PRESENTACIÓN
Quienes
proclamamos que Jesucristo es el Señor, el Hijo de Dios
muerto y resucitado por nuestra salvación, el Mesías
anunciado y esperado, no podemos ser esclavos,
servidores, de las leyes de la etapa de preparación, de
la Ley de Moisés, pero tampoco de ninguna otra. Sólo
somos servidores de Cristo y, en él, de los demás, por
amor.
Porque
la libertad no es hacer en cada momento lo que me venga
en gana, sino elegir en cada momento, por mí mismo, lo
que debo hacer: libertad de alturas, no de bajezas.
Y
la expresión de la libertad cristiana es el amor, un
amor que es entrega a los demás.
Nuestra
libertad consiste en acoger a Jesucristo y vivir la vida
nueva del Evangelio, que se resume en el mandamiento del
amor, que no es ley fría, sino estilo de vida. El que
elige el amor, elige la libertad; el que elige el
egoísmo, elige la esclavitud a sí mismo y a sus
pasiones.
Nadie
puede imponernos la fe en Jesucristo, nadie puede
imponernos el seguimiento de Jesucristo, nadie puede
imponernos la vida nueva en Cristo.
Somos
libres de tomar este camino de vida y también libres de
irnos por otros derroteros de egoísmo, que llevan a
servirnos a nosotros mismos y a "mordernos" y
"devorarnos" mutuamente.
El
que se deja conducir por el Espíritu será libre, será
hijo de Dios, sencillamente.
GÁLATAS 5,
1. 13-18
Vuestra
vocación es la libertad
Hermanos:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha
liberado.
Por
tanto, manteneos firmes, y no os sometáis
de nuevo al yugo de la esclavitud.
Hermanos,
vuestra vocación es la libertad: no
una libertad para que
se
aproveche la carne; al contrario, sed
esclavos unos de otros por amor.
Porque toda la Ley se concentra en
esta frase: "Amarás al prójimo
como a ti mismo."
Pero,
atención: que si os mordéis y devoráis
unos a otros, terminaréis por
destruiros mutuamente.
Yo
os lo digo: andad según el Espíritu
y no realicéis los deseos de la
carne; pues la carne desea contra el
espíritu y el espíritu contra la
carne. Hay entre ellos un antagonismo
tal que no hacéis lo que quisierais.
En
cambio, si os guía el Espíritu, no
estáis bajo el dominio de la Ley.
Palabra
de Dios
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