IIº Domingo de Pascua (A)

" Paz a vosotros"

Eucaristías anteriores

 

Introducción

Menú para Pascua

Primera Lectura

Hechos de los Apóstoles 2, 42-47

Salmo Responsorial

Salmo responsorial 117

Segunda Lectura

1ª Pedro 1, 3-9

Aclamación

Juan 20, 29

Evangelio

Juan 20, 19-31

Reflexión 1

"Crisis"

Reflexión 2

"Exhaló el aliento sobre ellos"

Reflexión 3

"La comunidad pascual"

 

INTRODUCCIÓN

MENÚ PARA PASCUA

Por Javier Leoz

1.- Alégrate con el júbilo de la Pascua. Una sonrisa, poco cuesta, y mucho aporta. Pero, la nuestra, no es aquella que nace en el rostro. Brota de una experiencia interna, real y misteriosa, la Resurrección de Cristo. Que la sal de estos días sea tu ALEGRIA.

2.- Asómate al sepulcro vacío. Ten la audacia de escuchar la Palabra de Jesús. De meditarla. De llevarla a tu propia vida. Verás como, lejos de estar desocupada, estará llena del Espíritu de la Pascua. Añade el CALOR de Dios al guiso de tu vida.

3.- Anuncia con convencimiento la Resurrección de Cristo. Comenta, entre los tuyos, la satisfacción de ser cristiano. No olvides que, nosotros, somos hijos del Domingo de la Pascua, del Domingo del triunfo de la vida sobre la muerte. Pregona tus días con el ANUNCIO de lo que crees.

4.- Cree aunque no veas. Hay muchas cosas ocultas a los sentidos y a nuestra vista. El futuro que te espera, si crees, es vivir junto a Dios. ¿Puedes desear algo más grande? Prepara con interés el postre que te aguarda: TU RESURRECCIÓN.

5.- No tengas miedo por muy dura o áspera que te sea la vida. Mira hacia atrás y, en la cruz, verás una razón y tendrás un motivo para seguir adelante. Nunca pueden ser más fuertes las contrariedades que la esperanza de superarlas. No olvides de sazonar tu camino con el pan de la EUCARISTÍA.

6.- Despréndete de las cadenas de muchas muertes que, por lo que sea, te atan o no te dejan ser libre. Piensa un poco qué zonas de tu vida necesitan más libertad (no libertinaje), más contenido (no más cosas), más alegría (no fuegos artificiales). Jesús, si lo deseas, puede ser tu gran libertador. Da consistencia a tus decisiones con el aceite de la PALABRA DE DIOS.

7.- Para ver y creer, hay que acercarse al horizonte desde donde se contempla lo mucho que Dios nos ama: la ciudad donde el Señor nos espera. La Eucaristía, la oración, la Palabra de Dios, son unas lentes privilegiadas por las que vemos cara a cara a Jesús. Elige, como ingrediente de tu mesa, el dulce de la ORACIÓN.

8.- Vive con ímpetu estos 50 días. No te quedes en la pasión de la Semana Santa. Canta gozosamente el aleluya, da gracias a Dios con tu oración personal y confiada. Que no falte en tu menú la música y tu CANTO dedicado al Señor.

9.- Si alguien vivió, en primera línea la Pascua, fue Santa María. No la olvides en estos días. Reza el Regina Coeli al mediodía. Y, en el mes de mayo, dile que Ella es aroma en medio de la Pascua. Coloca en tu mesa, un jarrón con FLORES para Santa María.

10.- La Resurrección de Cristo nos da la clave para entender nuestra existencia: hay que estar con los pies en la tierra, pero mirando al cielo. Hay que levantar la cabeza, mirando al cielo, pero con las manos abiertas hacia los hombres. No olvides gustar los alimentos con los cubiertos de la CARIDAD, LA FRATERNIDAD Y LA SOBRIEDAD.

(betania)

PALABRA DE DIOS

PRIMERA LECTURA
Hechos de los Apóstoles 2, 42-47

PRESENTACIÓN

Nos encontramos ante uno de los amplios resúmenes que nos traen los Hechos de los Apóstoles sobre las características esenciales que animaban la vida de las primeras comunidades cristianas; era la meta a la que se tendía, ya que no era tan fácil como, a primera vista, aparece en los textos; era también la forma de concretar en el cada día las palabras y la vida de Jesús, muerto y resucitado por todos.

