PRESENTACIÓN
Caná,
una pequeña población al norte de Nazareth, a unos catorce
kilómetros.
María,
Jesús y sus discípulos han sido invitados a una boda y
acuden.
Las
fiestas de boda solían durar varios días y no podía
faltar de nada, y menos el vino.
Pero,
sea por lo que sea, el vino se ha acabado. María se da
cuenta y acude a Jesús.
Hasta
aquí no hay nada de especial. Todo: la boda, los invitados,
los apuros... real como la vida misma.
Juan
nos coloca este acontecimiento al comienzo del ministerio
público de Jesús, apenas acaba de reunir junto a sí a
algunos discípulos. Pero ya quiere hacer de él un signo.
Primero
hay una frase de Jesús un tanto enigmática: "todavía
no ha llegado mi hora", tal vez aquella hora en la que
se manifestará en plenitud, la Pascua. Pero a instancia de
María inicia el camino y anuncia que han llegado los
tiempos nuevos, representados en aquellas tinajas que han
dejado el agua y dan paso al vino; han comenzado las bodas
de Dios con su pueblo.
Así
pues, en Cana, Jesús comienza una trayectoria que le
llevará a la hora para la que ha venido y lo hace junto a
sus discípulos, que, tras el signo, ha crecido su fe en
él.
LECTURA DEL
SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 2, 1-11
En
Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos
En aquel
tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y
la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus
discípulos estaban también invitados a la
boda.
Faltó el
vino, y la madre de Jesús le dijo: "No
les queda vino."
Jesús le
contestó: "Mujer, déjame, todavía no
ha llegado mi hora."
Su madre
dijo a los sirvientes: "Haced lo que él
diga."
Había allí
colocadas seis tinajas de piedra, para las
purificaciones de los judíos, de unos cien
litros cada una.
Jesús les
dijo: "Llenad las tinajas de agua."
Y las
llenaron hasta arriba.
Entonces
les mandó: "Sacad ahora y llevádselo al
mayordomo."
Ellos se
lo llevaron.
El
mayordomo probó el agua convertida en vino
sin saber de dónde venía (los sirvientes sí
lo sabían, pues habían sacado el agua), y
entonces llamó al novio y le dijo: "Todo
el mundo pone primero el vino bueno y cuando
ya están bebidos, el peor; tú, en cambio,
has guardado el vino bueno hasta ahora."
Así, en
Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos,
manifestó su gloria, y creció la fe de sus
discípulos en él.
Palabra del Señor.
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