PRESENTACIÓN
Pensemos
en una procesión de fieles que se acercan al Templo de
Jerusalén, la "tienda" del Señor, para
participar en el culto.
Se
entabla un diálogo entre los fieles y los levitas que
están a la puerta.
"Señor,
¿quién puede hospedarse en tu tienda?
La
palabra "tienda" recordaba la Tienda del
Encuentro, que acompañaba a los israelitas en su camino
por el desierto durante el Éxodo.
La
respuesta que da el salmo enumera las cualidades
requeridas para acercarse a la casa del Señor. Son once
esas cualidades:
"El
que procede honradamente"
"El
que practica la justicia"
"El
que tiene intenciones leales"
"El
que no calumnia con su lengua"
"El
que no hace mal al prójimo"
"El
que no difama a su vecino"
"El
que considera despreciable al impío"
"El
que honra a los que temen al Señor"
"El
que no retracta lo que juró, aun en daño propio"
"El
que no presta dinero a usura"
"El
que no acepta soborno contra el inocente"
(Una
buena guía para el examen de conciencia, cuando nos
acercarnos al Sacramento de la Penitencia)
Cualidades
que no son simplemente una pureza ritual, exterior,
hecha de abluciones, gestos o vestiduras
especiales.
Para
acercarnos al Señor necesitamos purificar la
conciencia.
El
salmo nos recuerda que debemos conjugar fe y vida,
oración y compromiso de la propia vida, adoración y
justicia social.
"El
que así obra, nunca fallará"
Y
se le abrirán las puertas del templo del Señor de par
en par.
(SALMO 14 )
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua.
R.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda?
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor.
R.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda?
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará.
R.
Señor, ¿quién puede hospedarse en tu
tienda?
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