PALABRA DE DIOS 

 

 

 

 

PRIMERA LECTURA
Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10

PRESENTACIÓN

Ha terminado el destierro, han vuelto a su tierra y, lentamente y con dificultades externas e internas, aquel resto de repatriados de Babilonia van logrando sus objetivos: reconstrucción del Templo y de la ciudad santa de Jerusalén, pero, sobretodo, la reconstrucción espiritual del culto y de la relación de la persona con Dios.

En el año 453 a.C., Esdras llega a Jerusalén, enviado por el rey persa Artajerjes I, para organizar la vida pública en Palestina, en especial los asuntos religiosos.

Es un letrado experto en la Ley, sacerdote y escriba; él reunió por primera vez los libros sagrados e hizo de estos la base de la religión e inició una nueva forma de culto que cristalizaría en la importancia de la lectura de los libros sagrados en la sinagoga.

Junto a él también tiene importancia el laico Nehemías, copero del rey Artajerjes, al que pide permiso para ir a reconstruir Jerusalén y su muralla (445 a.C.).

El Cronista, que elabora una historia desde Adán hasta la época de postdestierro, utiliza las memorias de Esdras y Nehemías y nos ilustra  aquella época tan importante del comienzo del judaísmo, tal como lo entendemos.

Y el momento central de este proceso es la lectura de hoy: la proclamación solemne del libro de la Ley ante hombres, mujeres y niños con capacidad de entender.

Con la solemnidad propia del momento, en la presencia del Señor, los levitas leen y explican el libro sagrado.

Es un día de fiesta y alegría, el Señor está con ellos en su palabra. Hay que celebrarlo, también con una buena comida, compartiendo con los que no tienen. 

LIBRO DE NEHEMÍAS 8, 2-4a. 5-6. 8-10

Leían el libro de la Ley, explicando el sentido

En aquellos días, el sacerdote Esdras trajo el libro de la Ley ante la asamblea, compuesta de hombres, mujeres y todos los que tenían uso de razón. Era mediados del mes séptimo. En la plaza de la Puerta del Agua, desde el amanecer hasta el mediodía, estuvo leyendo el libro a los hombres, a las mujeres y a los que tenían uso de razón. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley.

Esdras, el escriba, estaba de pie en el púlpito de madera que había hecho para esta ocasión. Esdras abrió el libro a la vista de todo el pueblo -pues se hallaba en un puesto elevado- y, cuando lo abrió, toda la gente se puso en pie. Esdras bendijo al Señor, Dios grande, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: "Amén, amén."

Después se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.

Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicando el sentido, de forma que comprendieron la lectura. Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los levitas que enseñaban al pueblo decían al pueblo entero: "Hoy es un día consagrado a nuestro Dios: No hagáis duelo ni lloréis."

Porque el pueblo entero lloraba al escuchar las palabras de la Ley. Y añadieron: "Andad, comed buenas tajadas, bebed vino dulce y enviad porciones a quien no tiene, pues es un día consagrado a nuestro Dios. No estéis tristes, pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza."

Palabra de Dios

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 18

PRESENTACIÓN

 

Dos partes bien diferenciadas en este salmo 18: los versículos 1-7, que cantan el orden de la naturaleza y el resto que canta a la Ley de Dios.

Es un himno al Creador cuya misteriosa grandeza se manifiesta en sus obras: la inmensidad del cielo, del firmamento, del sol y la luna...

"El cielo proclama la obra de Dios
y el firmamento pregona las obras de sus manos..."
"Allí le ha puesto su tienda al sol:
él sale como el esposo de su alcoba..."

En la segunda parte, de la que se extraen los versículos del salmo responsorial de hoy, como decíamos al comienzo, hallamos un himno sapiencial a la Toráh, es decir, a la Ley de Dios.

"La Ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye al ignorante"

El Dios que ha hablado de sí mismo y de su voluntad a través del universo, de los astros, de las fuerzas de la naturaleza, de la ley puesta en el corazón de la persona, es el mismo que ha elegido a Israel para hacerle partícipe de sus promesas y su voluntad

"La voluntad del Señor es pura
y enteramente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos".

Y un deseo: que el Señor acoja favorablemente la oración.

"Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, roca mía, redentor mío"

(SALMO 18 )

R/ TUS PALABRAS, SEÑOR, SON ESPÍRITU Y VIDA 

La ley del Señor es perfecta 
y es descanso del alma; 
el precepto del Señor es fiel 
e instruye al ignorante.
R/ TUS PALABRAS, SEÑOR, SON ESPÍRITU Y VIDA 
 

Los mandatos del Señor son rectos 
y alegran el corazón; 
la norma del Señor es límpida 
y da luz a los ojos.
R/ TUS PALABRAS, SEÑOR, SON ESPÍRITU Y VIDA 
 

La voluntad del Señor es pura 
y eternamente estable; 
los mandamientos del Señor son verdaderos 
y enteramente justos.
R/ TUS PALABRAS, SEÑOR, SON ESPÍRITU Y VIDA 
 

Que te agraden las palabras de mi boca, 
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, 
Señor, roca mía, redentor mío.
R/ TUS PALABRAS, SEÑOR, SON ESPÍRITU Y VIDA 

 

SEGUNDA LECTURA
1 Corintios 12, 12-30

PRESENTACIÓN

La Iglesia de Corinto tiene una gran vitalidad, pero está un tanto agitada y dividida.

