señor y el servidor, entre el Padre y el hijo, y
lleva a la resurrección en el último día.

Tengo
hambre de vida y eternidad, ¿quién me la puede
dar?
Tú
te entregas como alimento de vida eterna.
Dame
tu pan, dame tu Cuerpo y tu Sangre en el
sacramento de la Eucaristía.
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DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 51-58
Mi
carne es verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida
En aquel
tiempo, dijo Jesús a la gente: "Yo soy
el pan vivo que ha bajado del cielo; el que
coma de este pan vivirá para siempre. Y el
pan que yo daré es mi carne para la vida del
mundo." Disputaban los judíos entre sí:
"¿Cómo puede éste darnos a comer su
carne?" Entonces Jesús les dijo:
"Os aseguro que si no coméis la carne
del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no
tenéis vida en vosotros. El que come mi carne
y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo
resucitaré en el último día. Mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es verdadera
bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre
habita en mí y yo en él. El Padre que vive
me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del
mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste
es el pan que ha bajado del cielo: no como el
de vuestros padres, que lo comieron y
murieron; el que como este pan vivirá para
siempre."
Palabra
de Dios
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