Y, ciertamente, una vida de este estilo era fruto de la presencia actuante del Espíritu Santo en medio de ellos.

Así, un rasgo esencial es la comunidad, la reunión de los que han acogido a Cristo; la comunión como estilo de vida.

Comunión en torno a los apóstoles, para escuchar sus enseñanzas; comunión en torno a la mesa del Señor, a la Eucaristía, a la Fracción del Pan; comunión en la oración.

Y la comunión de fe se hace comunión de vida; y a esta comunión de vida se le llama compartir, incluso los bienes materiales, que se repartían "según la necesidad de cada uno".

Este estilo de vida nuevo y los signos y prodigios que los apóstoles hacían en Jerusalén, llamaron a otros a acercarse e integrarse en el grupo. era el Señor el que los iba agregando.

HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2, 42-47
Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común

Los hermanos eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado por los muchos prodigios y signos que los apóstoles hacían en Jerusalén. Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes, y lo repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. A diario acudían al templo todos unidos, celebraban la fracción del pan en las casas y comían juntos, alabando a Dios con alegría y de todo corazón; eran bien vistos de todo el pueblo, y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando.

Palabra de Dios

 

 

SALMO RESPONSORIAL
Salmo 117

PRESENTACIÓN

"Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia"

Toda la historia de la humanidad es historia de salvación.

Y eso, porque Dios es bueno, porque Dios es misericordioso.

Quien ha experimentado la cercanía del Señor, su salvación, que lo proclame a los cuatro vientos.

Que lo diga la casa de Israel; que lo diga la casa de Aarón; que lo digan los fieles del Señor.

Egipto, Babilonia; esclavitud, destierro; guerras, derrotas... El Señor estuvo allí, no abandonó a su pueblo; Él es quien tiene en su mano la victoria.

Y el que es fiel, edificará para los suyos una casa que durará eternamente, porque la piedra angular será el Hijo, Jesucristo, que vencerá en la batalla contra el pecado y la muerte.

Todo es don, todo es gracia, porque lo ha hecho el Señor sin mérito de nuestra parte.

Por lo tanto,

"Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia"

SALMO 117

Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. 
R.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos. 
R.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor
sea nuestra alegría y nuestro gozo. 
R.
Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

SEGUNDA LECTURA
1ª Pedro 1, 3-9

PRESENTACIÓN

El autor de la primera carta de Pedro, nos trae el tema de un himno de bendición y alabanza que se proclamaba en las reuniones cristianas.

Se bendice y da gracias a Dios por la transformación que se ha realizado en nosotros por medio de la resurrección de Jesucristo; por Él hemos renacido a una esperanza: recibir la herencia incorruptible del cielo.

Caminando, todavía, en medio de dificultades, que ayudan a robustecer y a purificar la fe, más preciosa que el oro, que lo purifican a fuego, no hay que perder ni la esperanza ni la alegría, porque está cerca el momento final, la manifestación gloriosa de Jesucristo.

Y la vida cristiana es vida desde la fe, la esperanza y el amor.

"No habéis visto a Jesucristo y lo amáis": la caridad, el amor.

"No lo veis y creéis en él": la fe

"Os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe": la esperanza, la propia salvación.

1ª PEDRO 1, 3-9

Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final. Alegraos de ello, aunque de momento tengáis que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de vuestra fe -de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego- llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo. No habéis visto a Jesucristo, y lo amáis; no lo veis, y creéis en él; y os alegráis con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación.

Palabra de Dios

ACLAMACIÓN
Jn 20, 29

Porque me has visto, Tomás, has creído -dice el Señor-. Dichosos los que crean sin haber visto.

EVANGELIO
Juan 20, 19-31

PRESENTACIÓN

Un texto repleto de resonancias y mensajes.

Podemos ver cómo las promesas que Jesús había hecho a los suyos antes de morir se han cumplido.

Jesús les había dicho: "Volveré a estar con vosotros", y ahí está; "Dentro de poco volveréis a verme", y "se llenaron de alegría al ver al Señor"; "Mi paz os dejo, mi paz os doy", y el saludo: "Paz a vosotros"; "Os enviaré mi espíritu", y: "Recibid el espíritu Santo"...

Jesús resucitado está en medio de los suyos. es él mismo: "aquí tienes mis manos", pero es un cuerpo resucitado, no simplemente revivido, ya que no vuelve a morir; ya no está sujeto a las coordenadas espacio temporales.

