PRESENTACIÓN
Cuántas veces pasaba
Jesús por Jericó, ciudad milenaria, oasis en el desierto,
alimentada por la fuente de Eliseo.
En ese lugar coloca San
Marcos la curación de un ciego.
Además
de ser el milagro signo de que con Jesús ha llegado el
reinado de Dios y su Mesías ("El Espíritu del Señor
está sobre mí... Me ha enviado para anunciar... a los
ciegos la vista..." Lc 4, 18). es una bella catequesis
sobre el proceso de la fe.
Ante
todo, el ciego oye hablar de Jesús (¡Cuántos
"ciegos" de todo tipo oyen hablar de Jesús...!) y
quiere ir hacia él; tanto lo espera y desea que lo llama
con palabras que podrían resultar extrañas en él:
"Hijo de David, ten compasión de mi".
Tras
el intenso deseo y la fuerte llamada, que expresa su fe en
él, aunque algunos los quieran impedir, se produce el
encuentro.
Qué
alegría le inunda al acercarse a quien puede salvarle. El
texto lo hace patente con unas expresiones que lo denotan:
"Soltó el manto, dio un salto y se acercó a
Jesús".
-
¿Qué quieres que haga por ti?
-
Maestro, que pueda ver.
Jesús
resalta su fe y le cura. Después, él le sigue como
discípulo.
¿Qué
pasos hay que dar para acercarse a Cristo?
*
Hay que oír hablar de Él. Es el compromiso de los que nos
decimos de los suyos.
*
Personas, que se sienten como ciegos y quieren ver, al oír
hablar de Jesús, quieren conocerlo, acercarse y encontrarse
con él.
*
Para ello han de superar las dificultades que presenta el
ambiente y el comportamiento mismo de algunos cristianos.
*
La llamada del Señor es motivo de alegría y esperanza.
*
Cuando dices de corazón: "Maestro, que pueda
ver", Él te da la vida nueva; esto sería el Bautismo.
*
Finalmente, te unes a los suyos, "le sigues por el
camino".
|
LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 10,
46-52
Maestro,
haz que pueda ver.
En aquel
tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus
discípulos y bastante gente, el ciego
Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al
borde del camino, pidiendo limosna. Al oír
que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
"Hijo de David, Jesús, ten compasión de
mí." Muchos lo regañaban para que se
callara. Pero él gritaba más: "Hijo de
David, ten compasión de mí." Jesús se
detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron
al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate,
que te llama." Soltó el manto, dio un
salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo:
"¿Qué quieres que haga por ti?" El
ciego le contestó: "Maestro, que pueda
ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe
te ha curado." Y al momento recobró la
vista y lo seguía por el camino.
Palabra
de Dios
|
|