INSTRUCCIÓN
GENERAL DEL MISAL ROMANO
Capítulo IX
ADAPTACIONES QUE CORRESPONDEN A LOS OBISPOS
Y A LAS CONFERENCIAS DE LOS OBISPOS
391. Compete a estas mismas Conferencias de Obispos examinar con
particular solicitud las traducciones de los textos bíblicos que
se usan en la celebración de la Misa. Pues de la Sagrada
Escritura se toman las lecturas que se explican en la homilía,
se cantan los salmos y de su espíritu e inspiración están
embebidas las preces y los cantos litúrgicos, para que de ella
reciban su significado las acciones y los signos.[151]
Empléese un lenguaje que responda a la capacidad de los fieles y
que sea apto para la proclamación pública que conserve, sin
embargo, las características propias de los distintos modos de
hablar contenidos en los libros bíblicos.
392. Pertenece igualmente a la Conferencia de Obispos preparar
con asiduo empeño la traducción de los otros textos que también,
conservada la índole de cada lengua, reproduzca plena y
fielmente el sentido primigenio del texto latino. En la
realización de este trabajo es conveniente considerar los
diversos géneros literarios que se emplean en la Misa, como son
las oraciones presidenciales, las antífonas, las aclamaciones,
los responsorios, las súplicas litánicas, entre otros.
Téngase presente que la traducción de los textos no mira en
primer lugar a la meditación, sino más bien a la proclamación o
al canto en el acto de la celebración.
Empléese un lenguaje acomodado a los fieles de la región y, sin
embargo, noble y dotado de cualidad literaria, quedando en firme
como siempre, la necesidad de alguna catequesis acerca del
sentido bíblico y cristiano de algunas palabras y sentencias.
Sin embargo, es mejor que en las regiones que tienen un mismo
idioma, en cuanto sea posible, haya una misma traducción para
los textos litúrgicos, especialmente para los textos bíblicos y
para el Ordinario de la Misa.[152]