Y seguirá en medio de los suyos cuando estén reunidos en su nombre. El primer día de la semana, en la reunión comunitaria, se hizo y se hace presente el Señor.

Les asociará a su misión, la misma que el Padre le había encomendado: "El Espíritu del Señor me ha ungido y me ha enviado a proclamar la Buena Noticia". Y porque esa Buena Noticia es Buena Noticia de Dios, reciben el Espíritu Santo; porque esa Buena Noticia es dar vista a ciegos, liberar a cautivos, anunciar el Año de Gracia del Señor, les da el poder de perdonar los pecados.

Para ello hay que caminar desde la fe: "Señor mío y Dios mío"; "Dichosos los que creen sin haber visto".

 JUAN 20, 19-31

A los ocho días, llegó Jesús

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos."

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo."

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto."

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

REFLEXIONES

REFLEXIÓN - 1

CRISIS

Querido Tomás, apodado el gemelo, el mellizo. ¿Por qué huiste de la Comunidad de los Doce que el Señor Jesús formó? ¿Te pareció que no ibas a ninguna parte con el grupo de pobres que el Señor congregó? Impulsivo Tomás. Te creías fuerte y decidido, con impulsos de mártir: "¡Vamos allá y muramos con Él!" habías dicho cuando lo de Lázaro, ¿recuerdas?

Te comías el mundo, joven intrépido, y ahora tienes aire cansino, ojos enrojecidos, espíritu derrotado por una muerte y un fracaso con los que nadie queremos contar. (...). ¡Mi querido hermano, te llames como te llames! Te fuiste de la Iglesia porque su crisis te aplastó. Tuviste una juventud intrépida y ardorosa. Quisiste hacer un mundo según Dios... y todo se acabó. La modernidad, el secularismo, la desmitologización, la "muerte de Dios".

¿Para qué seguir en el Seminario? ¿Para qué grupos apostólicos? ¿Qué sentido tiene ser apóstol?

Viste a Jesús muerto y derrotado por la eficacia, la técnica, la psicología, la política. Abandonaste el Seminario, el grupo, la parroquia, la Iglesia. (...).

Pues te digo una cosa: "!HEMOS VISTO AL SEÑOR!" Era necesario que sobre la debilidad humana, apareciera resucitado el poder de Jesús. Tomás apodado el mellizo. Cuánto gemelo de Tomás entre los hombres de nuestra generación. ¿Por qué resignarse a perderlos definitivamente para el Anuncio? Ni siquiera es prudente esperar hoy en el Cenáculo a que regresen contando tristezas. Tal vez sea la primera urgencia de quienes reencontraron al Dios de los padres presente en Jesús resucitado, salir al encuentro de los hermanos que se fueron el día de la dispersión. ¿Cómo olvidar que fueron llamados por Jesús para ser testigos de la Resurrección? En la Historia de la Salvación que Dios gusta hacer con los hombres, ellos son tal vez los más indicados para, ya que han hecho tan larga y cruda experiencia de muerte, poder proclamar con humildad y alegría: "¡Señor mío y Dios mío!".

MIGUEL FLAMARIQUE VALERDI

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REFLEXIÓN - 2

"EXHALÓ EL ALIENTO SOBRE ELLOS"

He aquí nuestra primera estampa pascual. Graba bien la imagen de Jesús exhalando su aliento sobre los discípulos. Era como una nueva creación, como una nueva resurrección. Los discípulos estaban muertos: por el miedo, por la tristeza, por la duda. Jesús estaba rebosando Espíritu, lleno de vida y de poder, transmitiendo alegría y paz. Habían arrebatado a los discípulos la ilusión y el sentido, habían matado su esperanza. Pero Jesús era la vida resucitada.

A pesar de las puertas cerradas, entró Jesús donde estaban los discípulos. La casa se llenó del perfume de la Pascua. Y al ver Jesús a sus discípulos tan muertos, a sus discípulos a quienes tanto quería, en un nuevo gesto creador, «exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo». Recibid la fuerza y la alegría del Espíritu, recibid la vida nueva del Espíritu. ¡Vivid! Vivid de mi misma vida, de mi energía liberadora. Y desde entonces los discípulos resucitaron. El gesto y las palabras de Jesús fueron eficaces, como en un sacramento. Aquella tarde, Pascua fue Pentecostés. Los discípulos se llenaron del Espíritu de Jesús y se sentían identificados con Jesús. No tardarían en abrir todas las puertas y empezar a dar testimonio de aquella experiencia de fuego.