Pablo quiere poner un poco de orden e inculcar el sentido de la unidad. 

No se puede olvidar que hay diversidad, porque somos diferentes, pero desde la fe que compartimos, hay comunidad; por lo tanto la comunión es esencial para tener vida.

Y lo que une no son intereses, proyectos, ideas, necesidades mutuas... sino un mismo Espíritu.

Es importante la unidad en la formulación de la fe, pero es más importante la unión en la fe y el amor.

Y el que nos une y nos hace miembros de la comunidad es Cristo. Con Cristo formamos un solo cuerpo

En el cuerpo cada miembro, tanto los que consideramos importantes como "los que nos parecen más despreciables", tienen su función y su cometido en la vida del cuerpo.

Así, todos los miembros del cuerpo de Cristo tienen su función, su carisma, como se decía la semana pasada, para que todo el cuerpo esté sano, para que la vida de Cristo, a través de los miembros, llegue a todos, para que se beneficien de él aun los no miembros.

Por eso, si tenemos claro y vivimos lo que de verdad nos une, respetando las legítimas diferencias, no hay que tener miedo a la pluralidad.

1ª CARTA DE SAN PABLO A LOS CORINTIOS 12, 12-30

Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro

Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

El cuerpo tiene muchos miembros, no uno sólo.

Si el pie dijera: "No soy mano, luego no formo parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el oído dijera: "No soy ojo, luego no formo parte del cuerpo", ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si el cuerpo entero fuera ojo, ¿cómo oiría? Si el cuerpo entero fuera oído, ¿cómo olería? Pues bien, Dios distribuyó el cuerpo y cada uno de los miembros como él quiso.

Si todos fueran un mismo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

Los miembros son muchos, es verdad, pero el cuerpo es uno solo.

El ojo no puede decir a la mano: "No te necesito"; y la cabeza no puede decir a los pies: "No os necesito." Más aún, los miembros que parecen mas débiles son más necesarios. Los que nos parecen despreciables, los apreciamos más. Los menos decentes, los tratamos con más decoro. Porque los miembros más decentes no lo necesitan.

Ahora bien, Dios organizó los miembros del cuerpo dando mayor honor a los que menos valían.

Así, no hay divisiones en el cuerpo, porque todos los miembros por igual se preocupan unos de otros.

Cuando un miembro sufre, todos sufren con él; cuando un miembro es honrado, todos se felicitan.

Pues bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.

Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros, luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas.

¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?

Palabra de Dios

 

 

ACLAMACIÓN
Lucas 4, 18-19
 

El Señor me ha enviado a dar la Buena Noticia, a proclamar la liberación a los cautivos.

 

EVANGELIO
Lucas 1, 1-4. : 4, 14-21

PRESENTACIÓN

El texto que se proclama hoy tiene dos partes: la primera, la dedicatoria que hace San Lucas de su evangelio a un tal Teófilo y la segunda, el comienzo del ministerio de Jesús en la sinagoga de Nazareth.

En la introducción San Lucas le comenta a Teófilo que Jesús proclamó la Palabra y los suyos, "los testigos oculares", la transmitieron. Él ha bebido de esas fuentes y por eso su evangelio está sólidamente fundamentado.

La segunda parte del texto sucede después de la estancia de Jesús en el desierto. El Espíritu lo traslada a su tierra, a Galilea, allí va predicando hasta que recala en su pueblo, en Nazareth; ya había llegado hasta allí su fama.

El sábado, como todos fiel judío,  va ala sinagoga a rezar y a escuchar la palabra sagrada; se le invita a hacer la segunda lectura, de los profetas,; acepta, toma el rollo de Isaías y proclama un pasaje que se va a convertir en su discurso programático: "El Espíritu del Señor está sobre mí porque me ha ungido...".

Tras la lectura puede dirigir unas palabras a modo de homilía. Todos están esperando ya que "su fama se había extendido por toda la comarca".

Va a ser muy escueto: "Hoy se cumple esta escritura que acabáis de oír".

Ha dado autenticidad a las escrituras, las ha hecho suyas; también hace suyo el programa.

Jesús es la Palabra del Padre, que trae la Buena Noticia de la liberación; más aún, Él es la Buena Noticia Liberadora para los enfermos, los pobres y oprimidos, para todo el mundo, pues ha llegado el año jubilar, el año de gracia, en el que todo vuelve a comenzar de nuevo.

¿Bonito? ¿esperanzador? Por poco los de su pueblo lo tiran barranco abajo. 

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS   1, 1-4; 4, 14-21

Hoy se cumple esta Escritura

En aquel tiempo, Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se extendió por toda la comarca. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.

Fue a Nazareth, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido.

Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista.

Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor.”

Y, enrollando el libro, lo devolvió al que le ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Y él se puso a decirles: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oir.”

Palabra del Señor.