PRESENTACIÓN
Al
final de su segunda carta a los tesalonicenses, San
Pablo les recuerda el amor que Dios ha tenido para con
la comunidad, ya que los ha elegido como primicias,
consagrándolos por el Espíritu y dándoles la fe.
El
Señor, Jesús Mesías, por la palabra de Pablo, les
llamó a compartir su gloria y ellos respondieron.
Así
pues, que nada ni nadie les aparte de lo que les ha
enseñado tanto de palabra como por escrito en sus
cartas.
Y
que quien les ha amado tanto, Dios nuestro Padre y
Jesús, el Señor, les siga dando fuerzas, les mantenga
en la esperanza, les anime interiormente y les afiance
en todo bien.
En
sus oraciones, da gracias a Dios por esa comunidad de
Tesalónica, que debe ser fuerte para afrontar
dificultades y problemas que se pueden presentar, como
son, por ejemplo, los hermanos que, esperando la
inmediata vuelta del Señor, han dejado de trabajar,
siendo una carga para los demás, y llevan una vida
ociosa, metiéndose en todo y los que se apartan de las
enseñanzas del apóstol, como dirá a partir del 3, 6.
También
pide Pablo que la comunidad rece por ellos, por Pablo,
Silvano y Timoteo, ya que los tres encabezan la carta,
para que el Señor les dé fuerzas para hacer el bien y
seguir anunciando el Evangelio en todo momento y
circunstancia y, así, otros lo puedan acoger, como lo
han acogido ellos.
La
difusión del evangelio no se da sin dificultades ni
persecuciones por parte de los que no creen, a veces
también de los creyentes. Pero el Señor es fiel y da
fuerzas para seguir adelante; ellos han de corresponder
viviendo según las enseñanzas recibidas y dejando
actuar a Dios en ellos; lo importante es saberse elegido
por Dios para la plenitud, amados profundamente por él
y llamados a compartir la gloria del Señor Jesús
Mesías.
2
TESALONICENSES 2,
16 - 3, 5
El
Señor os dé fuerza para toda clase de
palabras y de obras buenas
Hermanos:
Que Jesucristo, nuestro Señor, y Dios,
nuestro Padre, que nos ha amado tanto y
nos ha regalado un consuelo permanente y
una gran esperanza, os consuele
internamente y os dé fuerza para toda
clase de palabras y de obras buenas.
Por
lo demás, hermanos, rezad por nosotros,
para que la palabra de Dios siga el
avance glorioso que comenzó entre
vosotros, y para que nos libre de los
hombres perversos y malvados, porque la
fe no es de todos.
El
Señor, que es fiel, os dará fuerzas y
os librará del Maligno.
Por
el Señor, estamos seguros de que ya
cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo
que os hemos enseñado.
Que
el Señor dirija vuestro corazón, para
que améis a Dios y tengáis la
constancia de Cristo.
Palabra
de Dios
|
|