PRESENTACIÓN
De
Dios no puede venir el mal, el odio y la violencia, porque
Dios es Amor.
"
La sabiduría que viene de arriba, es decir de Dios, es pura
y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena
de misericordia y buenas obras, constante, sincera".
Por
lo tanto, hay que dejarse conducir por Dios.
Cuando
nos dejamos llevar de nosotros mismos, de nuestros
egoísmos, envidias y rivalidades, vienen los desastres,
"guerras y contiendas".
Esta
idea estaba en el trasfondo del discurso del Papa en
Ratisbona, que tan interesadamente ha sido malinterpretado.
Los
odios, las guerras, las violencias, los terrorismos, la
destrucción de la vida, nunca son "santas".
Todo
ellos es fruto de nuestras bajas pasiones que nos llevan a
tener cada vez más, a ser más fuertes, a dominar y
oprimir.
º"¿De
dónde proceden las guerras y las contiendas entre
vosotros?" - Vuestras pasiones, codicias y envidias,
nos dice la carta de Santiago.
Y
cuando sólo pensamos en nosotros mismos, hasta la oración
se vuelve interesada y egoísta y, por lo tanto, ineficaz:
"Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar
satisfacción a vuestras pasiones".
Bienaventurados los que buscan la paz.
Dichosos los que son capaces de romper
su orgullo, su vanidad, sus ansias de
poder y dominio.
Que ni me queje si no hago el esfuerzo
de salir de mis pasiones. |
LECTURA DE LA
CARTA DE SANTIAGO 3,
16-4, 3
Los
que procuran la paz están sembrando paz, y
su fruto es la justicia.
Queridos
hermanos:
Donde
hay envidias y rivalidades, hay desorden y
toda clase de males. La sabiduría que viene
de arriba ante todo es pura y, además, es
amante de la paz, comprensiva, dócil, llena
de misericordia y buenas obras, constante y
sincera. Los que procuran la paz están
sembrando la paz, y su fruto es la justicia.
¿De dónde proceden las guerras y las
contiendas entre vosotros?¿No es de
vuestras pasiones, que luchan en vuestros
miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis,
ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os
combatís y os hacéis la guerra. No
tenéis, porque no pedís. Pedís y no
recibís, porque pedís mal, para dar
satisfacción a vuestras pasiones
Palabra
de Dios
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