LA
IGLESIA VIVE DE LA
EUCARISTÍA
CARTA ENCÍCLICA
ECCLESIA DE EUCHARISTIA
DEL SUMO PONTÍFICE
SAN JUAN PABLO II
A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A TODOS LOS FIELES LAICOS
SOBRE LA EUCARISTÍA
EN SU RELACIÓN CON LA IGLESIA
CAPÍTULO IV
EUCARISTÍA
Y COMUNIÓN ECLESIAL
45. Si en ningún caso es legítima la
concelebración si falta la plena comunión, no ocurre lo mismo
con respecto a la administración de la Eucaristía, en
circunstancias especiales, a personas pertenecientes a
Iglesias o a Comunidades eclesiales que no están en plena
comunión con la Iglesia católica. En efecto, en este caso el
objetivo es satisfacer una grave necesidad espiritual para la
salvación eterna de los fieles, singularmente considerados, pero
no realizar una intercomunión, que no es posible mientras
no se hayan restablecido del todo los vínculos visibles de la
comunión eclesial.
En este sentido se orientó el Concilio
Vaticano II, fijando el comportamiento que se ha de tener con
los Orientales que, encontrándose de buena fe separados de la
Iglesia católica, están bien dispuestos y piden espontáneamente
recibir la eucaristía del ministro católico.(95)
Este modo de actuar ha sido ratificado después por ambos
Códigos, en los que también se contempla, con las oportunas
adaptaciones, el caso de los otros cristianos no orientales que
no están en plena comunión con la Iglesia católica.(96)