PRESENTACIÓN
Jesús está en plena
actividad misionera: enseña, cura, llama a seguirle...; los
campos, las montañas, el lago, las sinagogas... todos los
lugares son adecuados para proclamar la Palabra; discípulos
y gente sencilla le siguen para escucharle, escribas y
fariseos para ver por dónde pueden cogerlo en falta.
Un día se va a la montaña a
orar y a la mañana siguiente eligió de entre los discípulos
a doce que los nombró apóstoles.
Así pues, en torno a Jesús
se ha estructurado un grupo de personas en diversa
situación, en lo referente la relación con él: los
apóstoles, los discípulos, la gente sencilla, algunos de
ellos procedentes de lugares paganos limítrofes y los
escribas, fariseos y maestros de la ley.
La gente sencilla le sigue
tanto por sus palabras como por sus signos, especialmente
las curaciones; los escribas, fariseos y maestros, para
hacerle tropezar.
Los apóstoles y los
discípulos son los suyos. Sobretodo a estos les ha dicho las
palabras que escuchamos hoy: dichosos los pobres, los que
tienen hambre, los que lloran, los que son odiados por su
causa. No van a poder con ellos, pues Dios se ha puesto de
su parte y les prepara una gran recompensa en el cielo.
¿Y los que en su riqueza se
olvidan de los pobres, en sus hartazgos de los que pasan
hambre, en sus francachelas de los que lloran, en sus
aduladas grandezas de los que son perseguidos? - ¡Ay de
vosotros que lo tenéis todo menos lo verdaderamente
importante: el que da la recompensa del cielo.
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 6, 17. 20-26
Dichosos los pobres; ¡ay de vosotros,
los ricos!
En aquel
tiempo, bajó Jesús del monte con los
Doce y se paró en un llano, con un grupo
grande de discípulos y de pueblo,
procedente de toda Judea, de Jerusalén y
de la costa de Tiro y de Sidón.
Él,
levantando los ojos hacia sus
discípulos, les dijo: "Dichosos los
pobres, porque vuestro es el reino de
Dios.
Dichosos los
que ahora tenéis hambre, porque
quedaréis saciados.
Dichosos los
que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos
vosotros, cuando os odien los hombres, y
os excluyan, y os insulten, y proscriban
vuestro nombre como infame, por causa
del Hijo del hombre. Alegraos ese día y
saltad de gozo, porque vuestra
recompensa será grande en el cielo. Eso
es lo que hacían vuestros padres con los
profetas.
Pero, ¡ay de
vosotros, los ricos!, porque ya tenéis
vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los
que ahora estáis saciados!, porque
tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora
reís!, porque haréis duelo y lloraréis.
¡Ay si todo
el mundo habla bien de vosotros! Eso es
lo que hacían vuestros padres con los
falsos profetas."
Palabra del Señor.
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