PRESENTACIÓN
El breve salmo 120 es
un canto a la confianza en Dios. Expresa el sentimiento
de seguridad y de paz que experimenta el que ha puesto
en Dios toda su confianza De por sí el hombre es un ser
desvalido y pobre. Se siente desamparado con sólo abrir
sus ojos al mundo que le rodea. Este mundo se le
presenta lleno de misterio, de interrogantes, de dolor,
de riesgos y adversidades. Peligros en la naturaleza y
los elementos (tempestades, inundaciones, incendios), en
los hombres (enemigos, injusticias, crueldades), ante la
historia (pasado que condiciona y marca), ante la muerte
(inevitable y hermética), en sí mismo (contradicciones,
incoherencias).
Esto es el hombre,
insignificante y débil, presa fácil de cualquier peligro
y de cualquier conflicto. La literatura moderna y el
cine se han encargado ampliamente de presentarnos la
soledad del hombre, el problema del sentido de su vida,
el absurdo, la angustia del vivir. Por esto el salmo 120
da la impresión de un reto al alud de dificultades de la
vida humana. Se nos antoja como un oasis en medio del
desierto. Y en el fondo expresa lo que el corazón del
hombre más ansía: la serenidad y la seguridad.
Sus ocho versículos son
como una lección de vida y esperanza que, repetida con
frecuencia, asimilada, se convierte en un factor
decisivo en la construcción del hombre de fe. Las ideas
de este salmo van configurando la mente del hombre
bíblico en un sentido de confianza y de paz que
encontrarán su perfección en Cristo Jesús, el hombre que
se había confiado enteramente a la bondad del Padre
celestial de quien se sentía amado y protegido.
(SALMO 120 )
R/. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?,
el auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
R/. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
R/. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha,
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.
R/. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.
R/. El auxilio me
viene del Señor, que hizo el cielo y la
tierra.
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