No dejes de exhalar tu aliento sobre nosotros, Jesús resucitado, porque también nuestro espíritu se acobarda y se entristece. Sopla tu aliento sobre nosotros, para que se disipen nuestras dudas y temores. Alienta tu Espíritu sobre nosotros, para que nos contagiemos de tu vida resucitada y vivamos ya de ti.

-Las llagas, puertas del Templo

Las llagas son como el velo del Templo rasgado después de la muerte de Jesús, la puerta de la divinidad de par en par abierta. Esas llagas son la apertura del Santuario. En adelante, el templo de Dios quedará enteramente abierto .

Abierto por parte de Dios. A través de esas benditas aberturas, Dios se nos comunica y nos hace llegar sus abundantes misericordias. Fuentes inagotables de gracia y bendición. Abierto para el hombre, que ya tiene el acceso fácil para encontrarse con el mismo Dios. «Yo soy la puerta», afirmaba Jesús, y ya vemos qué puerta más hermosa, más transparente y más abierta. Puedes entrar en el Santuario divino siempre que quieras, y aun poner allí la morada, diciendo aquello de «¡qué bien se está aquí!». Penetrando por las llagas de Cristo, puedes llegar a las mismas entrañas de Dios y acercarte a la intimidad de su misterio.

CARITAS

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REFLEXIÓN - 3

LA COMUNIDAD PASCUAL 

-La comunidad, fruto de la Pascua

La comunidad cristiana, tal como se manifiesta sobre todo en la asamblea dominical, se ve a sí misma como una comunidad pascual, nacida de la Pascua ("del costado abierto de Cristo muerto y resucitado"). Los documentos que leemos en este tiempo nos muestran cómo en torno a Cristo resucitado se empieza a congregar una comunidad: de su Persona se desprende una fuerza que reúne y aglutina a los discípulos, que el vendaval de la Pasión había dispersado. La 1a lect. es un canto (probablemente idealizado) a la comunión que el impacto de la Resurrección ha generado: "vida común", "vivían todos unidos y lo tenían todo en común", "lo repartían entre todos", "acudían todos unidos", "comían juntos".

-Una comunidad de fe pascual

Los seguidores del Resucitado forman una comunidad de "creyentes (1a lect.). La fe pascual (la fe en Cristo muerto y resucitado, núcleo del kerigma) está en el origen de esta comunidad: una fe que se alimenta de "escuchar la enseñanza de los apóstoles", porque son gente que "cree sin haber visto" por haberse fiado del testimonio de los apóstoles. La 2a lect. y el evangelio subrayan con fuerza la importancia y el valor de la fe para la "vida" y la "salvación" de los seguidores de Cristo.

-Una comunidad animada por el Espíritu

A la escena narrada en la primera parte de la perícopa evangélica se le ha sólido llamar el Pentecostés de Juan. El Espíritu aparece aquí como el don pascual del Resucitado a su Iglesia. Con su poder de anular la fuerza disgregadora del pecado, es el principio que da cohesión y unidad al cuerpo de la Iglesia. Sería acaso el momento de hablar también de la presencia y actividad del Espíritu a lo largo de toda la celebración eucarística. Aun antes de que llegue la última semana, el tiempo pascual tiene que aparecer como "el tiempo del Espíritu" a título especial.

-Una comunidad misionera

La relación Resurrección-misión está presente, de una manera explícita o implícita, en casi todas las narraciones de las apariciones del Resucitado: la experiencia pascual lleva al compromiso misionero (Pascua-Pentecostés). La misión de la Iglesia es la misión del Hijo por el Padre. "Las puertas cerradas" y "el miedo a los judíos" no encajan bien con este envío al mundo. La comunión fraterna tiene ya por sí sola una gran fuerza evangelizadora: "Eran bien vistos y día tras día el Señor iba agregando al grupo los que se iban salvando".

-Una comunidad en tensión escatológica

La perspectiva de la Resurrección y la espera del Resucitado imprimen al tiempo pascual una fuerte tensión escatológica. "Buscad las cosas de arriba...". Esta dimensión está insistentemente sugerida en la 2a lect. "...para una esperanza viva, para una herencia que os está reservada en el cielo... para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final... la meta de vuestra fe: vuestra propia salvación".

I. OÑATIBIA

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