PRESENTACIÓN
Durante el
primer viaje misionero de Jesús, en alguna parte de
Galilea, fuera de Cafarnaúm, se le acerca un leproso que le
pide la curación.
Hay que
tener en cuenta dos cosas: una, el milagro de la curación y
otra, el significado más profundo, la enseñanza que Jesús
nos da.
Y esta
enseñanza, que nos la da con su actitud de cercanía al
leproso, que le lleva a tocarle, gesto escandaloso y audaz
en su tiempo, es revelar el auténtico rostro de Dios,
cercano y que no excluye a nadie.
El leproso
no debería haberse acercado a Jesús y Jesús no debería
haberse acercado al leproso y tocarlo. Ambos han
transgredido la exclusión tradicional, pero sin esa
trasgresión, no se habría producido el milagro.
El leproso,
que tal vez habría oído hablar de Jesús y sus obras, pues
su nombre se había extendido por la comarca, se acerca a
Jesús cayendo de rodillas a sus pies, cosa que sólo se
hace ante Dios, y le pide la curación.
El Mesías
inauguraría una época de felicidad para todos, también
para los leprosos, que "quedarán limpios".
También
este milagro es el primer paso de un largo combate contra
todas las exclusiones. El mismo se hace uno de los
rechazados, pues, en su pasión, se rebajó más que un
leproso y fue ejecutado fuera de la Ciudad Santa.
Tú
puedes y quieres limpiarme, pues sientes
lástima.
Me
brotará la carne sana y todos la verán.
No
me prohíbas contar tu bondad, pues no puedo
quedármela para mí solo.
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LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
1, 40-45
En
aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso,
suplicándole de rodillas:
-Si
quieres, puedes limpiarme.
Sintiendo
lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo:
-Quiero:
queda limpio.
La
lepra se le quitó inmediatamente y quedó
limpio.
El
lo despidió, encargándole severamente:
-No
se lo digas. a nadie; pero para que conste, ve a
presentarte al sacerdote y ofrece por tu
purificación lo que mandó Moisés.
Pero
cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con
grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no
podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se
quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían
a él de todas partes.
Palabra
de Dios
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LOS
AMENAZADOS Y LOS QUE AMENAZAN
Una
tentación de siempre: eliminar, quitar de
en medio al que nos estorba, nos afea, nos
trae problemas.
Cada
día son más frecuentes las noticias de
personas que contratan sicarios para
eliminar a quienes consideran enemigos o
estorbos.
Cada
día son más los que, apoyados por leyes
injustas, que promueven nuestros
gobiernos, ante el embarazo no deseado,
optan por la solución de eliminar a la
persona más débil e indefensa del mundo.
Me estorba, cambia mis planes, me produce
un trauma, lo elimino y asunto cerrado,
Que
estorba ese anciano, ese enfermo terminal,
"vamos a tener con él piedad y
misericordia para que no sufra": le
adelantamos la hora de la muerte. Él
descansa y los demás también.
Un
grupo de jóvenes sale una noche de
fiesta, se pasan en el alcohol y la droga
y lo pagan esos marginados, vagabundos,
que duermen en el metro, en los portales,
en las cabinas de los cajeros automáticos
abrigados por unos cartones; van a recibir
unas palizas de muerte.
En
el mundo de la política pasa lo mismo:
¿me estorbas?, ¿puedes quietarme el
poder? Voy a ver cómo te quito de en
medio. No importan los medios: trampas,
difamación, espionaje... Al final todo
vale.
En
el fondo es lo mismo que la legislación
de Israel sobre los leprosos, que hemos
escuchado en la primera lectura: ¿Tienes
la lepra? Eres un problema; por lo tanto,
fuera del pueblo, a las cuevas, a vivir
como un andrajoso; no te acerques a nadie
y que nadie se te acerque.: un muerto en
vida.
El
Señor nos enseña no sólo el respeto a
las personas débiles y marginadas, sino
el amor hacia ellas.
El
leproso, saltándose la ley, se ha
acercado a Jesús, sabiendo que él le
puede sacar de su situación: "Si
quieres, puedes limpiarme".
Y
Jesús también se ha saltado la ley; ha
sentido lástima, le ha tocado y le ha
dicho: "Quiero: queda limpio".
El
Señor no es Señor de muerte sino de
vida. Por eso la entrega en la cruz: para
que tengamos vida y vida en abundancia.
Este
año, en nuestra Iglesia de España, hemos
comenzado un año de oración por la vida,
pues está amenazada desde muchos frentes:
aborto, eutanasia activa o suicidio
asistido, violencia de todo tipo, guerras,
terrorismo, hambre, discriminación por
razón de sexo, raza o credo, abandono,
soledad... ¡Cuánta situación de muerte!
Recemos
al Dios de la vida por los amenazados y
por los que amenazan.
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