LA
FILOSOFÍA DEL PESCADOR Estamos
muchas horas delante del televisor. Gran parte de ese
tiempo se emplea en ver anuncios. A través de ellos se
nos va metiendo un estilo de vida
"envidiable": ricos, triunfadores, grandes
mansiones, fiestas, coches de ensueño... Algunos, que
no saben distinguir entre realidad y ficción, maldicen
su mala suerte; les parece que los que más tienen son
más felices. Y es que, dicen, el dinero no da la
felicidad, pero ayuda a conseguirla.
Todo
depende donde pongamos la felicidad: en el
"ser" o en el "tener". Cuando
llegamos a entender que es más importante lo que soy,
que lo que tengo, la vida, que las cosas, estoy en ese
punto en el que muchas angustias, ansiedades y
sufrimientos desaparecen.
No
somos felices cuando codiciamos lo de los otros, cuando
les envidiamos, cuando no aceptamos la propia realidad.
En
nuestra sociedad, el dinero, la posición social, la
influencia, son expresión de éxito, de realización
personal.
Qué
pocos construyen esa posición sobre la justicia, la
solidaridad, el compartir con los desfavorecidos.
Cuántos la construyen sobre la opresión, la
injusticia, el egoísmo, el desprecio a los demás y las
malas artes.
¿Se
puede ser feliz viviendo con lo necesario, sin ese
ansia, ese sinvivir de tener cada vez más? ¿Se
puede ser feliz sin estar siempre comparándonos con los
otros?
Si
no somos capaces de aceptar nuestra realidad y sacarle
el mayor partido, nos amargaremos la existencia.
Procuramos crecer, mejorar en todos los sentidos, pero
sin renunciar a vivir, sin esclavizarnos.
Tener
más y más, ¿va a alargarnos la vida hasta la
eternidad? Los ricos, los poderosos, los envidiados,
también mueren.
Unos
dejan en herencia dinero y posesiones, que pronto se
liquidan: otros, han enseñado a vivir, a ser felices y
a hacer felices a los demás. No cotiza en bolsa, pero
es más duradero.
El
creyente sabe que el dinero, el poder, la influencia,
acaban con la muerte, pero la vida sigue y en esa nueva
vida no sirve nada de lo acumulado en esta.
Si
aprendiéramos la filosofía de aquel pescador que
estaba sentado a la puerta de su casa fumando la pipa,
después de haber estado pescando con su barquichuela...
Otro
pescador le recrimina porque está sentado, fumando,
contemplando el mar y no sigue pescando.
¿Porqué
estás sentado sin hacer nada? Podrías pescar más para
ganar más dinero y comprar más barcas, así ganarías
más y podrías comprarte una flotilla, y después... Y
después ¿qué?, preguntó el pescador. Después
podrías sentarte a la puerta de tu casa, fumar tu pipa
y contemplar el mar. ¿Y qué estoy haciendo ahora?,
respondió el pescador.
Lo
verdaderamente importante procede de Dios y tiene valor
de eternidad.
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