PALABRA DE DIOS 

 

PRIMERA LECTURA
Eclesiástés 1, 2; 2, 21-23

PRESENTACIÓN

Qohelet es un sabio predicador, un creyente que presenta sus reflexiones con un duro realismo, con frecuencia oponiéndose a las doctrinas tradicionales de los sabios de Israel.

Frente a los que pintan de colores la realidad de la existencia, pone en crisis los convencionalismos imperantes en cuanto a la noción de felicidad, bienestar y sentido de la vida.

Proclama la vaciedad de las cosas y de muchos esfuerzos.

Con todo, el predicador no es sistemáticamente escéptico, menos, agnóstico. Cree en Dios, en el Dios que ha puesto las cosas en la mano y en el corazón de los hombres (3, 11), aunque éste no pueda abarcar sus acciones, que son duraderas (3, 14).

El predicador busca que los oyentes se pregunten sobre el sentido que están dando a sus vidas, por la consistencia de todos sus esfuerzos; plantea eternas cuestiones:¿por qué?, ¿para qué?, no vale la pena, todo es absurdo... ¿Quién no se ha hecho alguna vez estas preguntas?; busca que sus oyentes piensen por sí mismos, que entiendan y acepten con lucidez las incertidumbres y contradicciones de la vida, así como su finitud.

A la hora de la verdad, el uso de las cosas sólo tiene sentido si se hace según Dios.

Por eso, un discípulo termina el libro diciendo: "Basta de palabras. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus mandamientos, que eso es ser hombre cabal. Porque toda obra la emplazará Dios a juicio, también todo lo oculto, a ver si es bueno o malo" (12, 13-14).

ECLESIASTÉS 1, 2; 2, 21-23

¿Qué saca el hombre de todos los trabajos?

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet; vanidad de vanidades, todo es vanidad!

Hay quien trabaja con sabiduría, ciencia y acierto,

y tiene que dejarle su porción a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia.

Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?

De día su tarea es sufrir y penar, de noche no descansa su mente.

También esto es vanidad.

Palabra de Dios

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 89

PRESENTACIÓN

El salmo es una meditación sobre la vida humana. Comienza cantando la grandeza de Dios, Señor del universo, anterior a la formación de los montes, para quien mil años son como un día.

"Señor, Tú has sido para nosotros
un refugio de edad en edad.
Antes que los montes fuesen engendrados,
antes que naciesen tierra y orbe,
desde siempre hasta siempre tú eres Dios."

Frente a esta grandeza, está la pequeñez del hombre, pobre, sin consistencia, hecho de tierra.

"Tú al polvo reduces a los hombres
diciendo: "Retornad hijos de Adán"
Porque mil años a tus ojos
son como un ayer que ya pasó,
una vela nocturna."

Qué limitado es el ser humano. Nuestra existencia tiene la fragilidad de la hierba que brota al alba; inmediatamente oye el silbido de la hoz, que la reduce a un montón de heno.

"Los siembras año tras año
como hierba que se renueva;
que florece y se renueva por la mañana
y por la tarde la siegan y se seca."

Una existencia tan efímera, unos años que pasan volando, no se pueden desperdiciar. Ante esa fragilidad, pedimos al Señor que nos dé un corazón sensato.

"Enséñanos a calcular nuestros años
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos."

Sólo la gracia de Dios puede dar consistencia y perennidad a nuestras acciones diarias.

"Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos."

 

(SALMO 89 )

Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo,
 diciendo: "Retornad, hijos de Adán." 
Mil años en tu presencia 
son un ayer, que pasó; 
una vela nocturna. 
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Los siembras año por año, 
como hierba que se renueva: 
que florece y se renueva por la mañana, 
y por la tarde la siegan y se seca. 
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Enséñanos a calcular nuestros años, 
para que adquiramos un corazón sensato. 
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? 
Ten compasión de tus siervos. 
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Por la mañana sácianos de tu misericordia, 
y toda nuestra vida será alegría y júbilo. 
Baje a nosotros la bondad del Señor 
y haga prósperas las obras de nuestras manos. 
R.
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

 

SEGUNDA LECTURA
Colosenses 3, 1-5. 9-11

PRESENTACIÓN

Si Cristo está por encima de todo, si en él está nuestra salvación, si hemos sido incorporados a él por el bautismo, hay que vivir de manera diferente, renovada; hay que comenzar de nuevo.

Y la vida nueva consiste en reproducir la imagen del resucitado en la vida diaria: muertos al pecado, vivimos para Dios.

Estar unidos a Cristo, ser de Cristo, tiene sus exigencias: vivir como aquel de quien somos. Aquí San Pablo nos pone unos ejemplos de actitudes que llevan a la muerte, que nos mantienen en la situación antigua de pecado, como si Cristo no hubiera muerto por nosotros, como si todavía estuviéramos en el viejo Adán, el hombre terreno. Hay que romper con lo viejo, con lo terreno.

A esta nueva vida en Cristo han sido llamados todos sin distinción: judíos y paganos, quienes vivían en el territorio del imperio romano y los de afuera: los extranjeros, los bárbaros.

Cristo es la plenitud a la que tendemos, en él converge todo y él lo llena todo.

COLOSENSES 3, 1-5. 9-11

Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo

Hermanos: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.

En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.

No sigáis engañándoos unos a otros.

Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestios del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.

En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
(Mt 5, 3)

     Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

 

EVANGELIO
Lucas 12, 13-21

PRESENTACIÓN

Aquel que estaba entre el público tenía problemas con su hermano a causa de una herencia (¡cuántas veces las herencias han roto a las familias!).

A veces los maestros de Israel dirimían en estas cuestiones. Jesús se niega a tomar parte; no es su cometido, no ha recibido esa misión ni de parte del Padre ni de los hombres. La misión de Jesús es llamar a seguir a Dios como lo primero y principal y a no poner el interés en el dinero o en otras cosas.

La cuestión presentada le da pie a Jesús para hablar del uso de los bienes materiales, en concreto sobre la codicia, el ansia de tener y acaparar aquí en la tierra. Bien claro deja que no todo se compra con dinero. La vida no depende de los bienes.

Y les propone la parábola del hombre satisfecho. Todo le sale bien; el año había sido bueno y el trigo reventaba los graneros; hay que derribarlos y hacer otros más grandes. No falta de nada; a comer, beber y darse la gran vida. Esa es toda su meta, ese es todo su horizonte, en eso ha implicado toda su existencia.

¡Necio! ¿Eso te va a hacer vivir por toda la eternidad? Te van a pedir la vida y allí no puedes llevarte nada, no puedes comprar nada. Eras rico entre los hombres y entre ellos tenías prestigio y primeros puestos. Ahora sólo sirve haber sido rico ante Dios y para ello no hay que tener grande el granero sino el corazón.

DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 12, 13-21

Lo que has acumulado, ¿de quién será?

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia."

Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?"

Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."

Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos:

¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha."

Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."

Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? "

Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

Palabra del Señor.